Crítica de 'Sorda': Vivir entre oyentes

No podremos imaginarlo pero sí acercarnos bastante, gracias a la luminosa y sensible opera prima de Eva Libertad sobre una madre sorda. La película lo logra efectivamente en sus últimos ocho minutos, cuando apaga la pista de sonido y sentimos las cosas exactamente como las siente Ángela, la protagonista de 'Sorda'. Antes de llegar a este eficaz sistema, la película nos ha ido preparando para ser conscientes de esa ¿inevitable? distancia entre las personas oyentes y las sordas.

Sencilla, cercana y directa, esta obra que ganó el Premio del Público en la sección Panorama de la Berlinale y cuatro galardones, incluida la Biznaga de Oro, en Málaga, rezuma autenticidad. Se nota que la protagonista, Miriam Gallo, es sorda, y que su hermana Eva Libertad, realizadora y guionista, muestra lo que ha vivido. 'Sorda' sabe prestar atención a pequeños detalles: el aislamiento de ella ante los dicharacheros amigos oyentes de su marido, que se interrumpen y solapan sin darse cuenta de que así ella no puede seguir su conversación; la violencia que supone, en un momento tan vulnerable como el de dar a luz, estar un paritorio pensado para quienes oyen; la incomodidad de celebrar el cumpleaños de la hija en una guardería ruidosa...

Hay mucha luz, mucha cotidianidad y mucha sutil denuncia en esta propuesta que brilla gracias a sus estupendos protagonistas, Miriam Garlo y Álvaro Cervantes, y que tiene parte del equipo vasco, gracias a Elena Irureta, la banda sonora de Aránzazu Calleja y el uso de la canción 'Neskaren kanta' de Verde Prato: «Papi, papi, tienes algo que no tiene nadie...».