El 'mapa caliente' de Elcano
Evalúan con tecnología avanzada la reacción del público a la exposición del Museo Marítimo. Dispositivos registran las emociones que experimentan visitantes voluntarios en una experiencia pionera en el ámbito cultural
La odisea que protagonizó Juan Sebastián Elcano sigue provocando emociones 500 años después de su llegada al puerto de Sevilla. Los visitantes de la ... exposición 'Elcano. La primera vuelta al mundo' experimentan un cóctel de sensaciones cuando se aproximan a aquel viaje a través de los paneles, los documentos o los audiovisuales repartidos por las salas del Museo Marítimo Vasco de San Sebastián. Esas impresiones han empezado a ser registradas mediante tecnología de última generación en una iniciativa pionera en el campo de la cultura que servirá para determinar los elementos expositivos que mejor acogida tienen entre el público.
Le llaman el 'mapa caliente' y viene a ser la traslación al mundo de los museos de esos gráficos que muestran en la televisión las zonas del campo más frecuentadas por los jugadores en los partidos de fútbol. La aplicación de esa tecnología al ámbito de la cultura permite adivinar entre otras cosas los elementos de una exposición que resultan más atractivos para el público. «Igual organizas una muestra pensando que la atracción principal es un cuadro que tiene un gran valor y luego resulta que lo que más éxito tiene entre los visitantes es algo que desde tu punto de vista es anecdótico», reflexiona Mariana Rotaeche, coordinadora del Museo Marítimo Vasco.
La exposición sobre Elcano que se abrió en la antigua sede del Consulado del Mar de San Sebastián mide desde finales de noviembre las sensaciones que tiene el público al recorrerla. Se trata de un proyecto que se lleva a cabo de la mano de la empresa Tecnalia, que desde hace tiempo experimenta con tecnología de última generación en la evaluación de las emociones humanas ante impulsos exteriores. Sara Sillaurren, que dirige el departamento de Tecnalia que se encarga de ese campo de la investigación, explica que se trata de medir con una serie de dispositivos tecnológicos el impacto que determinados fenómenos tienen en las personas. «Utilizamos gafas, biosensores y tecnologías de monitorización para medir las emociones, los comportamientos cerebrales y el grado de implicación de los visitantes ante la exposición», indica.
«Los datos recopilados nos proporcionan una valoración más objetiva que las encuestas»
«Se trata de identificar los recursos expositivos que más atractivos resultan para los visitantes»
Los sujetos del estudio son voluntarios que aceptan participar en el proyecto a los que se les informa en detalle antes de iniciar el recorrido por el museo. «Son personas con curiosidad que tienen ya cierta predisposición favorable, así que las experiencias hasta ahora están siendo muy buenas», señala la responsable de la iniciativa. Los interesados en colaborar se apuntan en la página web del museo y reciben una fecha y una hora para realizar la visita. Una vez en la exposición, se les explica los parámetros fisiológicos que se les van a medir, así como los aparatos que los van a registrar.
Sillaurren precisa que son cuatro los dispositivos que se les acoplan: «Unas gafas especiales que registran hacia dónde se dirigen sus miradas, una especie de diadema en torno a la cabeza que percibe las ondas cerebrales, un anillo que se encarga de medir la sudoración y el pulso, así como un dispositivo de GPS 'indoor' para trazar el 'mapa caliente' de los lugares que recorre». Los registros son monitorizados mediante un sistema informático que es capaz de detectar hasta el más mínimo detalle.
Lo que registran las máquinas, añade la responsable del proyecto, son señales psicofisiológicas que resultan extremadamente fiables a la hora de hacer una evaluación de los estímulos que recibe el sujeto. «Aunque creamos que todas nuestras decisiones son producto de la razón, lo cierto es que tomamos la mayoría de ellas guiándonos por el subconsciente», resume. Los registros psicofisiológicos, insiste la especialista, ofrecen una valoración más objetiva que métodos tradicionales como las encuestas. «Cuando se trata de responder preguntas, las personas tendemos a racionalizarlo todo y dejamos a un lado la parte emocional».
De momento han participado en la experiencia una docena de voluntarios. «Nuestro propósito es llegar hasta las 30 ó 40 personas para realizar un registro lo más completo posible y elaborar más tarde unas conclusiones por segmentos de edad y sexo. Como el proyecto se va a prolongar hasta finales de enero y ya hay una lista de personas interesadas creemos que lo vamos a conseguir». Además de los datos psicofisiológicos capturados en el recorrido por la exposición, los voluntarios son sometidos también a un cuestionario más convencional con el propósito de «cuadrar» todas las variables y ofrecer un resultado lo más completo posible. «El objetivo es realizar un informe final que determine aquellos elementos de la exposición que más impacto tienen en el público para orientar a los responsables del museo de cara a futuras exposiciones», indica la responsable de Tecnalia.
Los dispositivos
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Gafas . Se conocen como gafas de eye tracking y permiten determinar hacia dónde se dirige la mirada.
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Diadema Se coloca en la cabeza y mide los cambios eléctricos que se producen en el cerebro (encefalografía eléctrica)
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Anillo Registra la sudoración y las alteraciones del pulso
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GPS Es un GPS 'indoor' que sirve para elaborar un 'mapa caliente' que dibuja los lugares de la exposición preferidos por los visitantes.
Oler el clavo
A la espera de las conclusiones definitivas del estudio, los primeros sondeos permiten aventurar algunas hipótesis sobre la respuesta del público a la muestra de Elcano. «De momento la parte de la exposición que está generando más sensaciones entre los voluntarios es la zona dedicada a lo audiovisual, igual porque somos muy comodones y nos gusta que nos lo den todo hecho», apunta la responsable del proyecto. Por su parte, la coordinadora del museo señala que les ha sorprendido la buena acogida que ha tenido el espacio dedicado al clavo, la especia que está en el origen de la expedición de Magallanes y Elcano. «Pusimos unas muestras de clavo invitando a examinarlas y olerlas, y hemos descubierto que es uno de los principales puntos de atracción de la exposición».
Mariana Rotaeche cree que la iniciativa de Tecnalia va a ser un importante punto de apoyo a la hora de planificar futuras exposiciones. «Hasta ahora nos guiábamos por una mezcla de intuición y experiencia, pero con los datos que estamos recabando vamos a tener una base muy ajustada a la realidad sobre las preferencias del público», dice. El 'mapa caliente' sobre la exposición que se dibuje en las conclusiones finales será una buena herramienta para afinar al máximo en futuros trabajos.
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