Varios asistentes al festival.

BBK Live: el triunfo de la clase media y la independencia

La línea editorial del festival apuesta por artistas sin reconocimiento masivo que están definiendo el presente de la música

david lópez

Jueves, 7 de julio 2016, 12:16

Hace sesenta y cinco millones de años se extinguió el último de los dinosaurios. Y, todavía hoy, mercadotecnia y parques jurásicos aparte, estos reptiles siguen siendo objeto de estudio. Sin embargo, evolución mediante, algunas cosas han cambiado. Mucho. Hasta ahora, no resultaba complicado identificar un festival como el Bilbao BBK Live con una mirada nostálgica hacia el pasado más o menos reciente. Por las campas de Kobetamendi han pasado The Cure, R.E.M., Depeche Mode, Madness o Janes Addiction, formaciones que han escrito su propio capítulo en la gran antología del rock y merecen todos los parabienes. Sin embargo, la edición 2016, que cuenta con el mejor cartel de su trayectoria, supone un punto de inflexión, un giro inesperado en un evento que en este momento también aspira a ser prescriptor de tendencias, engrandeciendo esa letra pequeña que podría desplazar al veterano FIB de Benicàssim como cita indie indispensable del circuito veraniego.

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Alfonso Santiago, cabeza visible del BBK Live y de la promotora Last Tour, se congratula de la independencia y el atractivo del programa, incidiendo en su orientación hacia un público más adulto. Lo cierto es que todas y cada una de las bandas confirmadas podrían defender su inclusión con argumentos de peso, más allá de hits y listas de éxitos. Por supuesto, mantienen esa deferencia a los mayores. Ahí está para corroborarlo New Order, nombre esencial del pop electrónico surgido de las cenizas de Joy Division, un clásico absoluto de la década de los ochenta que aún pueden presumir de la paternidad de uno de los singles más vendidos de la historia, Blue Monday. Y lo mismo sucede con Underworld, otra institución de la electrónica británica, pionera del techno llenaestadios, que debe una buena parte de su popularidad internacional al Trainspotting de Danny Boyle.

Como Arcade Fire, Tame Impala dignifican la parte alta de la parrilla: buque insignia de la neopsicodelia en su modalidad más narcótica y sintética, prometen viajes astrales echando mano de funk blanco, disco, french touch y otras sonoridades propicias para estimular todo tipo de experiencias multisensoriales. Atención a sus paisanos Jagwar Ma y su revival del espíritu Madchester. Incluso Foals, un quinteto que durante un tiempo abanderó el math rock y sus estructuras oblicuas y poliédricas, ha convencido a las masas en su versión más rotunda y abrasiva. Pero es en la clase media y baja donde el festival ha realizado su apuesta más fuerte.

Comercial y vanguardista

Pocas artistas representan mejor que Grimes ese lugar en el que vanguardia y gancho comercial convergen con resultados más que sorprendentes. El proyecto unipersonal de Claire Boucher combina las armas del pop pegadizo y hedonista que reclaman las pistas de baile y decisiones estilísticas atrevidas e imaginativas que rebosan fantasía. Álbumes como Art Angels o Visions aúnan capas y capas de voces etéreas con efecto reberb y una visión rabiosamente contemporánea de sonidos urbanos, como el R&B o el electro, triturados en una turmix de estética manga, sin perder nunca la coherencia interna. Hana Pestle, su protegida, una joven veinteañera de la que la mismísima Lorde ha dicho que «no hay palabras para describir su belleza», pisará igualmente los escenarios de Kobetas.

Pequeñas delicias para paladares exquisitos. Father John Misty y Courtney Barnett firmaron algunas de las joyitas discográficas del pasado ejercicio y también visitan Bilbao. El polifacético Josh Tillman ha dejado atrás su vinculación a Fleet Floxes empuñando un cancionero que retrotrae a la memoria el recuerdo de mitos como Nilsson o Randy Newman. Folk elegante, con un toque de distinción, que eleva sus autorretratos íntimos, sarcásticos y sensuales a la categoría de literatura musicada. La australiana, por su parte, exhibe del mismo modo un gran talento como storyteller, como narradora de pequeños relatos cotidianos provistos de melancolía, humor y, sobre todo, mucha verdad y sinceridad. Una fórmula sencilla, que lo mismo remite a Pavement que al último garage-rock, funcionando a las mil maravillas.

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Y retornamos a los ochenta. La última perla escocesa (de Glasgow para más señas, tierra de vacas sagradas como Belle & Sebastian) responde al nombre de Chvrches, un trío con chica al frente (la encantadora Lauren Mayberry) que factura un synth-pop radiante, rebosante de estribillos y melodías infecciosas que se pegan como un chicle. Seguro que los fans de M83 y Years & Years los han señalado en su agenda.

Asimismo, la organización ha procurado mimar la cuota de participación nacional, con propuestas que transitan del flamenco de autor de Soleá Morente al post-punk furioso y nihilista de Juventud Juché. La incorporación de Triángulo de Amor Bizarro, Hinds, Hola a Todo el Mundo, Nudozurdo o los vizcaínos Belako demuestra que cuidar a los de casa es otra manera de perfilar una línea editorial, en efecto, independiente y atractiva. Y por si alguien lo dudaba a estas alturas, sí, allí estaremos repitiendo con Frank Black de Pixies un estribillo atemporal: «Where is my mind/ Way out in the water/ See it swimmin».

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