Jess Fabric | Bajista de Viva Suecia

«Montamos una banda para no quedar a jugar al pádel al salir de la oficina»

– En 'Gracias' cantan: «Conocí el abismo el año que aspirábamos a más». La pandemia les cortó las alas cuando iban a despegar.

– En 2019 publicamos el disco en el que habíamos puesto más presupuesto y tiempo, y es verdad que aspirábamos a mucho. Aunque nunca solemos aspirar ni a la mitad de lo que al final nos pasa. Pero si es verdad que la pandemia nos dejó como al borde de un precipicio pensando en lo que nos podría haber pasado y con la sensación de haberlo perdido todo. Luego no fue para tanto, el ser humano siempre remonta.

– Pronto cumplirán una década como banda. ¿Se veían donde están ahora? ¿Más lejos?

– Yo esto no lo hubiera imaginado en la vida. Todo esto nos pilló ya mayorcitos y si empezamos la banda fue porque nos encanta la música. Lo hablaba con Alberto (Cantúa, bajista) una noche: teníamos claro que estábamos montando una banda para no quedar a jugar al pádel o al fútbol sala con los colegas. Era por hacer algo que nos ayudara a evadir el estrés cuando sales de la oficina. De alguna manera teníamos nuestros trabajos y nuestras vidas encauzadas, y no buscábamos nada más que divertirnos con la música. Poco más, era imposible imaginar todo lo que pasó. Tocar en la primera sala en Murcia, nuestro primer festival, tocar en Madrid para 200 personas en la Sala El Sol... Cada paso nos ha sorprendido.

– Porque usted era analista químico; Rafa Val, profesor de música; Alberto Cantúa, empleado de banca; y Fernando Campillo, transportista. Supongo que ya parece muy lejano...

– Sí, aunque todos ya estábamos vinculados a la música a un nivel muy amateur: algún ensayo y un par de conciertos en un bar. Pero no esperábamos dedicar nuestras vidas a esto y ni mucho menos lo que ahora es la banda. De hecho, hay una parte de nosotros que todavía no termina de creérselo porque nuestra vida ha cambiado tanto a una edad y tan radicalmente que es muy difícil de asumir. A veces te surgen inseguridades, ¿soy intruso en esto?

– ¿Qué influencia ha tenido la escena musical de Murcia? Después de M-Clan y Presuntos Implicados llegan Viva Suecia, Arde Bogotá, Second, Varry Brava, Nunatak, Aire Canadá...

– Hay muchísima música y no solo en el rock o la música independientes, también hay productores urbanos fantásticos, intérpretes de clásica, gente haciendo exposiciones, escritores traducidos en otros países... Murcia, por lo que sea, hace muchísimas cosas que tienen que ver con el arte y la cultura, hay una tradición muy bestia. Y esto es algo que se respira en la ciudad. No sé por qué es, pero sí tengo claro que lo que ayuda es estar ahí porque es fácil tener a tus referentes tocando en la puerta de al lado que te aconsejan y recomiendan por dónde empezar: a qué estudio voy, qué tengo que hacer para tocar, dónde ensayar...

– Viva Suecia, Arde Bogotá, Aire Canadá... Parece que hay un patrón en el nombre de las bandas de indie-rock murcianas.

– Sí (ríe), cuando salimos nosotros ya había alguna que otra banda con nombres geográficos, no sé por qué. Tenemos una anécdota curiosa y es que a nuestro batería le gustan muchísimo las bandas suecas de post-rock, y un día estando de fiesta brindamos y alguien gritó: '¡Viva Suecia!'. Nos pareció un buen nombre para el grupo, así que Rafa (Val, cantante) y yo nos pasamos una semana sin parar, mañana y tarde, buscando si había algún grupo registrado con ese nombre. Encontramos Viva México, Pizzería Viva Italia... pero nada con Suecia, así que registramos el nombre. Y fue nada más abrirnos las redes sociales y tuitear 'hola, somos Viva Suecia', que alguien nos contestó diciendo: 'Vaya, ¿qué venís a imitar a Viva Belgrado?'.

– Qué mala pata...

– Pues sí, y ahora nos llevamos muy bien con ellos, pero al principio fue como... ¡No! Es normal que ocurra algo, hay mucha efervescencia de gente haciendo cosas en el mismo momento.

– ¿Entonces en casa todos sus muebles son de Ikea, no?

– No te creas (ríe), pero sí que hubo una vez que nos tocó diseñar un salón y estuvo expuesto durante un año en una tienda de Ikea.

– Este verano harán catorce festivales, ¿prefieren el concierto fuera o dentro de un festival?

– Cada espacio tiene su parte positiva y menos positiva. Los festivales son más masivos, pero también más impersonales; y en las salas hay menos gente, el sonido está más limitado pero hay un calor muy especial y son conciertos en los que sabes cómo empiezan pero nunca cómo acaban.

– Luz Casal, Dani Fernández y Leiva han colaborado en el disco, ¿cómo ha sido la experiencia?

– Son tres artistas maravillosos y ha sido uno de esos regalos que te da la música y que nunca llegas a normalizar. Si ahora mismo me encuentro a Luz Casal por la calle, en el primer momento, me pondría nervioso; ¡y luego me acordaría de que la conozco!

– Acostumbrarse a algo así haría que perdiera la magia.

– Se nos ha preguntado muchas veces que cuál es la clave para llegar a donde hemos llegado y la verdad es que no hay. Si alguien la tuviera sería una máquina de hacer hits, pero no es así, siempre hay una canción que triunfa sin saber por qué. No hay una fórmula y ni siquiera solo con trabajo se consigue. Curramos mucho pero somos conscientes de que solo el trabajo no es la clave del éxito. Esto es una lotería y a nosotros nos ha tocado, así que vamos a defenderlo con uñas y dientes. Nos vemos en la obligación de disfrutarlo día tras día.

– Una vez dijo «si tienes una relación con la música, el directo es follar». Pues que se prepare el público de la Zurriola...

– Sí, que se prepare (ríe). No me acordaba, pero creo que es una metáfora acertada. La música tiene momentos muy buenos pero el mejor, el que es casi orgásmico, es el de estar en un escenario. Lo reitero: tocar en un escenario es lo más parecido a follar.