«La literatura es una de las herramientas más poderosas para comprender el mundo»

– Usted fue un autor tardío en publicar, a los 39 años, pero supongo que 'Intemperie' culminó en cierto modo un proceso de aprendizaje que se fue depurando con años de escritura. ¿Cuántas novela se dejó en la gatera?

– Alguna, y algunas más que me he dejado después. 'Intemperie' llega simultáneamente con otra novela que queda en el cajón en un periodo de seis años mientras trabajaba de redactor publicitario. Escribo una novela intermedia, la termino, la abandono y retomo el primer intento de 'Intemperie'.

– ¿Pensó en autoeditarse? Qué opina de la fiebre de la autoedición?

– No estoy en contra de la autoedición, sí de la falta de autocrítica. Si uno incorpora profesionales que sean capaces de revisar los textos, de darle forma, bien acabada y pulida, no tengo problema. La autoedición transforma un proceso industrial, la edición de un libro, en particular. Yo hice algo parecido cuando acabe 'Intemperie'; contraté a una editora profesional porque sabía que mi manuscrito, por mucho que me hubiera costado, no tenia una forma adecuada para publicarse. De hecho cuando llegó a Seix Barral no tocaron una coma porque ese trabajo ya estaba hecho.

– No es lo habitual.

– Cada uno deberá preguntarse qué es lo que persigue con la autoedición. Yo tenía claro mis objetivos. Si simplemente quieres editar un texto con forma de libro que lo puedan disfrutar tu familia y tus amigos... Yo quería entrar en el mundo editorial, soy lector de literatura desde muy joven y entiendo perfectamente lo que son en España Seix Barral, Anagrama... Yo quería entrar ahí.

– Las omisiones y elipsis (espacio, tiempo...) constituyen elementos que impregnan 'Intemperie' de una atmósfera de misterio, interrogantes que debe completar el lector, un elemento que usted lamenta que haya desaparecido con Internet, donde todo se dice y exhibe. La exhibición reemplaza a la sugerencia.

– Estoy de acuerdo. La exhibición no es que desplace la sugerencia, sino al individuo. En una obra donde todo se enseña, todo se muestra, hay poco espacio para que el lector participe, se involucre y aporte aquello que el autor omite. Hay una serie de espacios en los que tú como lector puedes intuir tu propio miedo, tu propia experiencia. Eso es lo que hace que una obra sea memorable.

– ¿Qué le pareció la adaptación cinematográfica de 'Intemperie'?

– Estoy muy contento, porque entiendo cómo se ha hecho esa película, es una muy buena obra cinematográfica. El lenguaje literario y el cinematográfico son diferentes e implican al lector y al espectador de un modo distinto, de modo que producen efectos diferentes. Pedirle a un equipo de sesenta personas, a una productora que se ha gastado tres millones de euros y a un director que tiene sus propias ideas que se ciñan estrictamente a lo que tú escribiste no me parece bien. Por eso hay unas cosas que me gustan más y otras menos, pero como película entiendo que es muy buena película.

– 'Intemperie' desarrolla una prosa en la que lenguaje, su concisión y precisión, y un ritmo demorado, sin prisas, son decisivos, quizás como antídoto a esa prosa más torrencial, volcada en la acción y que suscita una lectura ansiosa.

– En el espectro literario hay espacio para todos. 'Intemperie' no es una novela rápida, ni se adhiere a ninguna moda. 'Hamnet', de Maggie O'Farrell, es una novela de una prosa y densidad extraordinarias, de dificultad para el lector, y sin embargo ha sido un exitazo. Lo que ocurre con esas novelas a las que se refiere es que suelen ocupar un espacio muy grande en los escaparates y listas de ventas y tienen muchísimos lectores. 'Intemperie' no sé cuántos lectores tuvo en su tiempo, pongamos que cien mil en todo el mundo, cuando cualquier novela de ese tipo parte de 500.000-600.000 copias. Son público diferentes y requerimientos distintos. Hay espacio para todos.

– ¿Cuál es su concepción de la literatura? En algún lugar leí que le parece un desperdicio concebirla sólo como una mera forma de entretenimiento, sin abordar cuestiones esenciales (la vida, la muerte...)

– Es como tener un Ferrari, un Bentley o un Rolls Royce y usarlo para ir a comprar el pan a seis por hora. Un mecanismo de semejante complejidad, belleza y alcance técnico esta pensado para correr a 300 por hora en un circuito. Emplearlo para ir a por el pan me parece un desperdicio. La literatura es una de las herramientas más poderosas que el ser humano ha creado para comprender el mundo. La ficción cumple una función en nuestra comprensión de la realidad que es extraordinaria. A veces es a través de la ficción como comprendemos los valores esenciales de la realidad tal y como sucede. Por eso pienso que utilizar la literatura para entretener o pasar el tiempo es un desperdicio. Ojo, que cada cual escriba y que cada uno lea lo que le de la gana, pero te puede llevar mucho más lejos. Todos los lectores hemos comprobado en muchos momentos, y esto no es un tópico, cómo un libro te puede cambiar el rumbo de tu vida, ligera o radicalmente o coadyuvando con otros elementos que forman parte de la vida. Hay obras literarias que te cambian la forma de ver el mundo, de interpelar a la realidad, de relacionarte con los demás,

– ¿Qué obras citaría como seminales o fundamentales en su trayectoria vital y literaria?

– La primera lectura que realmente me subyuga es 'La isla del tesoro'. Cuando le leí –y la sigo releyendo– asistí a una obra literaria completa. Yo no sabía qué era la literatura, luego lo he entendido. Hay un periodo cuando comencé a escribir, fui a Madrid a estudiar con 19 años y conozco la literatura de Raymond Carver. Aparece en mi un primer deseo de emulación. Quería escribir como Carver, porque erróneamente creía que estaba mi alcance. Y en 2003 leo 'Esperando a los bárbaros', de Coetzee, que es un libro que confirma esa vocación. Percibo ahí una obra capaz de representar un mundo, de profundizar en el alma humana, en el modo en que nos constituimos como sociedad, en cómo el poder se manifiesta, cómo son las víctimas que produce. Y luego hay un momento posterior en el que me encuentro como 'Meridiano de sangre', de Cormac McCarthy.

– No son pocos los que observan semejanzas entre su escritura y la de McCarthy.

– No puedo ocultar la influencia que ejerce sobre mi.

– Uno piensa que McCarthy es, literariamente, Dios.

– Coincido. La literatura que aborda los hechos fundamentales es esa una idea que está muy presente en McCarthy. En las pocas entrevistas que ha concedido dice que solo le interesa la literatura que se ocupa de los hechos esenciales, es decir, la vida y la muerte. Critica por eso a Henry James porque no presenta una obra radical en ese sentido. Yo ahí me adhiero a ese axioma de McCarthy.

– Sobre algunas de esas cuestiones también trata su segunda novela, 'La tierra que pisamos', una ucronía en la España de comienzos del XX que ha sido anexionada a un imperio europeo innominado.

– Amplía el ejercicio del poder al ámbito de lo político, a cómo se desarrolla el gobierno en las naciones y los imperios. Cómo ese poder que en 'Intemperie' está representado en un espacio mínimo, una aldea, y ejercido por un cacique contra un niño, en 'La tierra que pisamos' se amplifica al nivel de emperador, que lo ejerce en todas las capas sociales, hasta Leva, el protagonista de la novela.

– 'Llévame a casa' trata cuestiones de fondo como el cuidado de los mayores, la responsabilidad de los hijos o el espacio del hogar, aspectos que el confinamiento revalorizó.

– El espacio, más que el hogar, es la casa, la 'domus'. Todo lo que sucede en la novela está determinado por si las cosas suceden dentro o fuera del espacio doméstico, no solo en términos físicos, sino en lo que tiene que ver con cómo se desarrollan las familias y si hay una traslación de esas reglas a la sociedad. En algunos casos coinciden, en otros no. Como decía Tolstoi, cada familia lo es a su manera. Es una cuestión que me interesa mucho porque, si se puede decir así, desde la escritura masculina no se ha tratado el espacio doméstico de una manera decidida. Y suceden muchas cosas en la casa; las emociones, el primer encuentro con el mundo, la formación, el ensayo de lo que luego será la vida en sociedad... No había prestado suficiente atención a ese aspecto hasta que como ciudadano, como padre, como marido, he descubierto las grandezas que alberga, y también las miserias, las injusticias que se siguen produciendo dentro de la casa.

– ...respecto a la mujer.

– Ha sido casi el sostén único. Reducir el trabajo de la mujer en casa a ama de casa parece una coña, cuando en realidad es la trabajadora que ha sacado adelante, multiplicada hogar por hogar, a la sociedad entera. Si no había casa el hombre no tenía un lugar al que volver, descansar, comer y dormir. Y ese hogar no hubiera existido sin la mujer, que lo ha sacado en un 99% de los casos hasta un momento determinado de la historia.

– ¿Cree que el confinamiento ha revalorizado el espacio domestico, el hogar?

– Me temo que es anecdótico. Quien vivía en un patio interior o en una casa sin ventanas o balcón tenía mas conciencia de estar encerrado. Yo he visto más un efecto rebote hacia el exterior. Vivo en Sevilla y durante la pandemia había pavos reales en las calles, de los Alcazares, y ahora lo que hay en la ciudad es un 30% más de turismo.