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Los eibarreses se recuperan de la desquiciante jornada vivida el lunes, desde las 12.35 horas, después de haber quedado suspendido el necesario suministro eléctrico, ... con el que podían hacer sus actividades cotidianas. De toda la fatídica jornada quedan los comentarios recogidos por los vecinos en el que solicitan una explicación sobre el motivo por el que Eibar fuera la última de Gipuzkoa en recuperar el suministro eléctrico. La jornada resultó, cuando menos, apocalíptica en todo el término municipal de Eibar al comprobar que, a lo largo del día, llegaban mensajes de amistades y familiares desde Bilbao y Donostia, pero desde Eibar no se admitían llamadas y el whatsapp fue un medio silenciado hasta la noche. Desde la carnicería Andia comentaban que «no hemos padecido problemas con la carne. Cuando hubo el corte de luz decidimos no abrir las cámaras y dada su alta capacidad frigorífica en el tiempo no ha habido ningún deterioro».
La Policía Municipal trabajó durante la noche sin problema alguno recibiendo llamadas de personas que no podían acceder a sus garajes porque saltaba la alarma, aunque llevaron a cabo la identificación a una persona.
Los vecinos encerrados en los ascensores se recuperaban del susto. Cabe reseñar minutos después de irse la electricidad, la Policía Municipal y los responsables del Ayuntamiento recibían a los vecinos en las puertas del Consistorio local que solicitan atención hacia los muchos familiares que se habían quedado colapsados en ascensores, especialmente. A falta de teléfono muchos vecinos bajaron a la Casa Consistorial a mostrar sus demandas.
La Policía Municipal logró comunicarse por medio de walkie talkies. Los despachos de la Policía Municipal eran todo un reguero de miembros que venían e iban hacia los diferentes ascensores públicos. Los primeros momentos fueron de auténtica osadía. Los semáforos no funcionaban y las patrullas de la Policía Municipal recorrían las casas en los que los vecinos padecían problemas. Igualmente, las personas trabajadoras de los establecimientos comerciales y hosteleros salían a las calles con todo su personal para preguntar si solo ellos padecían el problema o si el apagón era generalizado. La nota reseñable que todo el mundo mantuvo la calma y en cuanto se conoció que el suministro eléctrico tardaría mucho tiempo se pudo ver que muchos estudiantes abandonaban las aulas y el personal empleado de los diferentes polígonos industriales dejaba sus puestos de trabajo. En esta dirección, sin luz y sin la posibilidad de llamar por teléfono ni de navegar por Internet no había más remedio que esperar de que se arreglara el grave problema.
La preocupación se centró en el ascensor de Aldatze, donde seis niños y niñas de 4 años y una mujer embarazada, junto a cuatro adultos habían quedado encerrados en un ascensor. En ese momento, la efectividad de los servicios de rescate quedó en juego puesto que los intentos de instalar una batería no resultaron y después de tres horas tuvieron que ser rescatados tirando de una cuerda. De esta manera, la ciudadanía se resignó y tuvo que comer en frío, puesto que las horas pasaban y la situación seguía sin solucionarse. En vista que la situación podía prolongarse en el tiempo, el alcalde de Eibar, Jon Iraola convocó por la tarde el gabinete de emergencia, y suspendió el Pleno municipal, previsto para la noche Desde la Policía Municipal, indicaban que «el rescate de muchas personas desde los ascensores en el que habían quedado encerradas fue el principal eje de trabajo sin que hubiera incidentes destacables en el pueblo, así como las residencias de mayores. Por la tarde y noche tuvimos que ayudar a muchas personas a subirlas, a hombros, por las escaleras a sus casas». No obstante, como si hubiera sido una vuelta a la pandemia se reunió al gabinete de emergencia para solucionar los diferentes problemas con el fin de reforzar el trabajo de la Guardia Urbana y de la Brigada Municipal, en el caso que se postergaría la interrupción durante toda la noche
Pese a la ausencia de luz, los establecimientos de hostelería trabajaron como si de un día de fiesta se tratara y al no funcionar las cajas registradoras el uso de monedas y billetes permitió finiquitar las transacciones de los muchos eibarreses que se lanzaron sobre las terrazas y bares. También fueron muchas las personas que prefirieron comer en las terrazas.
Igualmente, se pudieron ver muchas acciones solidarias en que muchas personas mayores fueron subidas a sus casas gracias a los brazos de los vecinos que pasaban por los portales de sus viviendas. Tras una tarde en el que los semáforos seguían sin funcionar, sobre las 20.00 horas la luz había regresado a algunas pocas calles céntricas de Elgoibar, y hacia las nueve ya se restablecía el ansiado flujo eléctrico
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