Vidarte: «El Guggenheim está al límite porque se hizo para 400.000 visitantes y acogemos tres veces más»
Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim Bilbao ·
El Guggenheim cerrará el año con casi 1,3 millones de visitantes, según Vidarte por la mezcla de la vanguardia clásica y el arte más contemporáneoEl Guggenheim cierra otro año excepcional, lo que paradójicamente ya se ha convertido en una costumbre. Si en el millón de visitantes estaba la denominada ' ... velocidad de crucero', la cifra que marcaba el objetivo del museo, la cercanía a los 1,3 millones, sólo a unos miles del récord histórico del año pasado, hace pensar que el Guggenheim se sitúa ya en otro nivel.
Su director general, Juan Ignacio Vidarte, lo explica por la combinación en la programación de las vanguardias clásicas, como Chagall y Giacometti, y lo más contemporáneo, con la muestra sobre arte chino desde 1989 y Joana Vasconcelos a la cabeza. La ampliación del museo, 21 años después de su inauguración, sigue pendiente y Vidarte espera que la del Bellas Artes ya en marcha no excluya la del Guggenheim, que se puso sobre la mesa por primera vez en 2008.
Las frases
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ASISTENCIA «Las muestras de Vasconcelos y de Chagall han superado los 5.000 visitantes al día de media»
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ARTE VASCO «No tiene sentido que Artium, el Bellas Artes y el Guggenheim coleccionemos lo mismo»
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APORTACIONES «Las subvenciones de las instituciones están congeladas desde 2105 y en 2014 nos aportaban 700.000 euros más»
- ¿Cómo explica la cifra de asistencia de 1,3 millones en 2018?
- En los últimos cinco años hemos superado el millón de visitantes. Es algo excepcional porque no es normal que una institución atraiga a una ciudad al triple del número de sus habitantes. No, no es normal, aunque quizá lo estemos haciendo habitual, lo que tiene riesgos. El éxito refrenda tu programa y te da alas pero el presente no te garantiza el futuro en el mundo cambiante en que vivimos. Hay que tomárselo con precaución y sin perder la concentración.
- Pero ¿esperaba esa asistencia tan alta?
- Pensábamos que 2018 podía sufrir la resaca de la temporada anterior, la del 20 aniversario. Para combatir ese peligro diseñamos una programa intensivo, primero más rupturista, con el arte chino contemporáneo y Joana Vasconcelos, y luego más clásico con Giacometti y la colección Thannhauser, para así abarcar más campo. La de Vasconcelos ha sido la tercera exposición más visitada de la historia del museo y en la cuarta posición está la de Chagall. Cada una ha superado los cinco mil visitantes diarios de media.
- Si se descuentan las 100.000 entradas gratuitas de la Diputación de Bizkaia del año pasado por el aniversario, 2018 terminaría mejor que 2017.
- Sí, alrededor de un 4% y un 5% por encima respecto al año pasado, que fue el récord histórico del museo.
- ¿Ha cambiado el tipo de exposiciones en los últimos años?
- Desde la renovación del acuerdo con Nueva York en 2014, que nos daba más autonomía, nuestra programación tiene una estructura más clara y equilibrada, con bloques diferenciados por plantas según las muestras de la vanguardia clásica, las grandes exposiciones y el arte más contemporáneo. Si comparamos estos últimos cuatro años con los cuatro anteriores, hemos pasado de las 24 a las 40 exposiciones, además con mayor presencia de los proyectos del equipo del museo. Y hemos siguiendo invirtiendo con nuestros propios recursos, por ejemplo en un nuevo almacén externo que nos ha permitido renovar en los espacios del edificio, o en aspectos tecnológicos, incluidos la iluminación y los sistemas de seguridad, además de la transformación digital, muy importante para nosotros.
- ¿A qué se refiere con recursos propios?
- A ingresos por patrocinios, alquiler de espacios, taquilla, tienda, etc. Las subvenciones de las instituciones están congeladas desde 2105 y en 2014 nos aportaban 700.000 euros más. Para hacer la programación sólo contamos con el dinero institucional, porque por prudencia sólo puedes hacer planes con el dinero que tienes seguro, no con el que esperas recaudar. Es esa recaudación propia la que hemos destinado a inversiones.
-¿Calificaría esta época como la mejor del Guggenheim en sus 21 años de historia?
- Si miras a los datos, sin duda. Hemos llegado a los 20.000 amigos del museo, tenemos 2,3 millones de usuarios de la página web, que permanecen en ella casi tres minutos y medio, y contamos con el mayor nivel de autofinanciación de nuestra trayectoria, con un 70%. El museo generaba una actividad económica de 540 millones en el País Vasco, que suponen 75 millones en ingresos fiscales adicionales, es decir, ocho veces de lo que recibe como subvención de las instituciones vascas.
Cultura productiva
- Este año la Diputación y el Gobierno Vasco han vuelto a ingresarles dinero para adquirir obras de arte, 500.000 euros y un millón, respectivamente.
- Es una gran noticia. No compramos desde 2012.
- Deben de tener como seis millones en la caja para adquisiciones.
- No tanto, pero sí lo suficiente como para que a partir del año que viene nos lo empecemos a plantear.
- ¿Tienen una línea definida de adquisiciones?
- Estamos definiéndola. En la primera mitad de 2019 debería estar más clara. No podemos olvidar lo que hemos coleccionado hasta ahora. Debemos evitar caer en duplicidades con Nueva York porque podemos disfrutar de su colección cuando queramos. Pero tampoco podemos perder de vista lo que está pasando en el mundo del arte. Tenemos que ampliar la geografía de las procedencias de los artistas, hacer hincapié en las mujeres e incluir más foto y vídeo, que no están bien representados en nuestros fondos.
- ¿Creación vasca?
- Siempre ha sido uno de los ejes y lo seguirá siendo.
- Artium y el Bellas Artes de Bilbao también coleccionan arte vasco. ¿Hay peligro de caer en duplicidades?
- Tenemos que ponernos de acuerdo porque no tiene sentido que los tres hagamos lo mismo. Sin rigideces pero con sentido común, espero que cada uno encontremos nuestro espacio.
- En marzo le detectaron por Gernika mirando espacios para la ampliación.
- Respecto a la idea original de este museo, contamos con un 30% menos de superficie, una reducción que nos vino dada para alcanzar un acuerdo parlamentario en Vitoria. Estaba diseñado para acoger a 300.000-400.000 visitantes porque eso nos decían los estudios. Recibimos tres veces más, así que es normal que estemos al límite. Hemos modificado espacios para paliar el problema, pero estamos lejos de resolverlo. Por eso plantemos la ampliación en otro lugar, para ganar metros y hacer cosas distintas, relacionadas con el arte y la naturaleza. Pero, claro, para financiarla necesitamos un acuerdo interinstitucional que de momento no se ha producido. Seguiremos intentándolo con prudencia, paciencia y perseverancia.
- ¿Siente que el Bellas Artes les ha tomado la delantera?
- Es obvio. El Bellas Artes ya tuvo una ampliación en 2001. No conozco bien el proyecto de ahora, pero entiendo que se basa en unas necesidades bien definidas y que han logrado un acuerdo entre las instituciones implicadas. Me parece que es coherente con la centralidad cultural de Bilbao y con la importancia que tiene la cultura para la sociedad actual. Pero, claro, espero que ese proyecto no excluya la toma en consideración de las necesidades del Guggenheim.
- ¿Cree que todavía hay resistencias a las inversiones públicas en cultura?
- Me parece que somos parte de una industria productiva, la cultura, que crea unos beneficios inmateriales y también materiales, motivo por el cual Bilbao se estudia en todo el mundo. Pese a que eso es así, sí creo hay resistencia a considerar la cultura como un nicho de inversión.
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