«Antes teníamos que explicar dónde estaba Irulegi, ahora ya no»
Los voluntarios que han participado en esta campaña de verano reconocen que ha sido «muy especial» y se sienten «orgullosos»
Ha sido, sin duda, la campaña «más ambiciosa» y «más mediática» que ha llevado a cabo Aranzadi en Irulegi, reconoce Mattin Aiestaran. Los trabajos ... de excavación se han prolongado casi durante tres meses –otros veranos se limitaban a un mes–, y en total, entre arqueólogos de Aranzadi y voluntarios, un centenar de personas han trabajado en el yacimiento, algunos incluso, llegados desde el extranjero. El director de la excavación admite que esta «expectación» ha creado cierta «presión» en el equipo de trabajo, aunque «hemos seguido trabajando, encontrando elementos interesantes, que es lo que al final nos da confianza»,
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Especial ha sido también este año su trabajo para la getxotarra Irene Bartolomé y el antsoaindarra Aitor Narro, ambos estudiantes de Historia y voluntarios. En su tercer verano en Irulegi, reconocen que esta campaña ha sido distinta, «entre otras cosas porque casi todos los días teníamos una media de cincuenta personas en las visitas guiadas», recuerda Aitor. Irene también subraya que la metodología «ha cambiado, si encontramos una pieza especial teníamos que parar y avisar para que lo grabaran con cámaras profesionales».
La repercusión que ha alcanzado esta excavación es indudable. «Antes teníamos que explicar dónde estaba Irulegi, ahora ya no, y además es un orgullo decir que estamos trabajando aquí», cuentan. Su primera campaña la hicieron en 2021, «el verano que apareció la mano, aunque en ese momento no fuimos conscientes del hallazgo», explica Aitor. Desde entonces, se «engancharon y conectaron con la excavación»,
Pero sin duda, el momento más emocionante de su labor llega cuando dan con un resto arqueológico destacado. Irene encontró la semana pasa el asa de una ánfora, «que llevaba más de 2.000 años esperando a que alguien la rescatara. Y ver ahora que todo el mundo la está contemplando es muy satisfactorio». En el caso de Aitor, fue uno de los que «sacó» la parte de un molino de piedra, «una pieza bastante grande, algo que no suele ser muy habitual», explica orgulloso.
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Durante todo el verano más de 2.000 personas han podido ver en directo cómo se llevaba a cabo el trabajo en el yacimiento gracias a las explicaciones de los arqueólogos.
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