«Los cuencos de Axtroki son las piezas en oro más espectaculares de la arqueología vasca»
Las réplicas de los objetos de finales de la Edad de Bronce se exhiben en el Museo Ibarraundi de Eskoriatza con motivo del medio siglo de su descubrimiento
Martes, 28 de junio 2022, 06:31
«Los cuencos de Axtroki son las piezas en oro más espectaculares y excepcionales de la historia de la arqueología del País Vasco». Así de ... contundente se muestra Juantxo Agirre Mauleon, secretario general de Aranzadi al hablar de unos objetos hallados hace ahora medio siglo. Con motivo del cincuenta aniversario de su descubrimiento en Eskoriatza, la sociedad de ciencias expone sus réplicas en el Museo Ibarraundi de la localidad del Alto Deba. Los auténticos están en el Museo Nacional de Arqueología, en Madrid, dependiente del Ministerio de Cultura. Que el hallazgo se produjera en 1972, antes de que el Gobierno Vasco tuviera las competencias, condicionó que acabaran fuera de Euskadi.
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La historia de cómo aparecieron estos cuencos no es especialmente épica, pero el relato es buen ejemplo de que en ocasiones las circunstancias se alían con fantásticos resultados. Agirre Mauleon rememora que «fue el vecino eskoriatzarra Teodoro Martínez Ansorena quien el 17 de agosto de 1972 encontró los cuencos de forma casual en las faldas de la peña de Axtroki, cerca de los barrios de Eraña y Bolibar». Las piezas se hallaron en las labores de retirada de un desprendimiento de tierra, «una dentro de otra, sin contexto arqueológico alguno».
Los datos
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Data Los dos cuencos se sitúan entre la Edad del Bronce final y la Primera Edad del Hierro, asociados a fechas entre 800 y 500 a. C.
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Hallazgo El 17 de agosto de 1972 en las labores para arreglar un desprendimiento en las falas de la peña de Axtroki en Eskoriatza.
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Peculiaridad No se adscriben a ningún yacimiento de los alrededores y no hay constancia de que se manufacturaran similares en la zona, sí en Suecia, Dinamarca o Alemania.
Ante la posibilidad de que pudieran tener valor histórico, llevó los cuencos, que estaban bastante aplastados por los golpes de la excavadora, al párroco de Bolibar, Kruz Abarrategi. «Era un hombre culto», relata el secretario de Aranzadi, y «para saber de qué material se trataba se lo llevó a un amigo suyo que era químico en Patricio Echeverría en Legazpi. Este le dijo que era oro puro». Consciente de que se trataba de un descubrimiento excepcional, Abarrategi se presentó a los pocos días en una excavación en Irun donde se encontraban los arqueólogos Jaime González Alize, Ignacio Barandiaran y Fermín Leizaola. «Estaban comiendo y apareció el párroco con el hallazgo dentro de una caja de zapatos y envuelto en papel de periódico. Todos se levantaron del susto cuando vieron el contenido».
Los dos cuencos poseen un tamaño y morfología similar –'Axtroki uno' tiene 9,5 centímetros de altura y 19, 7 de diámetro y 'Axtroki dos', 10,5 por 21,3 centímetros. De forma semiesférica y realizados en oro laminado bastante puro (88%), tienen una decoración trabajada en falso repujado por martillado desde el interior. «Dada la calidad y exactitud de su repertorio decorativo –bandas horizontales y concéntricas compuestas por motivos geométricos que quizás representen al sol, la luna, las estrellas y también a distintas aves–, podríamos pensar que son piezas realizadas en un taller de orfebrería especializado, por parte de artesanos con considerable especialización», explica Agirre Mauleon.
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Tras estudiarlos, los cuencos de Axtroki se dataron entre la Edad del Bronce final y la Primera Edad del Hierro, asociados a fechas entre 800 y 500 años antes de Cristo. «Esta época se caracterizó por la integración progresiva de los grupos humanos en la Península Ibérica en la red de relaciones e influencias interculturales de Europa. A su vez, la estratificación social comenzó a hacerse patente y los objetos preciados realizados en plata y oro se convirtieron en elementos distintivos de los sectores sociales más poderosos», explica Juantxo Agirre. Así, la presencia de estos ajuares manifiesta un comercio y una conexión cultural con toda Europa. A diferencia de otras piezas arqueológicas, los cuencos no se pueden vincular a ningún yacimiento cercano a donde fueron localizados. «Eso supone que tenemos poca información para comprenderlos. Sí parece que nos une a toda la vertiente atlántica porque hay numerosos ejemplos similares en Suecia, Dinamarca y Alemania», comenta el responsable de Aranzadi.
Sobre su uso, primero se especuló que podrían tratarse de parte de una vajilla de lujo, aunque investigaciones posteriores ha propuesto que serían cascos o tocados utilizados en algún rito desconocido.
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Peticiones para su retorno
A la inauguración ayer de la muestra asistieron el consejero de Cultura, Bingen Zupiria; la directora foral de Cultura, Mari Jose Telleria; y el alcalde de Eskoriatza, Jose Ramón Zubizarreta. En realidad, lo que se exponen son réplicas de las cuencos de muy buena calidad realizadas. Los auténticos, una vez restaurados, se depositaron en el Museo Nacional de Arqueología porque así se decidió en 1974. Todavía no se habían transferido las competencias en lo referente al patrimonio arqueológica y la burocracia se impuso. E entonces, por ley, para que los hallazgos se quedaran en el territorio donde se habían encontrado era necesario que se custodiaran en un museo provincial y San Telmo, donde estuvieron en un principio, era municipal.
Tras la aprobación del Estatuto de Autonomía en 1979, y aplicando la Ley de Patrimonio Cultural Vasco, han sido reiteradas las ocasiones en las que las instituciones vascas –Ayuntamiento de Eskoriatza, Juntas Generales de Gipuzkoa y Gobierno Vasco–, han solicitado el regreso de los cuencos sin respuesta afirmativa por parte del Ejecutivo central.
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