'Biografía definitiva' de Leopoldo María Panero
El día que el poeta miccionó en la puerta del Santuario de ArantzazuPese a su condición de interno en el sanatorio mental de Mondragón, Leopoldo María Panero aprovechaba sus frecuentes salidas para participar en actividades culturales del ... territorio: charlas, conferencias, programas de radio o presentaciones, como la de la película 'Después de tantos años' en el Zinemaldia. Y hasta practicó el columnismo en Egin después de haberlo hecho en ABC, en ocasiones y para pasmo general, repitiendo exactamente los mismos textos.
«Recuerdo que me llevó una vez a una herriko taberna de Mondragón y lo pasé mal porque el tío empezó a señalar a la gente y a decir: 'Mira, ése es etarra'. Y claro, le miraban como al loco del lugar». En realidad, aunque le gustaba San Sebastián, Panero aborrecía el País Vasco. «En su poesía dice descarnadamente que los vascos son un atajo de burros», condición que, por otra parte, hacía extensible al resto de los españoles.
Sus declaraciones proliferaron en este sentido y en el libro se recogen unas cuantas: «Me gusta San Sebastián, pero no los pueblos del País Vasco. Son aldeas de campesinos borrachos. Lo más terrible de este país es su realidad profundamente analfabeta, no sólo del País Vasco, sino de España en general. No lee nadie. Yo me considero francés, ni español, ni vasco». Más: «Para mí Euskadi es una provincia de España y punto. Creo que son igual de sacrílegos e igual de pesados que en el resto de España».
J. Benito Fernández da cuenta en su indagación biográfica de diversos episodios estupefancientes protagonizados por el poeta, aunque pocos lo son tanto como la visita al santuario de Arantzazu que en 1992 realizaron juntos, tras comer –y montar el número– en un centro comercial: «En la misma puerta del templo mariano regentado por franciscanos, Leopoldo se puso a orinar. Ni un solo fraile interrumpió aquella micción. En el santuario, el poeta nos confesó que asistía a misa de vez en cuando, revelación que luego confirmamos con el capellán del Sanatorio Psiquiátrico Hermanos de San Juan de Dios. El clérigo nos dijo que Panero era creyente aunque no tenía 'la fe suficiente como para confesarse'», concluye el periodista y biógrafo.
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