De culto, que no es poco
En el cine español no es una figura habitual la del director de culto. Todo el mundo adora a Berlanga, por supuesto, y a Buñuel, ... cómo no. Y desde el 'underground' emergió con los años la grandeza merecida de Iván Zulueta. Pero lo que ocurrió con 'Amanece que no es poco' es tan raro en el cine español como esa desubicada película. La vimos en su estreno en el Astoria, como cine comercial que supuestamente era y disfrutamos de su inclasificable humor, de su surrealismo disfrazado de costumbrismo. Lo que vino después, muchos años más tarde, germinando como planta en ese raro huerto, fue equivalente a fenómenos como 'Atrapado en el tiempo' y 'Aterriza como puedas': películas salidas de madre que se vuelven extrañamente cotidianas, como para tenerlas a mano por frases o escenas que perviven.
Muchos se quedaron con su refocilante humor, también por lo primero que vimos de él, 'Pares y nones', tan de esa comedia madrileña de los 80 con Resines y a lo Trueba. Pero en Cuerda imperaba además un lirismo y una melancolía, excelente en 'La lengua de las mariposas', más fallidos en 'La educación de las hadas', que a veces disfrazaba de ironía, quizás por autoprotección. En una faceta u otra, tenía un mundo propio, que no es poco.
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