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El esqueleto de bisonte es la estrella de la exposición en San Telmo. PEDRO MARTÍNEZ

El bisonte de la última glaciación vuelve a tomar forma en el Museo San Telmo de San Sebastián

La exposición 'Kiputz, un abismo en la prehistoria' recompone esqueletos de especies de hace más de 20.000 años con los hallazgos de la sima de Mutriku. El Museo San Telmo ofrece la muestra hasta el 9 de febrero

Ricardo Aldarondo

San Sebastián

Viernes, 15 de noviembre 2019, 13:10

La recomposición de un esqueleto de bisonte estepario, junto a otros dos de ciervo y de reno, es la estrella de una exposición que saca a la luz algunos de los hallazgos del yacimiento de Kiputz, una sima oculta en una cueva de Mutriku donde hace unos 20.000 años caían en la trampa natural diferentes especies de animales de gran envergadura, cuyos huesos fragmentados se han conservado hasta hoy.

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'Kiputz, un abismo en la prehistoria' es el título de la exposición que presenta el Museo San Telmo, hasta el 9 de febrero, para explicar el singular yacimiento en el que se han encontrado más de 18.000 restos de especies «hoy imposibles de encontarar en nuestras montañas, como renos, rinocerontes lanudos, bisontes esteparios o mamuts», explican los responsables de la muestra, organizada conjuntamente por el Museo San Telmo y Gordailua, donde están depositados los restos extraídos de Kiputz «La ausencia de depredadores en el origen de este yacimiento ha permitido que la mayoría de los huesos se conserven enteros por no haber sido objeto de consumo».

Esa sima hallada dentro de una cueva en 2004 por el empeño de Juan Mari Arruabarrena y Miel Sasieta, de Munibe Taldea, en sus prospecciones sistemáticas, contenía un gran yacimiento de huesos y cornamentas de animales, que se iban mezclando a medida que los animales caían y se descomponían. «Es un yacimiento de una riqueza excepcional, un agujero casi circular de 2,5 metros de diámetro en el que se han podido identificar el 70% de los huesos y las especies», han explicado los comisarios de la exposición, los paleontólogos Pedro Castaños y Xabier Murelaga, que han presentado la muestra junto al director de Gordailua Carlos Olaetxea, la directora de San Telmo Museoa Susana Soto, el concejal de Cultura Jon Insausti y el diputado de Cultura Denis Itxaso.

Los tres esqueletos se han reconstruido con elementos de diversos ejemplares, para poder apreciar la composición y la envergadura de esas especies, entre las que destaca el bisonte estepario, que podía alcanzar los mil kilos de peso. La distancia entre sus dos pitones era de más de un metro. El esqueleto del bisonte que preside la exposición se ha recompuesto con una reproducción del cráneo, cuyo original se expone también en una vitrina, y que constituye «una pieza única en la península ibérica». Esta especie de bisonte es la misma que aparece en el techo de las cuevas de Altamira, y en la exposición se incluye una reproducción de estas pinturas.

Una enorme pintura contemporánea y talleres en familia

La exposición también quiere introducir al visitante en aquel «último gran invierno», la glaciación que tuvo lugar en un período entre los 110.000 y los 10.000 años antes del presente, a través de una enorme pintura contemporánea de Jesús Mari Lazkano, 'Todo lo sólido se desvanece en el aire II' que sitúa al espectador en el ambiente gélido de la época, y de los gráficos de una línea del tiempo que muestran los cambios que se han producido en la costa a lo largo de estos miles de años. Ahí se puede ver que la costa en la cornisa cantábrica tenía 18 kilómetros más de extensión de tierra, pero en Las Landas alcanzaba hasta 200 kilómetros más que en la actualidad. «Hay que pensar que en toda esa zona, debajo del mar actual, tiene que haber todo un mundo de huesos de animales», apunta Pedro Castaños.

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La exposición, que pretende dar a conocer al gran público estos hallazgos y se considera muy adecuada e instructiva para niños y mayores, contará con talleres familiares durante las navidades y visitas especiales realizadas por los comisarios Pedro Castaños y Xabier Murelaga, los días 12 de diciembre en castellano y 16 de enero en euskera.

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