Rezos en Urretxu para que vuelva a llover

La sequía que estamos teniendo que sufrir está provocando innumerables quebraderos de cabeza en muchos baserritarras del territorio que están viendo cómo el campo no atiende a esos ritmos y el ganado, las huertas y los prados están pasando por un momento delicado. Un grupo de fieles de Urretxu ha realizado un ciclo de rogativas en la ermita de Santa Bárbara con el objetivo de encontrar una solución al problema y que, por fin, vuelva a llover.

El párroco de Urretxu, Pablo Ormazabal Albistur, explica cómo surgió la idea de realizar rogativas: «Itziar Aiastui, la señora de la ermita, del caserío Mendizabal, me llamó hace unos días dado que era un sentir entre los baserritarras ante el difícil momento de sequía que padecemos y pidieron que hiciese rogativas para hacer que lloviera».

«Me pareció normal dado que en junio llovió poco, en julio menos y lo que llevamos de agosto aún peor, y sabemos que la estación de otoño suele ser la más seca del año en esta zona», cuenta.

Es la primera vez que el parroco ve esta situación, «nunca antes me lo habían pedido en mi vida de sacerdote. He tenido que indagar en un rito antiguo, es una oración, se reza la Letanía de los Santos para que intercedan y se consiga que llueva. Aquí rezamos primero el Rosario en el interior de la ermita y después, en procesión, rodeamos la Iglesia deteniéndonos en cada punto cardinal para bendecirlos y se pide la invocación de los Santos para que intercedan y llueva».

Itziar Aiastui asume la responsabilidad de custodiar la ermita de Santa Bárbara y recuerda que su abuelo Lorenzo Sasieta ya se ocupaba, luego se lo pasó a su ama, Eusebi Aisatui, y ella se lo dejó a ella que lo lleva desde jovencita.

La urretxuarra recuerda que la última vez que se hicieron rogativas estaba de párroco Don Rafael, allá por el año 1984. «El resultado fue espectacular, tormenta fuerte, rayos y mucha agua, tanto que la romería de San Juan en la campa se tuvo que suspender. Los del pueblo quedaron contrariados y decían que la culpa de fastidiar la fiesta la tenían los baserritarras y el cura. Pero para el campo fue la salvación».

Aiastui, como baserritarra, reconoce que la situación es francamente mala, ahora el ganado está comiendo «lo que hay que comer en invierno y cuando llegue el invierno qué vamos a hacer. Está afectando no solo al campo, al ganado y la huerta, también a los manantiales y si no hay agua eso afecta a todos, también a la gente del pueblo».

Itziar sabe que no se perdía nada con intentarlo y que a nadie se hace daño con ello y después de recoger opiniones de otros caseríos, se lo trasladó al cura para que les ayudara. Además, destacan que en San Miguel de Aralar cada año, con motivo de la romería del arcángel, también se lleva a cabo el rito.

Sea como fuere, el rito se cumplió. Quisieron dar las gracias al sacerdote con una comida entre los asistentes en el mismo aterpe de Santa Bárbara, que esperemos que truene como dice el refrán y deje abundante agua. Eso sí, sin pasarse, que en este valle, a veces, no tenemos término medio.

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