«Es imposible que en Orio olvidemos a Lourdes»
Un año ·
El 16 de mayo de 2023 Alberto Casado mató de un tiro a su expareja. Un sencillo banco morado mantiene el recuerdo de la mujer entre los oriotarrasEs el mismo banco, pero es diferente. El de ahora lleva un drama grabado en sus tablas de madera. El de antes era un banco ... normal, de los de siempre, un banco en el que Lourdes del Hoyo se sentó a leer un libro la tarde del 16 de mayo de 2023 mientras esperaba a Alberto Casado, el hombre que la mató.
Hoy se cumple un año de una tragedia que golpeó a Orio con la furia inesperada de un zarpazo. Lourdes había quedado con Alberto, con quien había cortado su relación hacía dos meses, y le esperaba en un banco de Arrantzale Kalea. Un seto a sus espaldas la separaba de un parque en el que jugaban numerosos niños. Eran cerca de las 17.30 horas y acababan de salir del colegio. Cuando Alberto llegó, se acercó a su víctima y sin mediar palabra le disparó a bocajarro con una escopeta manipulada. Inmediatamente después se quitó la vida con la misma arma.
Las velas, las flores, las plantas y la bandera morada con un crespón negro con las que los vecinos de Orio quisieron rendir homenaje a Lourdes, hace tiempo que fueron retiradas, pero el recuerdo se mantiene. Junto al banco, que ha sido pintado de morado, una pequeña biblioteca de intercambio de libros sirve para recordar a la mujer asesinada mientras leía. Un poste flanqueado por tres macetas con plantas sostiene tres estanterías cerradas por un cristal que mantiene los volúmenes a resguardo de los peligros del exterior. En el interior hay una pequeña lámpara con forma de vela.
«Cada vez que pasamos por aquí recordamos lo que pasó. Es imposible olvidar, tenemos el banco como referencia», dice una vecina de Arrantzale Kalea que conocía a Lourdes y Alberto. «Ella era amable y simpática. Él era bastante más introvertido, pero muy correcto». Impulsada por su madre, una niña se balancea en un columpio del parque. El seto ha sido recortado y desde donde están se ve el banco, a escasos tres metros de distancia. «Cuando todo pasó había dos niños columpiándose», dice Jesús Agote, también vecino de la calle. Todos los días pasa por ese mismo lugar y todos los días se acuerda de lo que ocurrió, no puede olvidarlo. «Aquí se ha sentado muy poca gente», asegura. «En todo el año creo que solo he visto a una persona sentada y no era del pueblo. Es algo que se respeta bastante», confirma poco después una joven.
Tras el asesinato, el Ayuntamiento de Orio ofreció un servicio de psicoterapia gratuito a los vecinos de la localidad que lo necesitaran para poder gestionar todo lo que habían vivido. La atención se extendió a la población mayor de 16 años y a los educadores de la localidad. «Los primeros días era como vivir en una película», recuerda una vecina. «Fue terrible, muy doloroso. En Orio nos conocemos todos, ella era majísima; cuando salía por la tarde del trabajo siempre nos la cruzábamos en la plaza y nos saludaba. Era muy alegre», afirma Ramona, otra vecina de la calle. «La gente se sigue acordando mucho, hay muchas personas que vienen al intercambio de libros», explica.
Lo que pocos hacen es acomodarse en el banco. «Yo antes me sentaba mucho aquí, pero ahora ya no, hay algunos que miran mal a los que lo hacen, como si fuera una falta de respeto. Esto no se va a olvidar, siempre quedará el banco como recuerdo», recalca José Luis.
«Fue espantoso»
Dos peregrinos pasan junto a la pequeña biblioteca y se detienen un instante para examinar los libros. «Los que no son de Orio preguntan por qué el banco está pintado de morado», dice Iñaki Olariaga. Este vecino es una excepción, porque sí se sienta habitualmente en él. «Hoy una conocida me ha dicho que ella nunca lo haría», añade.
Todos saben lo que pasó pero no hablan demasiado de ello. «La gente quiere olvidar, aquello fue espantoso», dice Iñaki. Aunque no todos lo consiguen. A una mujer se le cambia el rostro cuando escucha hablar del crimen. «Ha pasado un año y va a peor», confiesa antes de proseguir su camino. Conoce a la madre de Alberto, que vive cerca del lugar donde todo sucedió, y no quiere seguir hablando.
«La madre está remontando», asegura Ramona. «Ella no tiene la culpa», sostienen convencidas dos mujeres. «Está saliendo adelante. Los primeros días tenía un gran sentimiento de culpabilidad, pero la gente la acogió bien y ella ha agradecido el apoyo del pueblo. No deja de ser otra víctima», dice una vecina.
Se amplía la asistencia jurídica a víctimas de violencia machista
La asistencia jurídica gratuita a mujeres víctimas de violencia machista se ampliará en Euskadi a menores de edad y a personas con discapacidad. El refuerzo de este servicio se incluye en un convenio firmado ayer entre el Gobierno Vasco y el Consejo Vasco de la Abogacía. El acuerdo prevé la ampliación del ámbito de atención, de forma que la asistencia se ofrecerá a todas las víctimas de delitos de violencia contra la mujer, de violencia intrafamiliar y de delitos contra la libertad sexual.
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