Los generales saludan a las tropas

Irun recupera su Alarde tras dos años de parón por motivos sanitarios. Paco Carrillo, general del desfile tradicional, y Maite Vergara, general del Alarde público, tuvieron el honor de saludar a los irundarras en la vuelta de la festividad.

El de ayer en Irun fue un día que, si tuviera que definirse con un sólo término, sería el de emocionante. Cada cual tuvo su momento especial, y también le sucedió al general del Alarde tradicional, Paco Carrillo: «cuando les he visto al aita y a la ama allí, en un balcón en la plaza San Juan, en la esquina con la cuesta San Marcial. El aita tiene 90; la ama, 89 años. Cuando les he mirado, he visto que ella estaba llorando como una magdalena y yo me he puesto a llorar también. No me he recuperado casi hasta llegar a la bajada de la iglesia del Juncal. Ha sido precioso».

Desde su posición como máxima autoridad del desfile, expresó reiteradamente su agradecimiento a la ciudadanía «por todo el cariño que estoy percibiendo, que no es a Paco Carrillo sino a la figura del general que represento, de este Alarde que tanto aman». Ayer, el irundarra sentía «una gran ilusión por poder hacer, por fin, el Alarde que el pueblo de Irun quiere», después de dos junios en blanco: «no podemos hacer tres en uno», pero Carrillo destacaba que ayer, en una única jornada, se concentraron las emociones contenidas durante «tres largos años. Aunque hemos cumplido los horarios previstos, me da la sensación de que vamos un poco más despacio, a otro ritmo, paladeando cada momento. La gente está disfrutando tantísimo...», comentaba el general.

Ayer, los representantes del Alarde tradicional confirmaban esa sensación de apoyo que han percibido a lo largo de las últimas semanas, en todos los rituales previos al gran día como el Alardealdia, los ensayos o la romería que se celebró a mediados de junio: «hemos constatado lo que hemos ido viendo en todos los eventos que hemos vivido hasta hoy. Todo ha sido desbordante y esto es una gozada», aseguraba con rotundidad Paco Carrillo.

A lo especial de poder retomar la gran fiesta se sumaba el hacerlo en el año en que se cumple el quinto centenario de la batalla de San Marcial: «han pasado 500 años desde que nuestros antepasados decidieron subir a Aldabe cada 30 de junio para dar las gracias a San Marcial por su ayuda en la batalla. Son cinco siglos, y para nosotros supone un compromiso y muchísima responsabilidad poder seguir haciendo esto tal y como lo hacían nuestros antepasados», subrayó Paco Carrillo.

El Estado Mayor, la unidad que acompaña al general desde su incorporación al Alarde en la plaza San Juan, ha tenido este año tres estrenos en sus respectivos cargos: el del comandante, Rubén Fraile, «que me consta que ha hecho una llamada a capitanes en la plaza Urdanibia digna de recordar»; el ayudante del Estado Mayor, Jagoba Usabarrena; y el cornetín, Lauren Etxepare. Paco Carrillo comentaba que «de vez en cuando les miro de reojo y veo que, también ellos, tienen las emociones a flor de piel». Como resumen de ese cúmulo de sentimientos vividos a lo largo del 30 de junio de 2022, Paco Carrilló afirmó que «no queremos ser mejores o peores que nadie, simplemente queremos ser irundarras y seguir preservando esta pasión nuestra hasta el infinito y más allá».

En la plazoleta del Juncal, el ecuador del desfile, donde la tropa se toma un respiro, la general Maite Vergara celebraba la alegría del reencuentro, después de dos años sin Alarde y restaba importancia a la lluvia, que arreciaba con fuerza justo en ese momento. «Ya sabemos qué tiempo tenemos aquí. Ha tocado lluvia, pero ha ido todo muy bien. La lluvia no es el problema», decía. «El problema es que hay algunas cosas que siguen sin moverse. Nosotras sabemos qué camino tenemos que hacer, que es el que estamos haciendo. Nuestro mensaje para los y las irundarras es que sean valientes, que den el paso, que vengan con nosotras, porque hacemos el Alarde que va a permanecer, el Alarde del futuro, sin duda alguna».

La general, que en su entrada a la plaza de San Juan saludó a los representantes institucionales presentes en la balconada del Ayuntamiento, reiteró la petición realizada al Consistorio irunés para que la institución recupere la organización del desfile. «Hemos pedido formalmente que sea el Ayuntamiento el que organice un único Alarde municipal, con mujeres y hombres, pero no hemos recibido respuesta», lamentó.

Algo sí cambió ayer en la historia del Alarde igualitario y es que, por primera vez, hubo representación del Gobierno municipal en uno de los actos principales y más emotivos del desfile: la entrega de la bandera de la ciudad. La delegada de Igualdad y concejal de Podemos, Miren Echeveste, fue la encargada de depositar la enseña en manos de José Antonio Resende, teniente abanderado de la compañía Bidasoa. «Estoy muy emocionada, conteniendo las lágrimas», dijo Echeveste. «Una de mis funciones clarísimas es apoyar a estas personas que desde hace tantos años llevan adelante la mayor acción positiva por la igualdad en Irun».

La delegada lamentó que el alcalde, José Antonio Santano, estuviera ausente en el recibimiento al Alarde público. «Son muchos años ya y a mí me da pena. Esperaba que hubiese estado, porque aquí hay miles de ciudadanos y ciudadanas irundarras».Otros miembros del Gobierno municipal presenciaron también el desfile dirigido por Maite Vergara desde el balcón del consistorio, entre ellos Borja Olazabal, del grupo socialista, que recibió primero al Alarde tradicional y subió después al monte para dar cumplimiento al Voto.

La representación institucional que dio cobertura al Alarde igualitario fue, como en años anteriores, más allá del Ayuntamiento irunés. Además del delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, no faltaron dos incondicionales de esta celebración: Emakunde y el Ararteko. Izaskun Landaida, directora del Instituto Vasco de la Mujer, expresó su apoyo al Alarde mixto, «como hemos venido haciendo históricamente. Entendemos que las tradiciones son elementos importantes para la cohesión de los pueblos, pero también es cierto que surgen en momentos históricos determinados y es necesario que se adapten a los nuevos tiempos. Hemos visto que esa es la estrategia para que puedan perdurar en el tiempo. Muchos municipios de Euskadi ya han dado ese paso y por eso es clave que se aborde esta cuestión de manera seria a nivel de municipio».

Inés Ibáñez de Maeztu, adjunta al Ararteko, señaló que apoyarán el Alarde igualitario «mientras esta situación perdure. Es incomprensible que se mantenga esta duplicidad de desfile en paralelo. Confiamos en que superaremos este bache absurdo».

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