Las zonas de sombra
Crítica de cine | Richard Jewell ·
Richard Jewell
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Valoración: Cuatro sobre cinco
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Dirección: Clint Eastwood.
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Guion: Billy Ray.
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Nacionalidad: EE.UU., 2019
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Intérpretes: Paul Walter Hauser, Sam Rockwell, Kathy Bates, Jon Hamm, Olivia Wilde.
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Fotografía: Yves Bélanger.
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Música: Arturo Sandoval.
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Duración: 131 minutos.
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Cines: Antiguo Berri, Príncipe, Cinesa Urbil, Niessen, Ocine Mendibil.
Admitámoslo: nos gustaría que las cosas fuesen blancas o negras. Por ejemplo, que Clint Eastwood fuera el maestro indiscutible del que nos encantasen todas sus historias, todos sus enfoques, todas sus decisiones. O que se hubiera convertido en el cineasta de Trump, ultraconservador y pasado de rosca del que pudiéramos renegar. Pero no, aunque en estos tiempos de caritas sonrientes o dedos hacia abajo nos irrite, sigue habiendo grises, matices.
Igualmente, nos gustaría que fuera distinto el protagonista de esta película basada en un hecho real, el del guardia de seguridad que en los Juegos Olímpicos de Atlanta descubrió una mochila con explosivos (si no recuerdan bien el caso ni consultan su información antes de ver la película, su experiencia cinematográfica será mejor). Preferiríamos que Richard Jewell fuera más simpático, que no guardase en su casa un arsenal de armas, que no fuese un obseso de la ley y el orden, que no fuera tan ingenuo, tan pringado, tan gordo, tan tonto. Entonces nos sería más fácil empatizar con él, convertirle en un héroe. Pero resulta que Jewell es o era así. El mundo no se puede simplificar, se siente.
Solo por recordarlo merece la pena ver lo último de Eastwood, que es tan inteligente como para estar del lado de las armas, el individualismo y el Partido Republicano pero contar la historia de alguien a quien ese mundo de la ley y el orden se le vuelve en contra. Nuevamente los matices, las zonas de sombra, lo que no es como parece, la compleja realidad que se escurre entre los dedos.
También hay que ir a ver 'Richard Jewell' por el modo en que Eastwood continúa rodando con aparente sencillez, con todo fluyendo sin sobresaltos, incluso cuando entre su mezcla de géneros surgen inesperadas chispas de comedia. También porque es una delicia asistir a las interpretaciones de Paul Walter Hauser, Sam Rockwell y Kathy Bates. Aunque los personajes de Jon Hamm y Olivia Wilde sean planos, aunque al veterano cineasta le salgan tics machistas o sensibleros, esto es cine con miga.