Crítica de cine | Conspiración en El Cairo

Corazón ennegrecido

El sueco-egipcio Tarik Saleh nos cuenta la historia de un pescador joven e inocente («aún tienes el corazón puro, pero se ennegrece con cada segundo que pasas aquí», le dirán) que inesperadamente es becado en Al-Azhar. El corazón del novato, efectivamente, se oscurecerá entre mentiras forzadas y traiciones, tras ser captado por los servicios secretos para espiar, infiltrarse en un grupo radical e influir en la elección del nuevo gran imán, para que salga uno afín al gobierno egipcio (de fondo, la tensión entre los poderes religioso y político en Egipto).

En Cannes premiaron, quizás excesivamente, el guion de 'Conspiración en El Cairo', que, si no sorprende, es eficaz en su pulso y en su habilidad para entretejer los elementos narrativos, religiosos y políticos de este thriller. Cumple, con un único gesto cabizbajo, el joven protagonista Tawfeek Barhom, mientras que destaca algo más el policía que le capta, encarnado por Fares Fares, el narigudo de 'Los casos del departamento Q' y protagonista de 'El Cairo confidencial', el anterior thriller de Tarik Saleh.

Aunque pueda resultar ligeramente larga, esta película atrapa por la tensión de sus giros pero, sobre todo, por trasladarnos a un entorno desconocido y misterioso, los círculos de alumnos alrededor de los maestros y la actividad en los grandes patios de la Universidad islámica. Claro que no se trata del verdadero Al-Azhar y ni siquiera de Egipto. Tras ser expulsado del país, Saleh tuvo que rodar 'Conspiración' en El Cairo' en Estambul.