El Carnaval se despidió entre chispas y humo
El entierro de la sardina y la quema de Zanpantzar pusieron ayer por la tarde punto y final a unos intensos días carnavaleros que Irun ha disfrutado sin restricciones
Irun
Miércoles, 22 de febrero 2023, 00:07
Un año más, se acabó el Carnaval. El de este 2023 va a permanecer en el recuerdo de muchas personas por varios motivos. Por una parte, está el espléndido tiempo, impropio de febrero, que, sobre todo el sábado, acompañó a los festejos, aunque ayer quisiera empañar, siquiera mínimamente, el fin de fiesta. Por otro lado, porque este año se ha podido recuperar el Carnaval en todo su esplendor, sin mascarillas ni otras restricciones y con el programa de actividades habitual desarrollado al completo.
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Y este último aspecto aludía directamente al entierro de la sardina que, ayer por la tarde, puso el cierre al Carnaval irundarra de 2023. Se hizo el año pasado, sí, pero en una versión reducida que eliminó el desfile previo a la quema. Lo de ayer volvió a ser como siempre, con todos los ingredientes, con todos los elementos que lo convierten en un acto singular y, pese a lo fúnebre del asunto, también con mucha guasa. Esa corte de plañideras sollozantes hasta el absurdo saca más sonrisas que lágrimas entre el público, aún con la marcha fúnebre ejecutada por la Banda de Música Ciudad de Irun como banda sonora.
Demás personajes carnavaleros se sumaron al cortejo que escoltó a Zanpantzar y a la sardina desde la plaza del Ensanche hasta su destino final. El pierrot gigante que este año ha reivindicado la esperanza y la paz frente a la guerra desfilaba por cuarta ocasión, pero para la sardina era, al mismo tiempo, su estreno y su despedida: se presentó ante los irundarras disfrazada de carpín dorado, una de las especies de pez doméstico más habituales. «Tiene ganas de fiesta y se ha disfrazado con un atuendo brillante», explicaba Xabier Garate. Al igual que ha hecho con Zanpantzar y ese mensaje de esperanza que acompañaba a su disfraz, el artesano autor de ambas figuras ha querido que la sardina también transmitiera «ilusión» con esas tonalidades doradas y anaranjadas que brillaron durante el desfile.
Zanpantzar, acudió completo al Ensanche, pero para arder en la hoguera se le colocó por testa un cubo que representaba con imágenes la cabeza original, que un año más, había sido indultada para incorporarla a la colección que con cariño custodia Bidasoako Erraldoiak. Lo mismo ocurrió con las piezas de la matriuska que llevaba en sus manos, elementos que también pasarán a la colección de Bidasoako Erraldoiak.
Como de costumbre, la tristeza fingida del desfile se alivió con las llamas. Zanpantzar y la sardina-carpín se llevaron los pesares en forma de humo y la música de la banda se tornó alegre para disfrute de la comitiva y los muchos asistentes.
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