La agenda portátil

20.000 especies de cineastas vascas

Porque esa cuestión, que a veces se debate en primitivos golpes de tuit, llega a la película de Estibaliz Urresola sin subrayados, con el fluir tranquilo de la vida. Su protagonista, la niña Sofía Otero, ganó el premio de interpretación en Berlín, y otras estupendas actrices la acompañan, desde Patricia López Arnaiz a una Ane Gabarain en estado de gracia. La película sigue logrando espectadores de todas las edades (una veterana espectadora de 95 años me decía que la había conmovido como pocas historias) y algunas proyecciones terminan con aplausos espontáneos.

Hay una generación de mujeres que está dando aire distintos al cine, de Carla Simón y su 'Alcarràs' a Alauda Ruiz de Azua y su 'Cinco lobitos'. Urresola, de 38 años, nació en Llodio, en Bilbao la consideran del 'botxo' y vive en Hernani: es un compendio de las tribus vascas.

Otra película cercana merece atención: es un deliciosa poema visual. María Elorza, donostiarra de ejercicio desde niña, ha estrenado 'A los libros y a las mujeres canto', historia rara y hermosa sobre el amor a los libros, con mujeres vigorosas. La madre de la directora, la italiana Antonia Deias, es el hilo conductor con el apoyo de sus amigas: Waltraud Kirste (mujer que dejó Alemania para vivir en Euskadi desde los 70 con el 'activista' Patxi Iturrioz), Loreto Casado, dama tocada por el teatro y la poesía, y la médico y 'comprometida social' Viki Claramunt. Ellas completan un abanico en una peli que triunfa en numerosos festivales y está en la cartelera.

De otra cineasta se hablará este mes: Irati Gorostidi presenta en la Semana de la Crítica de Cannes 'Contadores', un corto no menos original que 'transcurre' en una asamblea en la fábrica donostiarra con ese nombre en 1978. Gorostidi, de 35 años, presenta una mirada 'social' sobre la generación de sus padres, gente que quiso cambiar el mundo y, tras el desencanto de la Transición, buscaron otras fórmulas en lugares como la comunidad de Lizaso, sueño alternativo en la Euskadi de los 80. Gorostidi prepara ya un largo sobre ese mundo.

Las mujeres agitan el cine, pero no solo ellas: la semana próxima se estrena al fin 'La quietud en la tormenta', del donostiarra Alberto Gastesi. Que no decaiga.

Muchos queremos que el Osasuna gane esta noche la final de Copa: por nuestras vinculaciones geográficas y sentimentales con Pamplona y Navarra y porque en la pelea entre ricos y menos ricos preferimos que se impongan los segundos. El Osasuna genera simpatías siempre, y también ahora que lo dirige un hombre que cae bien, como Jagoba Arrasate, que en su momento se enfrentó al reto de entrenar a la Real demasiado pronto y que ahora está mostrando su oficio en el Sadar. Aupa Osasuna y sobre todo aupa Real, que camina hacia Europa con otro tipo de la casa, ese Imanol Alguacil que también y tan bien conecta con el aficionado. (Y aupa Montanier, el mister que entrenó a los txuri urdin y acaba de ganar la Copa francesa con el Toulouse: los entrenadores franceses casi siempre han entendido bien la idiosincrasia blanquiazul. Como el gran Denoueix).

Es como el Osasuna pero en rock y a escala universal. Bruce Springsteen no solo es uno de los grandes: es un artista que rezuma autenticidad. Quienes lo vieron en Barcelona vuelven con el deseo de que no fuera la última vez. Pregunto a una garganta profunda local: ¿lo veremos de nuevo en Donostia? «Nadie sabe si habrá otra gira siquiera», responde. El 'nuevo' Anoeta sigue esperando su concierto.

mezquiaga@diariovasco.com