Arturo Redondo ilustra la Getaria de la época de Elcano

«Ha sido todo un privilegio cerrar esta trilogía de ciudades protagonistas en la primera vuelta al mundo con la localidad de Getaria —dice el autor gaditano—. Contar a través de dibujos una historia apasionante cuya génesis se hunde en los bosques vascos, en las ferrerías y en los pueblos marítimos del cantábrico, que se continúa en mi tierra del sur atlántico y que de allí cruza el planeta entero por vez primera».

Con un estilo próximo al cómic, y apoyado en un exhaustivo trabajo de documentación, Redondo lleva al lector por las calles, iglesia y puerto de la villa guipuzcoana, por las murallas, sus caseríos y por San Antón. Y también a través de su entramado social y económico, absolutamente volcado al mar a través de la navegación, el comercio marítimo y la pesca.

Editado por la Junta de Andalucía en colaboración con la Fundación Elkano, el Ayuntamiento de Getaria y la Diputación Foral de Gipuzkoa, este 'cuaderno de paseo' pretende poner al alcance de todos los públicos el relato de un hito histórico a través de la sociedad guipuzcoana de principios del 1500, un pueblo que vivió volcado al mar. La Getaria de Juan Sebastián Elcano no es sino «el paradigma de lo que era el conjunto del País Vasco en aquella época, cuya contribución a las grandes expediciones oceánicas fue muy notable con su tecnología naval, sus materias primas y su conocimiento de la pesca, la navegación y el comercio, y por supuesto, con sus navegantes», explican desde la Fundación.

Este trabajo ilustrado nace de forma complementaria y paralela a la investigación que el doctor e historiador Daniel Zulaika realizó durante más de dos años y que a comienzos de año tomo forma en su libro 'La Getaria de Elcano'. Una obra dividida en cuatro capítulos que repasan cómo era la vida en la Villa, la importancia del comercio y el papel de la mujer, con «una mirada desde el mar a la tierra donde tantos marineros decidieron embarcarse en esta aventura», explicaba Zulaika.

«En estas páginas viajamos a un mundo que desapareció hace mucho tiempo. Un mundo al que volvían pero, a veces, no. Un mundo en el que una galerna podía llevar a las familias a la miseria. Y unas calles cuyas tabernas reunían a los marinos que planeaban su próxima vuelta a ese mar»