De perla y oro vestía Zulueta y a hombros salió

El 18, este sábado, viernes, se presentaba en la noble plaza cuyo suelo no es ya solo arena sino una buena mezcla de piedra arcillosa trillada que permite que hombres y bestias resbalen menos, no se levanten grumos y no se abran calvas, un torero que de niño (de más niño) jugaba en el albero de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Y es que su padre es allá alguacilillo. Se llama Javier Zulueta ( Zulueta, sí. Como el director vampírico de 'Arrebato') y en julio ganó el gran premio del XXXVI ciclo de promoción de novilleros de La Maestranza. El trofeo era una maravilla, un vestido de torear. Aún no lo tiene elegido y en Deba se presentó de oro y gris perla. Javier Zulueta (sí, como Iván) no solo va a tener vestido de torear de matador grande sino que ha sacada en su EBAU la nota necesaria para iniciar sus estudios de ingeniería agrónoma.

Javier Zulueta (sí, como Borjael cantante de la banda rock Brakaman y de la punk Negativo) sabe ocupar el ruedo (aunque sea rectangular) plantarse en la arena (aunque no sea de albero sino mezcla de piedra arcillosa) y sabe estirar mano, brazo, cuerpo y muleta para que sus torillos ('Sombrero', de 397 kilos, nacido en marzo del 21, negro mulato, encaste Domecq Díez, de la ganadería La Ventana del Puerto y 'Orfebre', un castaño con divisa rojo y oro viejo) alaaarguen la embestida. Cuando la terminan, Javier (Zulueta, como uno de los directores de Festival de Cine de San Sebastián, Don Antonio) cambia rápido y elegante la muleta de mano y consigue que los novillos que no llegarán a quinqueños sigan encelados en la tela. Por eso fue que Javier se hizo con las dos orejas de 'Sombrero' y supo acompañar con tanta distinción a 'Orfebre' en su muerte brava de toro bien hecho.

El 18 hubo en la plaza rectangular otro novillero que no se apellidaba Zulueta pero que también salió a hombros porque lo hizo vistoso con 'Geniecillo', el negro mulato listón que abrió plaza este sábado. Le llaman 'El Mene', es de Zaragoza pero se va haciendo torero en la Escuela Taurina de Salamanca. De oro y azul pastel se presentó en Deba. Todavía anda embarullado. Se mueve demasiado, con toros a los que no es capaz de parar y lo paga luego con la espada. Pero, tan distinto de Javier (el Zulueta), su estilo envalentona al tendido que le regala hortensias.

Todo pasó los días en que en Deba y en presencia de la ganadera Lucía Fraile, hubo festejos con toro en la plaza portátil pero infinita. En el balcón, un caballero nacido en Bilbao que desde que tenía tres años veranea no tan lejos de la playa, el río y las montañas. Él es Javier de Cárdenas y Chavarry. Arquitecto, catedrático y profesor emérito de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, hijo de Esperanza Chavarry (ella también veraneó aquí desde niña), marqués de Prado Ameno y mecenas de los concursos de pintura y literatura de la villa. Dos años ha pasado sin poder venir a la plaza. Por enfermedad. Ha regresado. Sin vista pero siguiendo los solos del saxo y la trompeta de la Banda y los bajos del bombardino con las manos. Un poco más lejos, peregrinos del Camino llegados de Alemania y los Países Bajos comían en las mesas callejeras plantadas por las gentes de Atzeberetatzu carne buena y proteíca. Entre los deseos de ¡Buen camino! se mezclaban por los altavoces la música de 'Grease'. Por la mañana el encierro había sido limpio y rápido. San Roke y su perro habían velado por todos.