Observando y siguiendo
Jesús Ferro
Lunes, 10 de marzo 2025, 07:14
No cabe ninguna duda que el acontecimiento de este otoño e invierno referente al planeta de los toros lo constituye la exhibición en distintos festivales ... de cine de la película 'Tardes de Soledad' del catalán Albert Serra A pesar de que en muchos entornos taurinos no se ha entendido, el impacto producido por el combate taurino, incomparable a cualquier otro desarrollado en las conocidas contiendas deportivas, ha causado sensación.
Esa apreciación de la lucha a muerte del humano con un toro, cuya identidad la constituye su agresividad al grado máximo, es lo que ha calado en los públicos. Pero la afluencia de nuevos aficionados a los tendidos no debe transcurrir sin que el espectador ponga su punto de mira en aquellos elementos fundamentales que constituyen la lidia. Parece elemental que cuando uno acude a una plaza lo primero será conocer la ganadería a la que pertenecen los toros a lidiar, y cuáles son las características típicas del encaste. Al ver el resultado, uno ratificará o no el contenido apreciado
Los cuatro aspectos fundamentales a observar son: Los primeros galopes del toro en su salida a la plaza, en que terrenos se sitúa, si escarba y olfatea; dará la primera impresión de su identidad. Segundo, su actitud de combate, de frente y clara, o esperando y buscando el descuido. En tercer lugar, su capacidad de recuperarse del castigo y el mantenimiento o no de una embestida larga y clara. Y por último su capacidad de mantener la intensidad del combate durante toda su lidia.
Seguido, vendrá la opinión sobre la ejecución del toreo, de todos, repito todos los toreros y subalternos. Su capacidad de amoldarse al toro o someterlo. Incluso de obligarle; serán los momentos de mayor riesgo, impacto y reconocimiento. Y lo que hará grande al torero; su capacidad de crear con su lidia una obra conjuntada y armónica. Eso está reservado para las auténticas figuras. La mayor decepción para un aficionado es que su amigo le diga que para él todas las corridas son iguales; que se aburre. Sería una pena.
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