26.000 libros confinados, el buen 'nombre de la rosa'
La Agenda Portátil ·
La verdadera 'biblioteca de Alejandría' estaba en los hogares, en los libros prestados y gozados / El primer baño y la conexión con La Concha / El 'Amelia' llega a La ConchaHablamos mucho de los grandes festivales, porque molan Jamie Cullum, Ainhoa Arteta o Julia Roberts, pero hay otra cultura de base que tiene el 'glamour' ... del disfrute en solitario. Durante este confinamiento quedaron en casas de los donostiarras 26.000 libros (o vídeos o discos) prestados por bibliotecas y casas de cultura. Si sumamos los casos de toda Gipuzkoa se doblaría o triplicaría esa cifra.
Es como una novela de Borges, como una 'biblioteca de Alejandría' entre La Concha y el Txindoki, como 'El nombre de la rosa' de Umberto Eco pero en versión buena: aquí los libros curan. Hasta tendríamos título: 'Los 26.000 libros confinados'.
Dedicamos grandes suplementos a los magnos festivales y las costosas infraestructuras (del Kursaal a Tabakalera) pero diariamente vivimos el festival de los libros prestados. La red de bibliotecas de Donostia y de tantos otros municipios guipuzcoanos permite ese disfrute de la cultura en zapatillas que pocas veces es titular de periódico. Donostia Kultura, por ejemplo, tiene más de 100.000 socios, más del doble que la Real.
Cuando llegó el confinamiento y «mandó a parar», como dice la canción, 26.000 libros y cosas del bien común de las bibliotecas donostiarras quedaron en manos de sus beneficiarios. Habrán sido leídos, o no, pero es como una telaraña feliz que tejía una fraternidad invisible. Desde el lunes vuelve la posibilidad de devolver libros y acceder a otros. La semana pasada festejábamos el regreso de las librerías y ahora vuelven las bibliotecas y los museos. No solo de las terrazas de los bares vive el ser humano.
Regálense un museo. Esto que llamamos desescalada nos lleva a los bares y las playas, pero regresar un museo es otra forma de disfrutar el desconfinamiento. Hay muchos, pero les recomiendo San Telmo, el museo guipuzcoano por excelencia. El martes es gratis. Hay varias exposiciones temporales interesantes, pero si no conocen su colección permanente recórranla despacio: es como un documental del National Geographic que a ratos parece una serie de Movistar. Con estelas funerarias, una Lambretta y discos de Laboa ayuda a saber quiénes somos y de dónde venimos.
De nada.
El primer baño
Hubo años valientes que el primer baño en la playa fue por el día de San Sebastián. Otros años, por San José. A veces se retrasó hasta Jueves Santo. Y en este 2020 ha sido en Santa Fase 2, o Santa Desescalada. El primer baño tiene algo entre rito y terapia: esta semana, cuando di las primeras brazadas por la bahía, sentí que la Nueva Normalidad puede parecerse a la vieja. Aunque este verano no haya gabarrones.
Muchos hemos disfrutado esta semana del mismo goce. Y en buen número en las horas de la pleamar de La Concha. El espectáculo de la gente llenando la playa en marea alta es la nueva 'conexión obligatoria' de todas las teles. Me recuerda, en cierto modo, a los infaustos años de la Salve de la Semana Grande donostiarra, cuando las radios no tenían otras noticias y retransmitían los incidentes de la calle Mayor rumbo a Santa María como si fuera la etapa reina del Tour.
Aquello pasó y esto pasará. En solo un mes la 'imagen del confinamiento' ya no está en los hospitales sino en la playa. Quién iba a decirlo. Lástima que tanta gente haya desaparecido en esta transición.
El nuevo Amelia
El virus ha ralentizado procesos, pero no paralizado. El chef argentino Paulo Airaudo abre el viernes 26 de junio su 'Amelia Restaurant' enla nueva ubicación, el Hotel Villa Favorita, situado en una villa completamente reformada en el Paseo de la Concha. Airaudo logró una estrella Michelin para su Amelia en el anterior emplazamiento de la calle Prim y ahora apuesta fuerte. La semana entrante abre ya en el hotel el bar, que también gestiona el chef.
mezquiaga@diariovasco.com
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