La hora del 'sí, quiérete'

Ese personaje que necesita pararse a pensar y, sobre todo, pensar en ella, por mucho que quiera a los demás, es un muy buen punto de partida de 'La boda de Rosa'. Van proliferando las películas sobre mujeres de mediana edad en crisis existencial, pero la loable particularidad del personaje creado por Icíar Bollaín y Alicia Luna, y que Candela Peña construye con total naturalidad y calidez, estriba en que su huida no es total, su ruptura no busca cortar lazos y olvidarse de su vida anterior para construir la nueva. Rosa se larga de la Valencia de su familia y busca una vida más relajada y abarcable en Benicassim con su luz dorada y su viejo taller de costura devuelto a la vida, pero anhela que los demás le sigan queriendo, solo que en el nuevo lugar que ha ideado pensando en ella y sus necesidades.

En el último tramo, cuando las cosas empiezan a encajar un poco peor y la sombra del sainete amenaza con desbaratar lo que está construido con delicadeza, buen tino y personajes algo disparatados (el de Nathalie Poza) pero bastante reales en el fondo, pierde consistencia 'La boda de Rosa'. Pero es una película reconfortante y con la que identificarse fácilmente, placentera en su costumbrismo suave en risa y en drama. Y por obvio que sea su mensaje, las cosas del querer... se a sí mismo atañen a cualquiera tanto como a Rosa.