Ander Aizpurua, director general de Kutxa Fundazioa

«Vamos a sumar en Tabakalera más públicos y mejores sinergias»

– Las terminologías de los planes estratégicos son a veces los árboles que impiden ver el bosque. ¿Por qué acometen un plan estratégico tan ambicioso?

– A veces pienso que la sociedad guipuzcoana no nos conoce tan bien, pese a la larga historia de la entidad. Somos herederos de lo que la gente entiende socialmente como 'caja de ahorros': Kutxa Fundazioa somos una entidad social, la actual transformación de la antigua caja de ahorros. Las cajas vascas no se fusionaron: lo que hicieron fue crear un banco, que es Kutxabank, pero Kutxa se mantiene como obra social para Gipuzkoa. Lo que pasa es que nosotros también hacemos inversiones, en empresas y actividades, para garantizar nuestra viabilidad, que revierten en la sociedad guipuzcoana.

– ¿Por qué el nuevo plan?

– Iniciamos hace ya tiempo una reflexión para saber hacia dónde queríamos ir como fundación. Todo lo que hacemos es por la sociedad guipuzcoana, así que queríamos analizar los retos que nos afectan. Hablamos de una Gipuzkoa más justa, cohesionada, creativa y sostenible. Hemos mantenido cientos de reuniones con diferentes agentes para construir el proyecto.

– Quizás sí existe esa confusión sobre qué es el banco y qué es la fundación. Puede parecer una anécdota, pero en el caso de algunos guipuzcoanos pesa mucho ver la marca Kutxabank en la camiseta del Athletic.

– Nosotros somos una entidad de Gipuzkoa. Kutxa Fundazioa es una fundación independiente, que toma sus decisiones, tiene su autonomía y desarrolla su propio proyecto y su propio plan. Y sí, nosotros somos propietarios de un tercio del banco Kutxabank, un 32%. A través del banco obtenemos dividendos que nos permiten desarrollar estas actividades. Y desde la fundación hacemos otras inversiones, para fortalecer la red de empresas de Gipuzkoa y para obtener ingresos además de los dividendos que reparte Kutxabank. Los otros dos propietarios son BBK y Vital, que tienen sus respectivos ámbitos territoriales de actuación.

– En la parte 'física' del plan cobra especial protagonismo la obra de Tabakalera, que se convierte en protagonista.

– Como plan de actuación todos los programas que desarrollamos tienen el foco puesto en Gipuzkoa en su conjunto, pero físicamente sí es cierta la apuesta por Tabakalera, donde agrupamos nuestros servicios bajo el nombre de Atenea.

– Antes de hablar de Tabakalera, ¿la sala Kubo del Kursaal también mantendrá su actividad como hasta ahora?

– Sí, por supuesto, con la misma estrategia de exposiciones que se ha desarrollado en todo este tiempo. La sala Kubo es fundamental.

– ¿Por qué el nombre de Atenea para definir el espacio de Kutxa en Tabakalera?

– Por un lado, por su significación en euskera, 'ate' como puerta abierta al conocimiento y 'enea' como casa de todos. Y como se sabe, Atenea es también la diosa de la sabiduría. Vale el juego de palabras como definición de lo que queremos.

– El cambio supone el cierre de Eureka, el museo de la ciencia en Miramon. Cuando se anunció esta decisión hace dos años hubo muchas críticas por la pérdida de un museo tan enraizado en Donostia.

– La decisión parte de un análisis global: ¿cómo ha cambiado la sociedad y cómo podemos dar respuesta a eso? Los retos que se tienen que abordar necesitan una mirada interdisciplinar también. Los centros de este tipo han evolucionado en el mundo. Eureka viene de un modelo americano que nace en 1950, aunque el de Donostia fue creado hace 25 años, y ahora se busca que el público sea mucho más activo: queremos dar herramientas a cada visitante para que pueda desarrollar su pensamiento crítico y complejo. Ya no vale la jerarquía de ' yo expongo y tú visitas'.

– La presencia de Kutxa crece en el edificio de Tabakalera con más peso y más metros cuadrados.

– Hay que recordar que estamos en Tabakalera desde el principio, aunque ahora ocuparemos más espacio. A partir de 2026, por ejemplo, en la planta cero, en el espacio que ocupaban las tiendas y quedó libre tras la pandemia, plantearemos una primera 'posición', Jakinbidea, que es una primera incursión en la curiosidad como motor de acceso al conocimiento.

– ¿Qué va a pasar con el terreno que se libera en Miramon cuando desaparezca Eureka?

– Todavía no hemos tomado la decisión. Ese terreno es parte del patrimonio de Kutxa, y hay que recordar que aún va a estar abierto hasta que en el segundo semestre de 2026 inauguremos las nuevas instalaciones de Tabakalera.

– Van a convivir en Tabakalera con la programación propia del centro cultural, más especializada en el arte contemporáneo y menos de 'gran público'. ¿Puede chirriar esa doble identidad, o desconcertar al usuario?

– Yo diría lo contrario: lo que buscamos es complementar. Tabakalera es un ecosistema muy interesante, con diferentes agentes, públicos, privados, y entendemos que si somos capaces entre todos de buscar sinergias, esa colaboración terminará sumando nuevos públicos. La suma enriquecerá el proyecto.

– ¿La sala Artegunea, ahora con el nuevo nombre de Artebidea, seguirá la misma línea centrada en la fotografía que tan bien ha funcionado hasta ahora?

– Sí, Artebidea no solo será el nombre de la sala, sino de todo un programa de respaldo a creadores. Mantendrá la apuesta por la fotografía, combinando artistas locales con internacionales, como una mirada conjunta a la sociedad. No queremos exposiciones solo contemplativas, sino ir más allá, generar un debate con los visitantes.

– En la actual cuarta planta se concentrarán los nuevos espacios, incluido el heredero de Eureka.

– Sí, son ámbitos programáticos que tienen su traslación en un espacio físico pero van más allá. Zientziabidea tendrá una exposición permanente e interactiva y Ezakutza Km0 pondrá en valor la ciencia que se hace en Gipuzkoa. Desde esas presencias físicas queremos generar programas que vayan a otros ámbitos, físicos y virtuales.

– ¿Qué plazos se plantean para las obras?

– Estamos trabajando con MediaPro Exhibitions, que es la empresa que va a 'aterrizar' nuestro programa en el montaje final con los recursos expositivos y museográficos. Este año lo dedicaremos a la última concreción del programa y el año que viene ya abordaremos las obras, que van a durar hasta el segundo semestre del 2026. Queremos que el resultado sea luego adaptable a los cambios que se vayan produciendo en la sociedad. La pandemia demostró que los modelos rígidos no sirven. Hemos visto diferentes centros de referencia en Europa, pero desde la humildad queremos construir algo muy adecuado y ajustado a lo que es Gipuzkoa.

– ¿Cómo fue la elección de MediaPro Exhibition, con sede en Barcelona, para la plasmación museográfica?

– Hicimos un análisis de las entidades y empresas que son reconocidas internacionalmente en lo que nosotros pretendemos hacer. Invitamos a varias firmas para que hicieran sus propuestas y entendimos que la de MediaPro Exhibitions era la que más se adecuaba. Les pedimos que incorporaran expertos en diferentes ámbitos para que el programa tenga más potencia.

– Insiste en que el Plan Estratégico va más allá del emplazamiento físico.

– Sí, planteamos debates sobre la nueva sociedad en los que queremos incorporar a muchas voces, desde la movilidad al medio ambiente, que será otro núcleo directo del proyecto, con un abanico que va desde cosas concretas para adolescentes hasta reflexiones sobre el futuro. También buscamos activar capacidades, dar un recorrido a las personas para que se desarrollen con diferentes formas y metodologías de aprendizaje.

– No es fácil explicarlo: resulta más cómodo presentar planes físicos de cómo quedará Tabakalera.

– Sí. Pero queremos recordar que somos un agente activo para el empoderamiento de la sociedad guipuzcoana, para dar cauce de salida al conocimiento, pidiendo a la vez el compromiso de las gentes y entidades beneficiadas con la propia sociedad guipuzcoana. Ocurre lo mismo en el ámbito de la empresa, intentamos que quien tiene un proyecto pueda llevarlo a cabo. El objetivo es tener una red de empresas sostenibles, competitivas e innovadoras. Kutxa Fundazioa cuenta con sus recursos para invertir en empresas que a la vez generen ingresos a la fundación para seguir su actividad.

– También quieren respaldar a los creadores.

– Sí, con programas como Sorlekua, que ha funcionado muy bien y también está dirigido al mundo artístico-cultural. El ámbito de actividades de la Fundación es amplísimo y quiero remarcar el trabajo y la implicación del equipo en un proceso que ha sido largo. No es casual que el día de presentación del plan en Tabakalera fueran los propios profesionales de la entidad los que detallaran el programa, porque se han implicado a fondo en una labor en red en la que, podemos decirlo con orgullo, hemos colaborado con mucha gente de Gipuzkoa y de fuera del territorio.