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Libros

¿A la tercera irá la vencida?

Los movimientos de los grandes grupos pueden dar el impulso definitivo al ebook. Con Amazon preparando su aterrizaje definitivo, los principales actores locales dan pasos para aproximarse al exitoso modelo del gigante USA

Nerea Azurmendi

Lunes, 28 de noviembre 2011, 09:27

SAN SEBASTIÁN. A las puertas de una nueva campaña navideña, que pese a los malos presagios seguirá concentrando una parte significativa de las ventas anuales de productos culturales, vuelve a escucharse una predicción que falló estrepitosamente en las campañas de 2009 y 2010: esta va a ser la Navidad de los libros electrónicos, en su doble vertiente de contenido (ebook propiamente dicho) y dispositivo de lectura (ereader y otros).

A juzgar por los movimientos que grandes agentes del sector como FNAC, Casa del Libro o El Corte Inglés están realizando estos días, todo parece indicar que a la tercera puede ir la vencida. No obstante, los números del mercado español del libro electrónico muy pequeños en términos absolutos y casi ridículos si se comparan con los países que lideran el tránsito de lo analógico a lo digital harán que el boom, si finalmente se produce, sea discreto.

Con la tecnología bastante madura, el lector medio cada vez más familiarizado con el nuevo modo de leer y el enorme abanico de posibilidades que han abierto los dispositivos que sirven casi para todo (tabletas y smartphones, del universo Apple y más allá...), todo parece propicio para que España deje de estar en la cola del pelotón en lo que a ventas de ebooks se refiere, con un escaso 0,2% del total de libros vendidos en 2011. En cabeza y destacado está Estados Unidos, con el 20% y subiendo día a día. Se empiezan a acercar a esas cifras países como el Reino Unido, que ha superado el 12%. Pero incluso mirando a referencias más cercanas se parte de una posición muy rezagada: según datos presentados la semana pasada en Madrid por la consultora GFK, en Italia se venden cerca del triple de libros electrónicos que en España, y en la región de Benelux la venta es cuatro veces mayor.

Mucho margen de mejora

Otra peculiaridad del mercado español puesta de manifiesto por el citado informe es el desequilibrio entre el número de libros vendidos y la cantidad de dispositivos de lectura que están circulando por ahí, desequilibrio directamente vinculado a la afición al gratis total, disciplina en la que España, a juzgar por los datos, es toda una potencia mundial.

Así, se calcula que en 2011 se realizarán 190.000 descargas de ebooks y se comprarán 280.000 lectores electrónicos, el doble de lo que se vendió en 2010, lo que elevará a un millón de unidades el parque de aparatos de lectura (620.000 tabletas y 440.000 ereaders), a los que hay que unir los ordenadores, que todavía siguen siendo, en número, el principal artilugio de lectura electrónica, aunque las previsiones de incremento realizadas para este año dan ventaja al dispositivo específicamente creado para leer ebooks, el ereader. Hace muchas menos cosas que una tableta, un ordenador o un teléfono inteligente, pero lo que hace lo hace muy bien, y a precios cada vez más competitivos.

Así, a la luz de las previsiones habrá mucho aparato y poca venta de libro, pero lo que hay, a todas luces, es un enorme margen de mejora en un mercado en el que los grandes de la venta de libros están subiendo sus apuestas. Con Amazon llamando a las puertas no hay tiempo que perder. A la estrategia compartida por Amazon la compañía estadounidense de comercio electrónico que en junio del años pasado cruzó una frontera decisiva, vendiendo más libros electrónicos que en papel, y la cadena de librerías Barnes&Noble se atribuyen las mareantes cifras del negocio de ebooks en Estados Unidos.

Ambas, cada una con sus peculiaridades, combinan los dos elementos necesarios para completar la experiencia de la lectura digital: venden libros y venden lectores propios, Kindle en el caso de Amazon y Nook en el caso de Barnes&Noble. Otras plataformas les acusan de generar mercados cautivos pero, a juzgar por las cifras, el modelo funciona muy bien. Algo parecido ha hecho también Apple para ofrecer material de lectura a los dueños de iPads, iPhones y iPods.

Amazon puso en marcha su versión .es en septiembre. Ya se pueden comprar en castellano libros, discos, relojes, muñecas y tostadoras. Libros electrónicos, todavía no. En la página de inicio muestran «el nuevo Kindle, pequeño, ligero y fácil de usar», a la venta por 109 dólares. «We are exited to now ship Kindle to Spain», lo que viene a decir que están encantados de vender el aparato pero que, de momento, se tendrá que conformar con comprar libros de la plataforma madre: más de 800.000 títulos, tan sólo el 1,5% en castellano, y a unos precios muy atractivos. En materia de libro electrónico Amazon no ha terminado de aterrizar en España, pero parece que no va a tardar en hacerlo. Y esa es una buena razón para ponerse las pilas.

Facilitar las cosas

Si el modelo Amazon funciona y está a punto de desembarcar, ¿por qué no hacer algo parecido? Es lo que parecen haber pensado la Casa del Libro, FNAC o El Corte Inglés. Todos han hecho hincapié en la necesidad de facilitar las cosas al usuario, evitándole procedimientos farragosos vinculadas al sistema de protección de los libros que, en muchos casos, obligan a registrarse un par de veces, a dar más de diez pasos y pasar por el ordenador antes de llegar al lector. La respuesta ha sido lanzar sus propios ereaders y apostar por el one click.

Casa del Libro, del grupo Planeta, ya tenía la web que más ebooks vendía; según estimaciones, unos 40.000 al año. El viernes lanzó su propio ereader, Tagus, que en un solo paso da acceso a más de 60.000 ebooks, cuesta 119 ¤ y lleva de regalo el último Planeta. Ese mismo día El Corte Inglés avanzó en la línea de simplificar el procedimiento, lanzando un nuevo lector propio (el Inves Wibook 650T, 189 ¤) que da acceso directo a su extenso catálogo de ebooks. FNAC, que no aporta datos sobre los libros que vende, pone hoy mismo a la venta en España su lector particular: es un modelo de la empresa española bq (el mismo o similares se pueden encontrar bajo diversas marcas), cuesta 129 ¤ y, como los otros, simplicica mucho las cosas.

Aunque esas iniciativas han generado grandes expectativas, no se puede olvidar que el resto de la oferta sigue siendo amplísima, tanto en lo que respecta a las plataformas de venta (Todoebook, Amabook, Luarna, Gurebook en el caso del libro vasco y otras muchas) como en lo relativo a los lectores. En una web especializada hemos encontrado 70 modelos (en muchos casos, el mismo perro con distinto collar), con precios que van de 50 a 350 ¤ y una enorme variedad en cuanto a prestaciones.

Si a todos esos movimientos se les añaden iniciativas como la de Ediciones B, del grupo Z, que a través de B de Books vende ebooks bastante más baratos que los demás y sin el sistema de protección anticopia DRM (una de las cuestiones más controvertidas del negocio), los cambios parecen de calado. Para iniciarse en la electura sigue siendo muy conveniente fijarse en la letra pequeña en lo que respecta a formatos, sistemas de protección ycompatibilidades, pero parece que cada vez será más sencillo y, tal vez, más barato, que es lo que muchos esperan para dar el paso a la lectura digital.

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