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Alberto Lasa, ya con la insignia y emocionado, junto al alcalde Igor Enparan. Borja Luna
Hondarribia

«Como mi padre, creo que no he hecho nada particular para merecer la insignia»

El txistulari y director de coros Alberto Lasa recibió la insignia de oro de la ciudad, galardón que se le dio a su padre en 1974

Iñigo Aristizabal

Hondarribia

Domingo, 7 de septiembre 2025, 15:52

Ya dice el refrán que 'no se puede estar en misa y repicando' y Alberto Lasa, director del coro parroquial y del alarde de txistularis, ... lo pudo comprobar este domingo. Ya que debería haber estado encendiendo el cohete anunciador del inicio de las fiestas, honor que corresponde a quien recoge ese año la insignia de oro del Ayuntamiento, pero prefirió participar en la kalejira de Txistu Taldea. Por tanto, la mecha la prendieron los portavoces de los grupos políticos en Arma Plaza. Por allí pasó el grupo de txistularis, quizás el más numeroso de los últimos años, 50 unidades, y después la tamborrada infantil, a la que se sumaron los gigantes y cabezudos de la comparsa Izugarria.

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Después de cohetes, pirotecnia, repique de campanas y música llegó el acto de imposición de la insignia de oro. Empezó con el aurresku en los arkupes del Ayuntamiento y siguió en el interior con un muy numeroso grupo de coristas, integrantes de los coros parroquial, Goxoki y Surbesta a los que lleva muchos años dirigiendo Lasa, que le cantaron 'Euskal Herriko'. En un salón de plenos a rebosar, el alcalde Igor Enparan destacó en su discurso la labor realizada por el homenajeado en el mundo de la cultura, así como su papel de concejal entre 1991 y 1995. El anterior alcalde, Txomin Sagarzazu, fue el encargado de repasar la figura de Lasa.

Tras las palabras de Enparan y Sagarzazu, Lasa aseguró que «no sabía que había hecho tantas cosas». En cualquier caso, recordó las palabras de su padre, que recibió la insignia en 1974, al asegurar que «no había hecho nada particular. Tengo que repetir lo que dijo y me siento un privilegiado por haber hecho lo que me gusta. Igual el premio se lo tenían que dar a los txistularis y coristas que me han aguantado, porque eso sí que tiene mérito. Agradezco infinitamente este reconocimiento, que supone el mayor honor como hondarribitarra».

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