¡Ali, qué grande eres!
Se baja de los escenarios una artista enorme, capaz de emocionar al público, de dejarlo boquiabierto con sus piernas infinitas y de ponerlo en pie
Las puertas del auditorio Kursaal fueron el escenario donde conocí personalmente a una jovencísima Alicia Amatriain, tras su primera actuación profesional en casa en 2006. ... Enseguida se trabó una amistad y una confianza mutua. Desde entonces, hemos trabajado juntas en Bilbao y en nuestra querida Donosti, hemos reído y llorado, y sobre todo, hemos viajado: ella como estrella internacional y yo como profesional del periodismo para certificar sus éxitos tales como el nombramiento de 'Kammertänzerin' –título honorífico equivalente a estrella– en Stuttgart o el accidentado periplo a Moscú cuando recibió el Benois de la Danse en el Teatro Bolshoi, galardón considerado el 'oscar del ballet'. Se baja de los escenarios una artista enorme, capaz de emocionar al público con su Tatiana de 'Onegin', de dejarlo boquiabierto con sus piernas infinitas en 'Mono Lisa' y de ponerlo en pie como con la Gala Donostia Bihotzean en el Victoria Eugenia en 2017. Cuando la propuse al Premio Nacional de Danza y al Tambor de Oro, reconocimientos que por desgracia no obtuvo, el equipo de campaña hicimos nuestro un grito de guerra. Con el agradecimiento por los grandes momentos profesionales que me ha regalado y con una lágrima cayendo por mi mejilla, no puedo más que repetirlo: ¡Ali, qué grande eres!
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión