Una de cada dos consultas que llegan a los archivos de Gipuzkoa es para los árboles genealógicos
La demanda de documentos antiguos en los portales digitales del territorio se ha disparado hasta el 93% durante el confinamiento
Las consultas al portal digital de los archivos de Gipuzkoa se han disparado hasta el 93% durante la etapa de confinamiento por el coronavirus. ... La combinación de curiosidad por investigar el pasado y la disponibilidad de más tiempo libre ha hecho que el tráfico en las páginas de internet de los archivos del territorio haya registrado cifras de récord. Casi la mitad de las consultas están relacionadas con la reconstrucción del árbol genealógico, un fenómeno que suscita cada vez más interés y que incluso ha dado pie a la aparición de empresas que lo realizan por encargo. Otras búsquedas también muy frecuentes tienen que ver con la historia de los caseríos familiares, con episodios puntuales de la historia local o con determinadas actividades económicas.
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La publicación el pasado día 9 de abril en DV de una noticia relacionada con los servicios digitales que ofrecen los diferentes archivos de Gipuzkoa fue el detonante de una escalada de consultas sin precedentes. La mayor disponibilidad de tiempo como consecuencia del confinamiento hizo que cientos de ciudadanos acudiesen a bucear en las páginas de internet de los registros que custodian el pasado del territorio. El portal que agrupa el Archivo General de Gipuzkoa y el Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa pasó a tener 2.473 nuevos usuarios en las dos semanas comprendidas entre los pasados días 7 y 20 de abril, un incremento del 93,7%.
El desglose de los datos informáticos revela que la mayor parte de las consultas -el 87%- procedía del territorio nacional. Le siguen las solicitudes de información cursadas desde Estados Unidos, el 8%, donde hay un significativo grupo de población de origen vasco, y desde Argentina, que fue el principal destino de las sucesivas oleadas de migrantes que salieron de Euskadi en el siglo XIX. «La mayor parte de las consultas desde el extranjero que se hacen por internet en el portal del archivo proceden de América, que fue el principal lugar de asentamiento de la inmigración vasca», explica Ramón Martín, uno de los responsables del Archivo Histórico Provincial de Gipuzkoa.
La curiosidad por localizar el origen familiar es una constante en la diáspora vasca. Las demandas de información procedentes de otros países llegan con regularidad a las páginas de los archivos guipuzcoanos. Otra cosa es que se produzca una eclosión como la que tuvo lugar el mes pasado. «Nuestros recursos en internet -reflexiona Martín- son bastante modestos y a nosotros nos resulta muy difícil llegar a comunidades tan lejanas, que generalmente tienen sus propios circuitos de comunicación a través de redes sociales. El crecimiento de las consultas desde aquellos países tiene que ver con la difusión de la noticia por esos circuitos. Lo más probable es que el fenómeno haya sido consecuencia de un retuiteo de la información que se publicó sobre nuestros recursos por parte de alguien bien conectado en esas redes». Los datos, en cualquier caso, demuestran que la práctica totalidad de las consultas procedentes de países extranjeros durante ese periodo corresponden a nuevos usuarios.
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Lo que el desglose del tráfico digital no aclara son las razones de las consultas. «Sabemos cuántas hay y de dónde vienen, pero no la información concreta que buscan porque los marcadores informáticos no nos lo dicen», apunta el responsable del archivo. Sin embargo, la casuística que se produce a través de internet no es muy diferente de la que se registra en el día a día. «Entre el 40 y el 50% de las demandas de información que recibimos tienen que ver con la búsqueda del árbol genealógico familiar», señala Martín, que precisa que el resto de las consultas guardan relación con aspectos como la historia de los caseríos familiares, episodios puntuales de la historia local o actividades económicas. «Además de información sobre antiguos parientes para completar el árbol genealógico lo que más se suele buscar es datos en torno a los caseríos: información sobre las familias que los habitaban, sobre su compra o su venta, el terreno que tenían…».
Acta de compra de un burro
Quien se lanza en busca de información sobre sus orígenes familiares se embarca muchas veces en una aventura que tiene mucho de desafío personal. «La investigación -sonríe el responsable del archivo provincial- termina enganchando. Conozco a personas que se acercaron al archivo sin tener ni idea lo que era un documento antiguo y que ahora son capaces de leer de corrido escritos notariales del siglo XVI, algo que no puede hacer cualquiera». Quienes alcanzan ese grado de especialización son lógicamente una minoría. A la gran mayoría le suele bastar una consulta más o menos elemental. «Se empieza en los archivos diocesanos y, con la información básica a partir de la fecha del bautismo, el matrimonio o la defunción, se intenta poner cara a esa persona buscando documentos sobre propiedades en otros archivos».
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Muchos de los 'investigadores' son capaces de reconstruir la historia de su familia hasta el siglo XVI sin demasiados obstáculos. «Con un poco de suerte y cierta paciencia no es muy difícil remontarse a familiares que vivieron hacia 1550. Ir más atrás -añade Martín- es complicado porque cambian las costumbres en la tradición de los nombres». Una de las ventajas de los archivos de Gipuzkoa a la hora de rastrear el paradero de nuestros antepasados es que se conserva un riquísimo fondo de documentos notariales. «En el pasado se iba mucho más al notario que ahora, sobre todo porque la escritura y la lectura eran conocimientos que no estaban al alcance de todos. Se visitaba al notario en caso de boda, de defunción, de compra o venta de cualquier propiedad… Incluso si se compraba un burro se dejaba constancia de la adquisición ante un notario». El resultado de esa pulsión registradora es una colección de 20.000 tomos de escritos notariales compuestos por entre cinco y seis millones de páginas en las que se puede rastrear no solo la actividad mercantil desplegada en el territorio sino también una ingente cantidad de información sobre usos y costumbres sociales a lo largo de los siglos.
Las líneas de investigación que se abren ante semejante fondo documental se antojan infinitas. La digitalización de los archivos, apunta el responsable del provincial, ha dado un giro de 180 grados a su actividad. «Hace una década solo una minoría acudía a consultar documentos y lo hacía de forma presencial, eran investigadores o historiadores especializados en rastrear el pasado. Las puertas de los archivos se han abierto al resto de la sociedad con internet, de forma que trabajos que antes tenían un propósito muy concreto adquieren ahora lecturas insospechadas. Hace una semanas por ejemplo digitalizamos con motivo del aniversario de la II República el censo electoral de Gipuzkoa de 1934 porque es el primero en el que aparecen las mujeres, que adquirieron el derecho a voto en 1933, y nos hemos dado cuenta de que hay muchos que lo están utilizando como fuente de investigación genealógica alternativa a los archivos diocesanos, que solo tienen abiertos sus registros anteriores a 1900».
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