«Trintxerpe es un territorio muy novelesco, da mucho juego literario»

'Memorias de una pierna' se abre con una escena que parece sacada de una viñeta de Chumy Chúmez o de una película de Berlanga: la de un hombre que asiste al entierro de la pierna que le acaban de amputar en el panteón familiar del cementerio de Polloe. «Es lo único que tenía claro cuando me puse a escribir la novela», sonríe el publicista Roberto Álvarez Chans, que introduce pinceladas de humor para que su relato no resulte demasiado sombrío. «Es la historia de un hombre enfermo que se pone a escribir una carta a su mujer cuando siente que ya no le queda mucho. Se da cuenta de que a pesar de que han vivido juntos hay cosas que no han compartido: secretos de familia, sobreentendidos sobre los que nunca han hablado... Es una historia que puede llegar a resultar muy triste, así que decidí restarle solemnidad introduciendo algo de humor».

El libro está concebido como un homenaje a las generaciones que vivieron la guerra civil y la posguerra. «Siempre he tenido la sensación de que nuestros abuelos y nuestros padres han estado maltratados. A ellos les tocó vivir realmente en un valle de lágrimas, se desenvolvían en unas circunstancias muy hostiles, con una guerra y una posguerra de por medio. Trabajaban sin un horizonte claro en una tarea de supervivencia al límite pero sin embargo lo llevaban de otra forma. Es importante que esas vidas no se olviden, que se tenga en cuenta todo aquel esfuerzo que hicieron para que nosotros pudiésemos salir adelante».

Los abundantes diálogos y la brevedad de los capítulos hacen que la lectura de 'Memorias de una pierna' sea muy ágil a pesar de que se trata de un volumen de más de 600 páginas. «No he querido hacer un libro fácil en el sentido de adaptarme a un género que pueda estar más o menos de moda como la novela negra, pero sí he procurado que sea fácil de leer e incluso que tenga cierto toque cinematográfico. Me ha salido más largo de lo que había previsto, pero cuando me puse a escribir no podía parar. Al transcribir al papel todo lo que había escrito me di cuenta de que me había pasado de frenada. Tuve que meter las tijeras porque aquello parecía el 'Ulises' de Joyce».

Álvarez Chans ha construido su trama respetando los hechos históricos que sacudieron a la sociedad guipuzcoana y española durante el pasado siglo. El lector revive de esa forma episodios como la toma de San Sebastián por parte de las tropas franquistas, la época del racionamiento de la posguerra o la imposición de un catolicismo de corte autoritario que cercenaba cualquier inquietud. Pero el libro también recorre algunos de los escenarios más amables de aquella época, caso de los bailes de Igeldo, el taller de moda de Balenciaga en Donostia o las bodas que se celebraban en Arzac antes de que el restaurante cobrase vuelo gastronómico.

El telón de fondo principal de la novela, sin embargo, es Trintxerpe, un barrio con un acusado perfil propio. «Nací y viví mis primeros diez años en Trintxerpe, que durante mucho tiempo fue una especie de gueto. El barrio estaba lleno de gallegos que hablaban en su propio idioma por las calles. Tenía una cierta aura de sitio conflictivo porque antes de la guerra se había formado un núcleo anarquista muy potente entre los gallegos que trabajaban en el mar. Luego vinieron los años de la bonanza de las pesquerías del bacalao, la leyenda de la ciudad del dólar... Es un lugar muy novelesco, da mucho juego literario».

Álvarez Chans, que ha invertido unos tres años en escribir la novela, tiene ya adelantada la segunda parte de 'Memorias de una pierna'. «He trabajado mucho pero también he disfrutado mucho escribiendo», reconoce el publicista, que admite que le sorprende el eco que está teniendo el libro. «Al principio ni me llegué a plantear editarlo, pero se lo di a leer a varios amigos y me convencieron para que lo hiciese».