Imanol Rayo: «Las relaciones familiares en los núcleos urbanos han sido bastante cainitas»
Director de cine ·
El cinesta navarro estrena 'Hil kanpaiak', un thriller en el que «los espacios son tan importantes como los personajes, es donde dejan su huella»Imanol Rayo Director de cineRodada principalmente en Bera, en un paisaje y un entorno rural que tienen mucha importancia en la película, aunque los interiores se construyeron en los ... estudios Zinealdea de Oiartzun «para poder utilizar un tipo de óptica especial», 'Hil kanpaiak (Campanadas a muerto)' llega hoy a los cines para adaptar de una forma bastante particular la novela de Miren Gorrotxategi. El segundo largometraje de Imanol Rayo tras 'Bi anai' es un thriller de intriga con la violencia soterrada de las rencillas familiares, que se estrenó en el Zinemaldia, en Nuevos Directores, y también fue seleccionada en el Festival de Busan, en Corea del Sur.
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– ¿Qué le interesó de la novela de Miren Gorrotxategi?
– Yo estaba trabajando en otro proyecto con el productor Joxe Portela y fue el guionista, Joanes Urkixo, quien la propuso. Aparqué lo que estábamos haciendo y nos metimos en esto. Vi una cosa muy interesante. Yo vengo de hacer un cine en el que la elipsis es importante, también los espacios fragmentados, y la novela ya tenía ese tipo de componentes, como un conjunto de elementos aislados. Algo así como lo que ocurre con las pinturas impresionistas. De cerca el brochazo da una impresión abstracta, pero cogiendo perspectiva todo adquiere una homogeneidad. La novela ya tenía eso, y se desmarcaba de la narrativa al uso de los thrillers.
– ¿Ha tratado de traducir esa estructura en imágenes?
– Siempre he entendido que la novela tiene que ser el punto de partida en una adaptación cinematográfica, se trata de llevarlo a otro terreno manteniendo el núcleo de origen. La novela tenía un punto de intriga muy interesante, y quería mantenerlo, pero también ese espacio de fragmentación. La novela aún tiene algunos resquicios donde el humor se puede colar. Pero la película es más grave porque creo que es importante mantener un tono de forma firme.
«La novela ya tenía esa estructura de elementos aislados, y se desmarcaba de los thrillers al uso»
FRAGMENTACIÓN
– ¿Por eso la narrativa se sustenta más en las imágenes que en los diálogos?
– Creo que los personajes son muy importantes, pero son fundamentales los lugares donde ocurre todo, y donde de alguna forma dejan su sombra los personajes. Es eso que define muchas veces a la tragedia clásica, los lugares donde algo ha ocurrido, ese componente fatalista y de perpetuidad, muy telúrico, aquí se repite una y otra vez, no como una película paisajística, sino como una cuestión de espacios, donde quedan reflejadas de alguna manera las huellas de los personajes. Pero también es clave el sonido, como un punto de partida, no como un complemento. A partir del sonido podemos decidir qué es lo que vamos a contar y qué no. Es importante que a través del sonido las líneas sean difusas, porque una información que queda sugerida, que no es tan concreta, es interesante para que cada espectador lo vea a su manera. Creo que el espectador activo es necesario, nos estamos acostumbrando a una sobreabundancia de imágenes muy explícitas. Los distintos espacios en los que ocurren los hechos, el caserío, el chalet, el pueblo, el cementerio, están aislados uno del otro, y no vemos cómo están comunicados, tenemos que imaginarlo. Y creo que esa es la clave, la elipsis.
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– El tratamiento del sonido es muy diferente a los golpes de efecto tan habituales en ese tipo de thrillers de intriga y misterio. ¿Quería acercarse más al mundo sonoro inquietante de David Lynch?
– Me interesaba un sonido más abstracto y sugerente. Hay una secuencia, sin desvelar nada, en la que hay una chimenea y un hecho violento, y los personajes salen de cuadro, todos los sonidos son deliberadamente poco realistas. Eso te lleva probablemente a imaginar qué es lo que está ocurriendo ahí, y no de una forma literal. No tenía ningún referente claro, lo de David Lynch me lo han comentado más por el entorno y el ambiente, alguien me dijo que parecía un 'Twin Peaks' a la vasca...
– Hombre, tampoco es eso...
– Ya, pero bueno... Sí creo que hay un tratamiento del sonido del tipo de Robert Bresson, en el sentido de que los sonidos son también muy impresionistas. Y sí hay frases de Bresson que podrían aplicarse a esta película, la puesta en escena es muy espartana y austera, y le venía muy bien a la narrativa de la película, que es muy barroca, saltando adelante y atrás en el tiempo todo el rato, y con acciones una detrás de otra. Esa puesta en escena creo que ponía firme a la película, para compensar la balanza.
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– Sin embargo tampoco se aleja del tipo de thriller de intriga reconocible por un amplio público.
– No, eso no. Los actores sí que están contenidos, para no caer en la exageración, y están tratados con cierta distancia para no juzgar a los personajes, de un modo más bien frio, que también los hace más violentos, por otra parte. A nivel de intriga creo que funciona porque te mantiene activo, y la atmósfera que se crea hace su papel.
«Era un reto que todos los actores fueran en una misma dirección, presos del tono de la película»
REPARTO
– El reparto está lleno de nombres importantes del cine vasco.
– Los nombres principales los teníamos pensados desde el principio, Itziar Ituño, Eneko Sagardoy, Yon González... Ha sido complicado ir ajustando fechas y disponibilidades, pero era un reto, porque es un reparto muy heterodoxo y todos tenían que ir en una misma dirección, tenían que estar presos de alguna forma del tono de la película. Toda esa emoción contenida que tienen los personajes tenía que entrar un poco por los ojos, por eso utilizo mucho el primer plano. Yo que me pasé diez años trabajando en un cine, sé lo que es ver un rostro en primer plano en una pantalla grande, es algo que te resulta abrumador y tiendes a fijarte en los ojos del actor, te pone un poco ante el abismo. Las grandes preguntas de la película están en esas miradas. Hay algunos personajes que hablan un euskera muy particular, yo soy de Arbizu y les he llevado por ese terreno. Ha sido una doble labor de entrega por su parte, y de confianza, y estoy muy contento, el trabajo con todos ellos ha sido comodísimo.
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– ¿Cree que los rencores familiares se heredan?
– Sí, aquí parece que tenemos bastante tradición en ese sentido. Pero es algo muy propio de la tragedia clásica y está presente en todas las civilizaciones, aunque a veces parece que pasamos un poco como de puntillas, como puede ser la Euskadi de los 80, pero que está ahí y se retroalimenta. No he querido ahondar mucho en eso, pero sí quería aludir a esos contextos de violencia. Todo el siglo XX desde la Guerra Civil fue un poco así, las relaciones familiares en los núcleos urbanos han sido muy cainitas.
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