Crítica de 'Kepler Sexto B': Astronauta en zapatillas

Pero, en sí, 'Kepler Sexto B' está sola, sin iguales, casi desamparada, igual que sus protagonistas. Como Jonás (únicamente Karra Elejalde podía darle el punto adecuado entre la locura y la ternura), atrapado como único tripulante en una misión espacial por Kepler, el planeta de los dos soles. O, su otra cara, Jonás, «el loco del Sexto B», cuya cabeza, desde que perdió a un hijo y su esposa, vaga perdida por el espacio.

Personajes solitarios como la chica Zaida, con una madre que murió y un padrastro que le pega. Zaida sigue la corriente a Jonás e intentará ayudarle. O como los demás vecinos y y asiduos a un bar en un barrio humilde y desesperanzado.

La película juega al contraste entre la evasión y la sucia realidad. Entre el entusiasmo por la aventura espacial (prepárense para alucinar con la nave interestelar en que el protagonista ha convertido su piso) y el drama social pespunteado de duelos no superados y frustraciones de la vida.

'Kepler Sexto B' es sencilla y puede que le falte acabar de pulir su propuesta, pero es de agradecer que se lance a hacer cine social desde puntos inesperados. Y que logre engancharnos con su mundo espacial en zapatillas, y que consiga emocionarnos entre citas de 'El principito' de Saint-Exúpery y la mirada de Karra Elejalde ante esos alienígenas que, tiene razón, nos han invadido.