«Espero mantener la pasión por el violín durante toda mi vida»
Ekhi Martínez Imai, Violinista irundarra ·
El joven irundarra que protagoniza el concierto de mañana del Ciclo Requejo empezó a tocar con 3 años y, sin cumplir 20, finalizará este curso los estudios superiores en MusikeneIRUN.
Viernes, 18 de febrero 2022, 23:19
Miembro de una estirpe de músicos que va por la tercera generación, Ekhi Martínez Imai es un violinista precoz y destacado. Sus notas han sido brillantes desde que accedió al conservatorio de Irun (el alumno más joven en entrar), ha ganado concursos y acumulado premios toda su vida y en el conservatorio superior de Donostia, Musikene, ha cerrado cada curso hasta ahora con Matrícula de Honor. Puede contar todo eso en euskera, castellano, inglés y japonés (el idioma de su ama, que él habla y entiende pero ni escribe ni lee «porque es muy difícil») y, pronto, en alemán, el idioma que estudia ahora.
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–Empezó con tres años y lleva toda la vida tocando a diario el violín. ¿Cómo ha sido su relación con el instrumento?
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Los músicos Ekhi Martínez Imai, violinista irundarra que en octubre cumplirá 20 años, e Irini Gaitani, pianista y profesora en Musikene.
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El programa Adagio y Fuga de la Sonata 1 en Sol menor BWV 1001, de Bach; Fantasía en C para violín y piano D. 934, de Schubert; Sonata para violín nº 6, de Ysayë, y Capricho en forma de vals, de Saint Saens-Ysayë.
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El concierto Mañana, a las 19.00 horas, en el auditorio del Centro Cultural Amaia, dentro del ciclo de música de cámara Ricardo Requejo. Entradas a 5 euros en irun.org/entradas.
–Al principio me encantaba, pero con 10-11 años fue un poco de amor-odio porque no todos los días tienes ganas de sacar el violín. De adolescente ya era muy consciente de que me encantaba, pero no siempre estaba seguro de querer sacrificar tantas cosas por él. Hoy, la relación es muy buena. Hay días que me cuesta más, pero me lo tomo como un entrenamiento que tengo que hacer. Supongo que pasa en todas las carreras, en todas las profesiones. Lo importante es que mantengo la pasión y espero seguir teniéndola toda la vida porque si no, no sería muy feliz.
«Las notas no son un objetivo en sí mismas sino la consecuencia del camino de querer mejorar siempre»
–Notas, éxitos, precocidad... ¿se ha sentido presionado?
–De pequeño era totalmente inconsciente. Hacia los 16 años, cuando estaba ya en Musikene, me costó un poco manejar la presión. También es un momento de la vida en el que no eres muy estable emocionalmente.
–Ahora está en el último año de Musikene sin haber cumplido 20 años y ha firmado matrículas de honor en cada curso. ¿Tampoco siente presión?
–Lo llevo bien porque no doy importancia a las notas. Estoy centrado en un camino de seguir mejorando siempre y las notas son una consecuencia, nunca un objetivo en sí mismas. Mis objetivos no tienen que ver con cifras académicas.
–¿Qué planes tiene para cuando se haya graduado?
–Haré las pruebas para la Escuela Reina Sofía de Madrid porque conocí un profesor de allí con el que querría estudiar. Si no, iré a Alemania o a Austria, donde todo el mundo quiere ir a formarse porque hay muchos profesosres y mucho nivel. Allí iré seguro, la cuestión es si tengo la oportunidad de pasar antes por Madrid.
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«De pequeño me encantaba y aunque tuve un momento de amor-odio, tengo una buena relación con el violín»
–En su trayectoria se han dado situaciones llamativas. Publicamos en 2013 que, a raíz de ganar un concurso, actuó como solista con la Camerata Musikae en Madrid. Tenía 11 años.
–Lo recuerdo muy bien. Fue la primera vez que toqué como solista fuera de Irun. No es algo que se haya repetido mucho y probablemente no se repetirá mucho. Es difícil actuar de solista. Lo disfruté muchísimo porque no era consciente de la enorme oportunidad que tenía. De eso me di cuenta con los años.
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–Su hermano Issey también es un violinista destacado y muy precoz que también está ya en Musikene. ¿Hay competencia?
–No, nunca la ha habido en ese sentido. Somos hermanos y como todos los hermanos hemos tenido piques y rifirrafes, pero siempre nos hemos ayudado y a medida que nos hemos ido haciendo mayores nos hemos quedado con la parte de ayudarnos y nos consultamos dudas y nos retroalimentamos.
Concierto mañana
–¿Cómo le llegó la oportunidad de actuar en el ciclo Requejo?
–Me contactaron a través de mi abuelo y la verdad es que me pilló de sorpresa. Estoy tan centrado en Musikene que ni miro ni me llegan ofertas de fuera. No lo vi venir.
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–¿Por qué viene con Irini Gaitani como acompañante?
–En las pruebas de acceso a Musikene cada año cambian de repertorista. Cuando las hice yo, le tocó a Irini. No lo sabía, pero era la repertorista de mi profesora, Tatiana Samouil, y llevo cuatro años tocando con ella. No se me ocurrió nadie mejor para este concierto.
–¿Qué programa ha preparado?
–Empiezo con dos movimientos de una sonata de Bach, muy bonitos, que son solo para violín. Después con Irini haremos la Fantasía de Schubert, una obra complicada. Nos pareció interesante plantearnos el reto de, ya que teníamos la oportunidad de tocar en este ciclo, traer una obra que fuera difícil. Luego toco solo una obra de Ysayë, uno de mis compositores favoritos. Por eso cierro, de nuevo con Irini, con otra obra suya.
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–¿Hacía mucho que no tocaba en Irun?
–Iba a actuar en diciembre en un concierto de colaboración entre el Conservatorio y Musikene pero se suspendió por Covid. La última vez fue hace tres años, en un recital en el conservatorio de la mano de Musikene. Este concierto es muy distinto.
–¿Qué le parece este ciclo?
–Es una idea buenísima y se está haciendo muy bien. He estado en varios conciertos. Ha venido gente muy buena y es una forma de que Irun conozca su cosecha de músicos, porque la mayoría está fuera. El ciclo sirve para traerlos y para dar oportunidades a los jóvenes.
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