Concierto de Nacho Vegas en el Victoria Eugenia: corazón en un puño (en alto)
Crítica de música ·
Nacho Vegas
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Fecha 25/10/2020
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Lugar. Victoria Eugenia (Donostia)
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Intérpretes Nacho Vegas (voz y guitarra), Hans Laguna (guitarra), Luis Rodríguez (bajo), Manu Molina (batería).
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Asistencia 330 personas.
Fuera del teatro una caravana de coches ruidosos avanzaba bajo la lluvia en una protesta contra el toque de queda. «¡Esto es una dictadura!», bramaba ... una de las conductoras. Vivimos tiempos raros, como luego cantó Nacho Vegas, que ayer finalizó su minigira 'Oro, salitre y carbón' brindando la función al guitarrista beratarra Joseba Irazoki, ausente tras dar positivo en una PCR.
Priorizó el material de la última década –abrió con 'Cuando te canses de mí' y 'Lluz d'agustu en Xixón'–, pero también echó la vista más atrás –'Nuevos planes, idénticas estrategias'–. En 'Runrún' comenzó a hinchársele la vena 'roja'; de 'Violética' (2018) enlazó la torrencial 'Desborde' con la preciosa 'Ser árbol', y lo mismo recordó a Townes Van Zandt en la folkie 'Que te vaya bien, Miss Carrusel' que a Violeta Parra en una excitante versión de 'Arriba quemando el sol', dotada de un ritmo frondoso.
Icónica, la voz del asturiano resonó con esa mezcla de desgana y magnetismo cuya dicción permite paladear cada verso de 'Brujita' –«Es la única canción de amor que he escrito», bromeó– o 'Días extraños'. La llegada del bilbaíno Álvaro Segura a la segunda guitarra eléctrica elevó la intensidad del show y hasta uno de los cuatro maniquíes enmascarados –el situado a la extrema derecha del escenario– pareció levantar el puño en 'Cómo hacer crac', con recuerdo para la guitarra antifascista de Guthrie y guiño para Euskal Herria, y durante la novísima y ácida 'Fabulación', con dardos contra la posverdad, el patriotismo y los borbones, entre otros,
«Espero que el año que viene estemos mejor y acabemos con... el capitalismo», dijo con sorna antes de bajar el puño y llevárselo al corazón en la descarnada traca final con la desgarradora 'La pena o la nada' y dos excelentes bises: 'Ocho y medio' y 'La gran broma final', que cerraron un concierto exquisito en lo lírico y lo musical.
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