Luis Clerigué
Uno de los veteranos asiduos a la playa de Zarautz
«Llevo 48 años con el mismo toldo, disfrutando de la playa de Zarautz»Pasa los tres meses de la época estival en Zarautz, antes de regresar a finales de septiembre a su casa de Donostia
A sus 95 años, Luis Clerigué García lleva media vida veraneando en Zarautz, bajando a la playa casi a diario. Natural de Estella, a los 22 años se trasladó a Elgoibar, donde contrajo matrimonio. Reside en San Sebastián, si bien pasa la temporada estival en Zarautz; lleva 48 años veraneando entre nosotros, «desde que compramos el piso en la urbanización Gaztelu», indica.
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Pese a enviudar hace seis años, sigue con su costumbre de pasar los tres meses estivales de verano en Zarautz, desde primeros de julio hasta finales de septiembre. Por su trabajo, ha viajado a lo largo y ancho del mundo. Presenta un aspecto físico envidiable y una cabeza privilegiada, si bien se queja de que cada vez padece más achaques. Dice que a su edad no puede pedir mucho más, que la salud le siga acompañando, además de poder seguir en verano bajando a la playa y, en este sentido, «en Zarautz me encuentro fenomenal». No habrá muchas personas de su edad que disfruten de la playa como Luis, quien lleva 48 años con el mismo toldo.
–¿Clerigué? ¿De dónde procede su apellido?
PLAYA«Procuro bajar casi a diario: me doy un paseo, y si la mar no está muy movida, a darme un baño»SU SALUD«Yo creo que es genética, además de llevar una vida más o menos ordenada»
–Procede de Francia, aunque yo nací en Estella y a los 22 años me trasladé a Mendaro-Elgoibar a trabajar, que es donde me case.
–¿De verdad que tiene 95 años?; no aparenta para nada la edad que dice tener.
–Tengo 95 años y 4 meses; cumplí los 95 el pasado 27 de abril. El DNI no miente.
–Reside en Donostia, pero sus veranos transcurren en Zarautz. ¿Desde cuándo?
–Creo que son 48 años, desde que compramos la vivienda en el complejo Gaztelu. Desde entonces paso el verano en Zarautz. Hasta hace unos años con mi mujer, pero enviudé hace seis años. Mi hijo e hija viven en Donosti, que es donde estoy durante el resto de los 9 meses del año; vivo en la calle Okendo.
–Viviendo en Donostia, me llama la atención que prefiera Zarautz para el verano.
–Aquí me encuentro cómodo, con la playa cerca de casa; la gente y los amigos siempre me han tratado muy bien... Tengo una cocinera en casa que me prepara la comida, pero más o menos me arreglo para no depender de nadie.
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–Por lo que dice, usted es un asiduo a la playa.
–Así es, bajo casi a diario a la playa. Tengo el mismo toldo desde hace 48 años, el 876, frente al Arguiñaño, junto al kiosko del 'desierto pequeño'. He sido un andarín de la playa; cuando tenía menos años solía hacer 3 vueltas a la playa, unos 14 kilómetros diarios. Ahora, a mi edad, me conformo con bajar al toldo, andar un poco,un bañito si la mar no está muy revuelta ...
–¿Con 95 años y baño en la la playa? ¿No habrá muchos a su edad que se bañen?
–Hace unos años era más inconsciente, cogía y jugeteaba con las olas, pero ya no, y tampoco me baño a diario. Este verano me habré bañado unas 15 veces. Siempre me ha gustado el agua, jugar con las olas, aunque hace dos veranos me rompí la clavícula cogiendo una ola. Desde entonces, me baño con mayor prudencia.
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–Y si no hace de playa, ¿qué planes hace?
–Me doy un paseo, pero casi siempre cerca del mar, en la playa, malecón, biotopo... charló con los vecinos de los toldos de al lado que al igual que yo llevan muchos años; jugamos a cartas, le hago una visita al toldero Esteban... Pero si hace buen tiempo, de 11.00 a 14.00 aproximadamente lo paso en la playa. Hasta hace unos años éramos unos asiduos a la petanca en la playa.
–¿A la petanca?
–Sí, conocí este juego con unos franceses en Benicasim, que me invitaron a jugar con ellos. Compre unas bolas de petanca de hierro y los traje a Zarautz; todavía las tengo; éramos una cuadrilla de asiduos jugadores, aunque ya son tres años que no juego por mis molestias en la espalda. Nosotros jugábamos con bolas de hierro que pesan alrededor de 650 gramos, no las bolas de petanca de plástico de colores, que estuvieron también de moda.
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–Todos quisiéramos estar como usted a su edad. ¿Tiene algún secreto para mantenerse así?
–No te creas, no me quejo, ya que tengo muchos años, pero cada vez tengo peor la vista, la espalda triturada ... Eso sí, en mi vida he enfermado, accidentes si que he tenido, pero apenas he ido al médico, en eso he tenido suerte.
–¿Su salud, es cuestión de genética, de cuidarse...?
–En primer lugar yo diría que es cuestión de genética; mi padre murió con 90 años y mi madre con 95. Y luego, sin proponérmelo demasiado, llevar una vida más o menos ordenada: comer limpio y sano (mucha verdura, pescado y fruta), hacer deporte, no fumar... La salud es importante, pero valoro casi más tener la cabeza bien y, de momento, sigo con buena memoria .
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–Dice que ha sido de hacer mucho deporte; ¿Qué deporte ha practicado?
–He practicado de todo: tenis, golf, esquí, natación.., pero no te voy a mentir, en ninguno he sido bueno; sobre todo, he caminado mucho.
–En cuanto a su vida laboral, ¿ a qué se ha dedicado?
–Buena pregunta, pues también he hecho un poco de todo. Con 22 años, tras regresar de la mili, empece en el Banco Guipuzcoano, en Eibar 3 años y el cuarto en Elgoibar, donde residía una vez contraje matrimonio con María Luisa Garate. Seguidamente, me hicieron una mejor propuesta económica y durante años llevé las cuentas económicas de dos empresas de la zona, pero tras unas desavenencias con el dueño de una de las empresas me contrato la empresa Nicolás Correa, de máquina herramienta, que tiene ahora su sede en Burgos. Más tarde me vino a buscar la empresa Géminis, también de máquina herramienta, que es donde dedique 31 años de mi vida laboral, primero como director administrativo y los últimos 13 como director general. Por el trabajo, me ha tocado viajar mucho, prácticamente por toda Europa y Estados Unidos, Canadá, a países de América del Sur, México, Singapur, Irán ... Me jubilé con 65, hace 30 años, y tras jubilarme viaje mucho con mi esposa, a bastantes de los países que estuve por trabajo pero que apenas me dio tiempo a conocer.
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–¿Qué recuerdos guarda del Zarautz de hace medio sigo?
–Cuando vine yo aquí, Zarautz era la cuarta parte de lo que es hoy, no había ni malecón ni nada. Al optar por Zarautz, mi mujer y yo buscábamos playa y paseos y eso lo teníamos. De un tiempo a esta parte ha crecido mucho, la población se ha triplicado ... He tenido y sigo teniendo buenos amigos, con los que nos juntamos para hablar, jugamos a las cartas, antes íbamos cada sábado de cena ..., aunque siempre he llevado una vida sencilla.
–¿Tampoco tiene lejos a los hijos y a la familia?
–No, están en Donostia; de momento no les doy mucha guerra; tengo hija e hijo y cuatro nietos. Mi yerno igual te suena, Pedro Miguel Echenique.
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