Jesús Rubio Gamo,durante uno de los ensayos de la obra'Txalaparta'. FKUKAI-MENDI URRUZUNO

Jesús Rubio Gamo | Coreógrafo de 'Txalaparta'

«Madrid es todo lo contrario al País Vasco: se ciega con la cultura de fuera»

El coreógrafo madrileño ha trabajado un año con Kukai Dantza en el nuevo espectáculo de la compañía de Errenteria, que se estrena el sábado en el Victoria Eugenia

Alberto Moyano

San Sebastián

Jueves, 1 de febrero 2024, 01:00

En una práctica que se ha convertido ya en habitual, la compañía Kukai ha invitado a un coreógrafo independiente para diseñar su nuevo espectáculo. El ... resultado en esta ocasión es 'Txalaparta', que se estrena el sábado en el Teatro Victoria Eugenia, y el invitado ha sido Jesús Rubio Gamo (Madrid, 1982), que a lo largo de un año ha trabajado con la compañía errenteriarra de Jon Maya en este montaje en el que se dan cita danza, percusión y canto.

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– ¿Y qué hace un coreógrafo madrileño en un espectáculo llamado 'Txalaparta'?

– Lo primero, que me han invitado, por eso he venido. En las primeras reuniones con Jon me manifestó su interés en explorar la txalaparta y casualmente, es un instrumento que siempre me había atraído, no sólo por su sonido, sino también por la forma de tocarlo. Además, acababa de hacer la pieza de palmas y percusión sobre tabla 'Acciones sencillas', más desde el mundo del flamenco. Así que este paso a la txalaparta lo sentí como muy natural.

– Me dirá que estupendamente, pero ¿cómo ha sido su encaje en un grupo ya formado como es Kukai?

– La verdad es que me han recibido muy bien, han sido muy amables, muy abiertos y muy curiosos. También muy respetuosos a la hora de abrir espacio para que nos pudiéramos encontrar. Para mí ha sido muy bonito hacer un ejercicio de observación y entender quiénes son ellos. Además, no quería imponer una forma de ver el movimiento de la danza, sino más bien al revés: he tratado de ver cómo lo entendían ellos y a partir de ahí, cómo podíamos encontrarnos.

La txalaparta

«Es un instrumento que siempre me había atraído, no sólo por su sonido, sino también por la forma de tocarlo»

Danza tradicional

«Guarda un vínculo con lo que pueda tener de esencial el acto de bailar que a veces se pierde o se nos olvida»

– Al invitar a coreógrafos Kukai rompe con inercias y rutinas, pero en su caso, ¿qué obtiene de estas experiencias?

– En primer lugar, la posibilidad de estar en un proceso de creación que se ha prolongado durante un año. Para los coreógrafos de la danza contemporánea no es tan fácil que una compañía te encargue un trabajo. De hecho, es bastante difícil. Estamos acostumbrados a sacar nuestras producciones pidiendo el dinero nosotros, buscando a los bailarines y encargándonos de todo. La posibilidad de tener este rol de coreógrafo invitado sobre una agrupación ya hecha nos permite centrarnos mucho más en esa parte artística.

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– ¿Puede vivir un coreógrafo sin el amparo de una compañía?

– Yo he tenido suerte y he vivido así estos años. Las dos últimas producciones grupales han funcionado bien, con el trabajo que conlleva la gestión de equipos. Si se tiene esa capacidad organizativa también en la parte económica, se puede vivir milagrosamente, pero es difícil. Habrá gente que sólo quiera hacer sus piezas en su compañía independiente, pero a mí me apetece compaginarlo con trabajos para otros grupos.

– ¿Qué le pidió Jon Maya?

– Lleva varios años invitando a coreógrafos externos para ver cómo pueden encontrarse con la danza tradicional de raíz que practica Kukai. La premisa es qué pueden aportarse la una a la otra. La danza tradicional y de raíz guarda un vínculo con lo que pueda tener de esencial el acto de bailar que a veces se pierde o se nos olvida porque estamos a otras cosas. A mí lo que me ha pasado es que trabajar con Kukai me ha recordado aquello que estuvo en el origen de mi pasión por la danza y a lo que luego quizás no le has prestado tanta atención. Es algo vinculado al motivo por el que se baila en todo este tipo de danzas: celebrar, lamentar, hacer una ofrenda, dar una bienvenida...

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Apoyo institucional

«Ven importante desarrollar la literatura, la música o el teatro, pero no les interesa mucho la danza»

Cultura vasca

«Me conmueve ver cómo la potencia de la materia se muestra tal cual es, por mucho que los artistas la hayan sofisticado»

– ¿Aún recuerda qué le impulsó a hacerse coreógrafo o aquella pasión se ha difuminado?

– Efectivamente. Siempre es un constante ejercicio de recordar, excepto cuando estás totalmente enamorado, que entonces no hace falta hacerlo porque la emoción te puede. Pero como no siempre existe esa emoción y a veces te desenamoras, hay que recordar. Me acuerdo del momento en el que sentí que quería ser artista, aunque aún sin saber cómo. Fue de pequeño, en la escuela, cuando a través del dibujo que hizo otra alumna, fui consciente de la capacidad que tenían algunas personas a la hora de coger algo de la realidad y transformarlo en una imagen que hablaba sobre ella. Me di cuenta de que quería hacer eso y de que no tenía ninguna habilidad para pintar, dibujar o tocar la flauta, así que me pregunté cómo podía hacer eso. Y poco a poco, apareció el movimiento.

– ¿Es la danza contemporánea el 'patito feo' de las artes escénicas?

– Es duro ver cómo los compositores musicales, los autores teatrales y demás reciben más rápidamente el apoyo de instituciones que les encargan trabajos. A los coreógrafos parece que ninguna institución está interesada en ofrecernos proyectos... No sé si diría el 'patito feo', pero no se considera que los artistas de la danza tienen algo que aportar a las artes en general. Desde las instituciones ven importante desarrollar la literatura, la música o el teatro, pero no les interesa mucho la danza.

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– Tengo entendido que le sometieron a un proceso de inmersión en la cultura vasca, mediante visitas a museos, contactos con txalapartaris...

– Pues me ha encantado porque fue un lujo. Yo estaba como en Noche de Reyes: que te lleven a un sitio a trabajar y que te ofrezcan esa inmersión cultural. Que te lleven a museos, que leas libros, que conozcas a gente de la cultura vasca... Es como adentrarte en cualquier otra cultura, descubres una riqueza que es universal y que al mismo tiempo, tiene unas especificidades que te permiten disfrutarla como si fuera la primera vez.

– ¿Qué conclusiones sacó? ¿Se confirmaron sus tópicos o se le rompieron los esquemas?

– Me gusta especialmente el contacto con la materia, con algo que se puede sofisticar mucho, pero que siempre mantiene un vínculo con la raíz y con algo muy ancestral, de emoción profunda. Eso se ve en la escultura y con el arte en general. Me conmueve mucho ver cómo la potencia de la materia se muestra tal cual es, por mucho que los artistas la hayan sofisticado. También me gustó leer los escritos de Chillida, hablando de la luz específica del Atlántico. Ahí vi a artistas que, como Martha Graham en Estados Unidos, sintieron la necesidad de crear algo vinculado al sentir particular de ese lugar.

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– ¿En otros lugares no es así?

– Madrid, por ejemplo, es todo lo contrario, siempre pone el foco fuera. Es una ciudad que se ciega con lo de fuera y no es capaz de ver lo bonito de lo que tiene alrededor.

«Las series exigen mucha atención, la danza es ir sólo a disfrutar»

– 'Txalaparta' pone en escena a siete bailarines-intérpretes-cantantes-instrumentistas. Suena complejo.

– Su labor es impresionante porque bailan, cantan y tocan la txalaparta. Han tenido clases con Aitor Beltran y han estado con Imanol Elizasu haciendo técnica vocal. Estoy sorprendido de lo bien que manejan las tres disciplinas y eso te devuelve a la idea de cuántas cosas se pueden hacer con un solo cuerpo y dos trozos de madera.

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– Parece que aún existe un público que demanda la danza contemporánea.

– Yo creo que sí. Hay un público que tiene muchas ganas de ir al teatro y ver cuerpos moviéndose, y que esto le conmueva. Yo soy público de danza contemporánea. Ahora que estamos en tiempos de que las series de televisión, como 'Juego de Tronos', te exigen una tremenda atención a la narrativa, es un placer ir a ver danza y saber que no tienes que centrar tu mente en entender una historia concreta, sino simplemente en disfrutar.

– ¿Qué disposición le pediría al que va a asistir al estreno de 'Txalaparta' sin saber aún nada sobre el espectáculo?

– Sólo espero que empaticen con lo que van a ver y que les remueva. Al público le diría que vaya y que compruebe si puede dejar que sus neuronas-espejo se activen para que le entren ganas de sentir lo mismo que los bailarines cuando saltan, giran, caen y corren.

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