Desde su despacho en el puerto donostiarra, Alberdi muestra su CD. GORKA ESTRADA
El disco de su vida | Director de Euskal Itsas Museoa

Xabier Alberdi: «Este disco une mis dos grandes pasiones: el cantar y el mar»

El zarauztarra recuerda el álbum que Beltran grabó para el Pasaia Itsas Festibala y sus versos sobre corsarios y balleneros

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Domingo, 3 de diciembre 2023, 01:00

A un hombre de mar se le podría suponer una banda sonora de rock distorsionado con salitre en la garganta. No es el caso de ... Xabier Alberdi (Zarautz, 1969). Para el doctor en Historia Moderna y director del Euskal Itsas Museoa, su pecado musical se deja caer a estribor por la música vocal y por el Barroco, a babor. «Soy muy de música clásica, sobre todo, a medida que me voy haciendo más viejo», bromea sin ánimo de evocar al protagonista de Hemingway.

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Lo de la música vocal le viene de casa, «desde chaval, es lo que he conocido. Mi familia es de cantar y siempre he tenido parientes participando en coros». Él sin embargo, cuando cambió la voz, sufrió un problema serio de nódulos que le provocó una afonía crónica durante años, «de hecho, con 16 años tuve que ir al logopeda para volver a aprender a hablar».

El revés de no haber podido ser coralista lo ha compensado siempre con una enérgica melomanía, que le abrió las puertas de la ópera del Romanticismo y, por encima de todo, del Barroco, un estilo que no tiene escala de grises: o lo amas o lo detestas. «Claro que me gusta Mozart pero se me hace demasiado académico y empastado», dice, «en cambio en un Vivaldi escuchas esa personificación de los instrumentos que distingue perfectamente las flautas de las violas... Me encanta».

Pero cuando Alberdi iza la vela mayor de su equipo de sonido, el viento que le hace navegar es el de las flautas de Juan Mari Beltran. 'Kostaldeko soinuak' es un álbum recopilatorio que el director del museo Soinuenea publicó con motivo del concierto que ofrecieron en el Pasaia Itsas Festibala de 2019. «Es el disco de mi vida porque une mis dos grandes pasiones: el cantar y el mar». Melodías de danzas y canciones sobre el mar de distintos puntos del País Vasco, desde Bizkaia a Iparralde. Y cómo no, «elementos barrocos de los siglos XVII y XVIII», pero también más recientes.

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Un viaje al pasado

El zarautzarra llama la atención del oyente para que ponga el oído en esa instrumentación «arcaizante». Y es que para el disco «huyeron de los instrumentos que enseguida relacionamos con el folclore vasco, como son el txistu, la dulzaina y el acordeón; y en su lugar utilizaron tambores, violines y la gaita, que parece más vinculada a las tradiciones gallega y asturiana, pero que en su época sonaba aquí».

Ese aire medieval que envuelve a las canciones le hacen viajar en el tiempo a historias y narraciones de corsarios y balleneros. «Hay versos que hablan de las penalidades de los pescadores en sus durísimos viajes a Terranova a pescar bacalao o ballenas. De oficios sin descanso y una vida desgarradora». Pero también otras, como 'Jeiki, jeiki, etchenkuak', una canción muy breve del siglo XVII «que anima a los marineros vascos a asaltar las costas de Holanda. Ha quedado como un fósil de aquella época».

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Otros clásicos

Clásica | Cecilia Bartoli, 'Sacrificium' (Decca) 2009

Para voz de castrati

«Es una pasada el virtuosismo y la dificultad técnica de esas arias... Es todo un alarde de calidad».

Clásica | Raquel Andueza & Galanía, 'Yo soy la locura' (Anima E Corpo) 2010

Barroco español

«... que quizá no sea tan reconocido como el italiano o el alemán, pero que aquí es precioso».

Clásica | Il Giardino Armonico, 'Christmas Concertos' (Teldec) 1991

Perfecto para esta época

«Son todos conciertos pastorales a la manera del barroco pero con un cierto aire moderno».

Entre las más modernas Alberdi elige una de sus favoritas: una letra que canta a la última ballena capturada por los pescadores de San Sebastián en 1854, «el final de un mundo» y titulada 'Milla zortzireun da cincuenta y cuatruan'. «Cuenta que una ballena y su cría aparecieron en la Zurriola y trataron de capturarlas. Arponearon a la cría pero la madre se escapó y, tras mil peripecias, el ballenato murió y se les fue a pique dentro de la bahía de la Concha. Finalmente, unos balleneros de Getaria consiguieron amarrarla y se la llevaron para allá, con lo que casi terminan liándose a tortazos con los de Donosti».

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