Crítica de 'Voy a pasármelo mejor': Beso o atrevimiento

Tres años después, seguimos odiando 'Padre no hay más que uno 5' y nos siguen agradando los chicos y chicas de 'Voy a pasármelo bien' en su secuela 'Voy a pasármelo mejor'. Los Pitus han crecido un par de años y son adolescentes a principios de los años 90, enamoradizos y entusiastas. Luisito (Rodrigo Gibaja) sigue siendo un adorable gitanillo de gran corazón y aún más larga verborrea («te sales, minerales»). El vulnerable Paco (Rodrigo Díaz) da sus primeros pasos para salir del armario. Y David (Izan Fernández) y Layla (Renata Hermida) viven una historia de amor a lo grande a partir de ese único minuto a la semana en que pueden hablar por teléfono (ella en México, él en Valladolid).

En su jovialidad y buen rollo, 'Voy a pasármelo mejor' funciona como tierna película de adolescentes, cine de campamento de verano, comedia romántica y... musical. Aunque, en eso, la entrega sea más dispersa. Si en 'Voy a pasármelo bien', los chavales cantaban y bailaban exclusivamente los éxitos de Hombres G, aquí interpretan nuevas canciones, pegadizas, intemporales y anodinas, compuestas por Alejandro Serrano, mientras aparecen más fragmentariamente, a veces de refilón, temas ochenteros como 'Cien gaviotas' de Duncan Dhu o 'Amante bandido' de Bosé.

Igual da. Dirigida por la joven Ana de Alva, la muy sencilla película se hace cálida y suavemente efervescente. Un agradable pasatiempo vacacional con adolescentes que se hacen querer mientras giran la botella de «beso, atrevimiento o verdad».