Lola Herrera: «Cuantos más años cumples más derecho tienes a ser libre»
A sus 90 años, interpreta, hasta el domingo en el Victoria Eugenia, a una mujer que buscó siempre la libertad y la dignidad frente a la opresión
'Camino a La Meca', que se representa desde este miércoles hasta el domingo en el Victoria Eugenia a las 20.00 horas, reúne a ... Lola Herrera y su hija Natalia Dicenta después de veinte años. La obra se basa en la historia de la excéntrica escultora sudafricana Helen Martins, obsesionada con la creación de un jardín de esculturas orientadas hacia La Meca y sus difíciles relaciones con la comunidad donde vive, en la Sudáfrica de 1974, en pleno 'apartheid'.
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– La obra aborda, entre otros temas, la libertad y la dignidad en la vejez. ¿Cómo conecta con este aspecto?
– Totalmente. Porque creo que cuantos más años cumples, más derecho tienes a ser libre, ¿no? Cuando vas siendo mayor lo primero que hay en la sociedad es indiferencia y un desprecio amplio y profundo hacia la vejez, Todo el mundo piensa que te conviertes en sorda, en un poco tonta. Es una lástima. Crecí en un gran respeto a la vejez porque las personas mayores eran las que habían vivido y sabían cosas. Como niña siempre he escuchado a mis mayores y creo que es lo que pasaba prácticamente en todas las casas.
– Su personaje es una mujer que, a pesar de todos los pesares, elige su libertad. ¿Buscar la libertad es esencial, especialmente cuando no se tiene?
– Es fundamental. Yo por lo menos lo sé muy bien, porque sé lo que es vivir en una dictadura, la viví entera. Y tenemos ejemplos de cantidad de países que viven en dictaduras férreas que dejan sin libertad y sin respiración a la gente. Hay que aspirar a la libertad contra viento y marea, pase lo que pase. Uno tiene que buscar, aún dentro de la represión, tus espacios de libertad. La cabeza, tu mente no te la pueden encerrar en ningún sitio. La mente es libre.
– Describe a su personaje como tierna, fuerte y luchadora. ¿Alguno de esos matices le ha resultado más complejo de transmitir en escena?
– No. Yo creía que no era fuerte, pero ya a estas alturas de la vida, he podido constatar que lo he sido bastante. Y ternura tengo para dar y regalar. Tengo muchas cosas de esa mujer, podría ser íntima amiga suya. Estoy muy en la línea de lo que ella ha hecho: romper con muchas cosas para conseguir ser un poco más libre. Porque la libertad realmente, libertad, libertad, prácticamente no existe.
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«Creía que no era una mujer fuerte, pero con los años me parece que lo he sido bastante. Y ternura tengo para dar y regalar»
– Han pasado veinte años desde que hizo con su hija la obra 'Solas'. ¿Qué ha significado este reencuentro?
– Algo muy importante. Dependía de que nos contrataran y no nos han pedido trabajar juntas. Ahora nos hemos encontrado y digo que es muy importante sobre todo, y por encima de todo, porque significa trabajar con una actriz que es buenísima. No sé si es correcto que una madre diga esto, pero hablo como profesional, no me ciegan las pasiones. Sé ver muy bien y trabajar con ella es una delicia.
– Dice su hija que para ella el teatro es sanador y transformador. ¿También lo es para usted?
– Es muy sanador para los que lo hacemos y para los que lo reciben, porque para el público es un tiempo de escucha. Como intérprete para mí es sanador del todo, porque a través de los personajes puedes soltar mucho lastre de la vida. Me ha dado la oportunidad de conocer a mujeres con vidas muy distintas a la mía y eso te amplía tu cabeza y te hace ejercitar la curiosidad, el conocimiento.
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– Usted es una actriz que se ha creado y ha crecido sobre las tablas, con la práctica.
– Lo que he aprendido fue dirigida por actrices y por actores que eran casi siempre los directores de las compañías y por los directores de turno de la época. No he estudiado interpretación, tampoco ningún método, pero tengo mi propio método. Luego me he ido enterando porque cuando yo empecé, se oía hablar del método, algo que se daba en algunos círculos de la profesión, pero tampoco mucho. Era un grupo reducido de compañeros.
«No sé si es correcto que una madre lo diga, pero trabajar con mi hija es importante porque es una actriz muy buena»
– ¿Su método interpretativo se basa en encarnar a los personajes buscando la sencillez, al menos aparente?
– De eso se trata. Todo es mucho más sencillo de lo que parece y también más complicado. Son las dos cosas, ¿no? Pero tiene razón, con los personajes que me han tocado, cuando eran buenos, que no siempre ocurría tal cosa, he tirado hacia abajo. A buscar por abajo porque en el fondo de cada personaje creo que hay muchas cosas y se trata de armonizarlas y utilizar lo que realmente sirve tanto al personaje como a la historia que se cuenta.
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–Usted me dijo hace diez años que actuar le ayudaba a vivir porque a veces ni se aguantaba. ¿Cómo va eso?
– Pues nada, no tengo más remedio que aguantarme. Yo tengo que estar ahí encima y, afortunadamente, cuento con la salud suficiente como para poder estar bien. ¡Y mi cabeza!, le doy gracias, no sé a quién tengo que dárselas, pero me he pasado la vida estudiando, por lo que he ejercitado mucho la cabeza. Ha sido muy importante y los resultados de eso es que tengo una memoria fantástica y una cabeza que ojalá tuviera así todo el cuerpo. Averías tengo las normales, pero la vida se ha portado. La salud se está portando bastante bien conmigo. Cuando salgo al escenario es que no me duele nada, ni me pasa nada más que lo que me tiene que pasar ahí arriba. Y lo disfruto de una manera que es muy liberadora para todo, para mi trabajo y mi vida.
– Compañeros suyos como Arturo Fernández o Concha Velasco decían lo mismo sobre el 'milagro' de subir a escena.
– Es que es así, te desaparecen todos los achaques. Utilizamos las cosas que puedes soltar a través de un personaje: la vida de uno, la experiencia, lo que te va tocando vivir. De alguna manera sale por ahí algo tuyo, tanto lo que te gratifica como lo que te duele. Surge a través de esos personajes, de esas situaciones, por ese momento concreto. Y todo eso se convierte en algo liberador. Me resulta una ensoñación saber que vas a ir a una hora determinada a estar con un montón de personas que respiramos al mismo tiempo. Unos contamos y otros escuchan,
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– ¿Qué piensa que ha aportado y sigue aportando al teatro español?
– No lo sé, no lo sé. Yo aporto mi energía y mis ganas de hacerlo lo mejor posible. Todo lo que he aprendido a lo largo de los años está conmigo en el escenario. Pero es algo difícil que yo pueda conocer. Sabes lo que recibes, pero no puedo valorar cómo le llega todo esto al público.
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