Las calles de Arrasate comienzan a llenarse poco a poco de vecinos. L.A

Arrasate-Modragón

La vida vuelve poco a poco a las calles tras unas semanas de silencio veraniego

El municipio comienza a recuperar su ritmo habitual coincidiendo con el final de las vacaciones

Libe Alonso

Viernes, 22 de agosto 2025

Durante buena parte de agosto, las calles de Arrasate ofrecían una imagen inusual; plazas sin apenas movimiento, comercios con persianas bajadas y en los ... escaparates los habituales carteles de 'cerrado por vacaciones'. Calles normalmente bulliciosas parecían desiertas, y al alzar la vista hacia los edificios, los ventanales oscuros y las persianas echadas confirmaban lo mismo, muchas familias y vecinos habían abandonado temporalmente el municipio para disfrutar de la costa, la montaña o destinos más lejanos.

Publicidad

La hostelería también sufría ese vacío; terrazas que suelen ser punto de encuentro quedaban desiertas, los bares reducían horarios o directamente cerraban, y la vida social parecía haber hecho una pausa. «Ahora sí que se ve que la gente está volviendo poco a poco, pero no del todo, hay algo mas de ajetreo que estas tres semanas pasadas, pero esperamos que para la semana que viene todo vuelva la normalidad», comenta Leo, de la Frutería Ramos.

Sin embargo, en esta última quincena de agosto, la situación empieza a transformarse poco a poco. Pasear ahora por las calles es redescubrir un ambiente distinto: grupos de personas que regresan de sus vacaciones se dejan ver con maletas o bolsas de viaje, familias vuelven a llenar los parques infantiles y las terrazas comienzan a recuperar su sonido característico de conversaciones y risas. Los bares y restaurantes han reabierto en su mayoría, devolviendo dinamismo a plazas y paseos donde hasta hace poco reinaba el silencio. La hostelería vuelve a desplegar mesas y sillas en el exterior, recordando que el pueblo retoma su pulso habitual.

Los comercios también se suman a esta vuelta a la normalidad. Las persianas que durante semanas permanecieron bajadas empiezan a levantarse, mostrando de nuevo escaparates renovados y listos para recibir a clientes. Ese gesto, que puede parecer rutinario, transmite la sensación de que todo empieza de nuevo. El final de las vacaciones para muchos vecinos supone también el inicio de un nuevo ciclo en el que septiembre se acerca cargado de actividades, colegios que vuelven a abrir sus puertas y un ritmo que cada vez se siente más cercano.

Publicidad

La diferencia con las primeras semanas de agosto es palpable. Donde antes dominaba la calma casi absoluta, ahora la vida se cuela en cada rincón. Los encuentros casuales en la calle, las conversaciones interrumpidas por los saludos de quienes se reencuentran tras varias semanas y el bullicio que empieza a reaparecer en el centro muestran cómo el pueblo recupera poco a poco su identidad.

El verano todavía no ha terminado, pero el ambiente anuncia ya el cambio de etapa. La última quincena de agosto marca el regreso de la normalidad, tras un paréntesis en el que el silencio y el vacío fueron los protagonistas. Ahora, la vida vuelve a tomar las calles, recordando que la rutina, aunque muchas veces se anhele, significa que las vacaciones ya han llegado a su fin.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad