«Todo fotógrafo manipula de alguna forma al retratar un edificio»

El arquitecto, doctor en arquitectura y profesor catedrático en Roger Williams University, Rubén Alcolea (Barcelona, 1975) se ha encargado de organizar estas cuatro ponencias y la mesa redonda que conforman un Curso de Verano dirigido básicamente a los profesionales de estos dos sectores, pero también a una ciudadanía cada vez más interesada por el urbanismo y los diversos aspectos que lo rodean. El arquitecto barcelonés se muestra optimista sobre el momento actual que vive el sector, considera que «siempre ha habido edificios malos o mediocres, pero ahora se está construyendo mejor que hace unos años» y atribuye el proceso de homogeneización de los nuevos proyectos «a un fenómeno global que no sólo afecta a la arquitectura».

Alcolea destaca la importancia de la fotografía aplicada a la arquitectura, por cuanto «la percepción de un edificio cambia bastante en función de quien lo mira y lo fotografía. Y no sólo cambia, sino que a veces muestra aspectos que a simple vista están ocultos. Un buen fotógrafo de edificios revela al público lo que está escondido».

Preguntado sobre el objetivo del Curso, Alcolea explica que «en este momento hay mucha incertidumbre y mucho debate respecto a la fotografía digital o la Inteligencia Artificial, así que se trata de reflexionar sobre este marco en el que estamos y ponerlo en contexto para entender a través del trabajo de prestigiosos fotógrafos que ésta es un herramienta para los arquitectos en su proceso creativo e incluso a la hora de entender mejor los espacios».

Alcolea asume que «todo fotógrafo manipula de alguna forma el edificio cuando lo mira con sus ojos. El hecho de mirar a un edificio y aportar un punto de vista muy específico al fotografiarlo ya implica una manipulación, aunque sea ligera, sobre cómo lo vemos porque adoptar un punto de vista determinado supone recrear una ficción». Sin embargo, recalca que «los render y la Ingeliencia Artificial llevan esto al extremo y se desvirtúan las características del edificio hasta hacerlo irreconocible». Con todo, «son las dos caras de la moneda y a mí me gusta quedarme con la buena:que sirva para revelar lo menos visible».

En este punto, resalta que «la mirada también es algo que se entrena y hay que hacerlo mucho para ejecutar bien la fotografía. El hecho de llevar una cámara en el bolsillo y apretar un botón no te convierte en un buen fotógrafo. Hay que saber dónde mirar y qué le interesa desvelar a cada uno, sea un edificio o una ciudad».

Aunque nominalmente el Curso se dirige a profesionales de estos dos sectores, existe un creciente interés en la ciudadanía hacia aspectos del urbanismo y de la arquitectura. «El ciudadano es el que vive en primer lugar la arquitectura. Está hecha para los ciudadanos y todo lo que les ayude a comprender dónde viven y por qué las cosas son así conlleva un gran interés», asegura. También reconoce que «los arquitectos se han concentrado más explicar su obra a otros arquitectos y menos al público en general. Hay una cierta endogamia, como en cualquier otro campo. Lo importante es abrirlo a los ciudadanos para que lo entiendan mejor».

No esquiva Rubén Alcolea la cuestión de los edificios prácticamente idénticos y repetidos en serie que florecen por todo el país y entiende las críticas. «Todo lo que nos haga ejercer mejor el oficio es enriquecedor para nosotros. Creo que la arquitectura de ahora es mejor que la de hace unos años, aunque siempre hay ejemplos que no lo cumplen, como ha pasado siempre en la Historia». En el caso citado en concreto, enmarca la homogeneización de la arquitectura en una corriente general que afecta a tantos otros aspectos de la creación. «No sólo es la arquitectura, sino que es un fenómeno global. Todo tiende a homogeneizarse, las ciudades son cada vez más parecidas porque el mundo está muy interrelacionado».

Aunque admite que desde fuera pudiera parecer que los arquitectos han relegado la fotografía en favor de render o otro tipo de imágenes virtuales, asegura que el sector «es bastante pragmático y ha sabido confiar en los buenos fotógrafos para que capturaran mejor los buenos edificios. Desde hace cien años, los arquitectos se han apoyado mucho en los fotógrafos para capturar la atención de las masas». En este sentido, cita a Le Corbusier como ejemplo de arquitecto que trabajó con algunos fotógrafos concretos para que le ayudaran a transmitir lo que quería comunicar.

El interés de Alcolea por la fotografía se remonta ya a su etapa de estudiante, cuando firmó un doctorado sobre este asunto. Desde entonces, ha publicado numerosos estudios y artículos al respecto y en 2016 dirigió un congreso sobre la relación entre estas dos disciplinas. «Hay una relación casi inevitable entre arquitectos y fotógrafos porque compaginan y se entienden muy bien, y siempre me ha gustado explorar este vínculo», concluye.

Tras el taller 'Papercameras', dirigido por Peru Izeta, hoy los ponentes abordarán la perspectiva, la memoria de los lugares o el paisaje político.