El circo vasco, un gremio en equilibrio que exhibe músculo

Se trata de un amplio volumen que presenta cada proyecto y su currículum, los formatos que trabaja y una completa ficha de contacto. «Es un mapa del circo vasco que pretende crear una unidad entre todos los socios de la asociación, una red para podernos presentar en sociedad como sector», justifica la actriz y payasa Maite Guevara, presidenta de EZE. Porque no puede pasar porque cada uno haga la guerra por su lado, «tenemos que decir cuántos somos y darnos una sola voz como gremio».

Dos objetivos procura el catálogo: por un lado, el de facilitar la progamación y el contacto para las contrataciones; y por otro, el de visibilizar todos los proyectos que conforman la actualidad del circo en Gipuzkoa, Araba y Bizkaia. En estas dos décadas de historia, «parecía que era Bizkaia el territorio que más circo acumulaba históricamente –20 de las 29 compañías del catálogo son vizcaínas. Pero solo lo parecía, porque en Gipuzkoa en los últimos cinco años se ha producido una explosión de proyectos, compañías y artistas. Es el territorio que más desarrollo ha tenido en menos tiempo», puntualiza Mikel Pikatza, portavoz de la asociación, malabarista, acróbata y director de la escuela Zirkodomoa.

En apenas veinte años, el circo profesional ha experimentado un rápido crecimiento en Euskadi y, ahora, «nuestro sector se presenta ante la sociedad reivindicando un lugar de igual a igual con el resto de artes escénicas». Y es que no se trata exclusivamente de que se haya desdeñado como una profesión al nivel del teatro, la danza y la música, sino que también se ha quedado fuera del sistema educativo español.

La presidenta de EZE califica de «desastre» el anteproyecto de la ley de las Enseñanzas Artísticas que, «en ninguna de sus 80 páginas, hace mención al circo». La consecuencia más inmediata se ve en quienes ya están estudiando, pero afecta también a un nivel estructural. Para Pikatza, «que la ley aceptara el circo como enseñanza superior permitiría que de ahí hacia abajo se puedan estructurar los estudios, desde las 'escuelitas', a los grados intermedios, hasta los centros superiores».

Una circunstancia nada baladí teniendo en cuenta que, de esta manera, los estudiantes no pueden acceder así a un título oficial, ni de grado profesional ni superior. «Un gran batacazo –añade Guevara–, porque hoy en día los formadores no tienen posibilidad de obtener ni un pequeño título al nivel del de monitor de tiempo libre».

Como tampoco la tienen los propios estudiantes y es que «sí hay cantera». Durante la elaboración de la publicación, una de las cosas que más llamó la atención fue la gran cantidad de alumnos que tiene cada escuela: a día de hoy hay más de 2.000 niños y jóvenes haciendo circo en Euskadi. «Esto no es cosa de compañías profesionales, son las escuelas, que tienen mucho 'punch'», comenta la presidenta.

Una cantera que está asegurando ese futuro prometedor, «generando un relevo que continuará el camino que estamos construyendo las veteranas». Y todo ello, sin claros referentes. «Porque no los hay –admite Pikatza–, yo llevo 25 años en esto y nuestra generación tampoco los ha tenido, cuando desapareció el circo clásico nos quedamos huérfanos. Aunque es verdad que, en Gipuzkoa, Iker Galartza y su Gure Zirkua han adquirido un peso impresionante y su perfil es más mediático».

Esta disciplina se está abriendo un espacio cada vez mayor en las programaciones, pero continúa aún muy vinculada a los espectáculos callejeros. La «lucha» ahora se centra en entrar en las salas y teatros. «El 70% de los espectáculos circenses son de calle», dice Guevara mientras reconoce que van «llamando a la puerta» de la Red Vasca de Teatros (Sarea) para que se abra más al circo.

La importante producción que requieren sus espectáculos es una de las resistencias que se encuentran a la hora de entrar en las salas. Son, por ejemplo, cuestiones a nivel técnico como la altura, «necesaria para los números de acrobacias». Pero también ciertos prejuicios de los que cuesta aún despegarse, como observa el portavoz de EZE. «En este país se hace muy buen teatro de sala y, con propuestas estatales e internacionales, se cubre casi toda la programación, pero aún hay muchos teatros en los que no se ve al circo local con suficiente madurez», dice.

En el caso de Maite Guevara, su vida es el circo y cree firmemente que se puede vivir de ello. «Somos profesionales con una gran polivalencia. Muchos empezamos dando clases y poco a poco, a medida que vamos teniendo capacidad, vamos sacando adelante espectáculos de forma cada vez más rentable, ya sea como intérpretes, como directores, como coreógrafos...». Opinión que comparte Mikel Pikatza: quien quiera dedicarse al circo, puede ganarse la vida. «De todas las compañías y escuelas del catálogo, diría que más del 80% nos dedicamos exclusivamente a esto, aunque es verdad que los primeros pasos de la profesionalización son siempre complicados y nada glamurosos».

Que la presentación del 'Catálogo del circo vasco' contará con presencia institucional supone un gesto que desde Euskal Zirku Elkartea agradecen y que les impulsa un paso más adelante en su crecimiento.