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Imagen de la plaza Pío XII tomada el año 1987.

Cuatro décadas dando que hablar

No podía ser de otra manera. El último episodio de la terminal ha estado aliñado como el resto del relato: con cierta polémica

IRAITZ VÁZQUEZ

Domingo, 24 de enero 2016, 09:20

Después de más de cuatro décadas de espera para que Donostia pudiera disfrutar de una estación de autobuses a su altura, cuando todo estaba listo y dispuesto para que los autobuses entraran en la nueva terminal, el proyecto dio una nueva pirueta. Los viajeros deberán esperar unas semanas más de propina por un informe de los Bomberos que desaconseja su apertura. Lo cierto es que esta última circunstancia se suma a las noticias de este 'culebrón' que ha dado mucho que hablar y de lo que escribir en la capital guipuzcoana por generaciones de donostiarras y guipuzcoanos que se han acostumbrado a esperar una estación aficionada a dar la sorpresa.

Década de los setenta

Los primeros debates sobre la estación de autobuses

Hace casi medio siglo el debate de la estación de autobuses ya estaba en la calle. La sección 'Cosas de la ciudad' de EL DIARIO VASCO del 1 de septiembre de 1973 recogía la reflexión de un lector que señalaba: «No sabemos cuándo se pondrá la Estación de Autobuses en marcha. Pero si en la misma no van a entrar los urbanos, ni los interurbanos, no sabemos para qué ha sido construido. ¿Será para cuando vengan a jugar los equipos del Real Madrid y el Athletic de Bilbao, a Atocha... mientras el campo siga en el mismo sitio?».

Lo cierto es que hace cuatro décadas la estación, aunque de manera provisional, ya había sido construida. La terminal ya era una asignatura pendiente, a la vista del caos que se producía en las calles Oquendo, Peñaflorida, Bengoechea, Manterola o en la plaza Gipuzkoa, que se habían convertido en improvisadas estaciones. «¿Cómo va a pagar el comercio el impuesto del hueco que le corresponde por escaparate, si están ocupados por las colas de autobuses?», se preguntaba el lector.

Década de los ochenta

Consolidación de la plaza Pío XII

Con la llegada de la democracia, la estación de autobuses de la plaza Pío XII se consolidó como la parada para los autocares que arribaban a la capital guipuzcoana, a pesar de lo precario de sus instalaciones. Tres alcaldes nacionalistas pasaron en ese tiempo por el sillón del Ayuntamiento de San Sebastián, Jesús María Alkain (EAJ-PNV), Ramón Labayen (EAJ-PNV) y Xabier Albistur (Eusko Alkartasuna). Aunque el aumento de viajeros y el número de autobuses fue creciendo de manera exponencial, la estación de autobuses siguió en su emplazamiento de Amara, con cada vez mayor necesidad de encontrar una ubicación idónea para una terminal a la altura de una ciudad como San Sebastián.

Década de los noventa

Comienzan los primeros movimientos para el cambio

Con la llegada de Odón Elorza a la Alcaldía de la ciudad, el árbol de la estación de autobuses comenzó a sacudirse y se convirtió en una proyecto casi personal durante los mandatos del alcalde socialista. A finales de la década tres fueron los emplazamientos en los que pensó el ayuntamiento para su ubicación entre e Amara Osinaga y Loiola. «Lo lógico sería plantear una parada intermedia en Pío XII para los servicios de cercanías, aunque la terminal, en todos los casos, estaría en el polígono 22, Riberas de Loiola, con un valor estratégico en las comunicaciones importante», confirmaba Elorza en agosto de 1998.

Asimismo, un año después, una comisión técnica formada por el Gobierno Vasco, la Diputación, el Ayuntamiento y empresas de transporte usuarias del futuro equipamiento acordó convocar un concurso para que una empresa especializada estudiara la mejor ubicación para la estación de autobuses. Al concurso se presentaron siete empresas, una de las cuales propuso construir la estación de autobuses de forma soterrada bajo la plaza de Pío XII con una serie de usos terciarios, es decir comerciales y de oficinas.

Década de 2000

El panorama empieza a aclararse

Con la entrada al nuevo milenio, el panorama sobre la nueva estación de autobuses comienza a aclararse. El alcalde Odón Elorza preveía que para febrero de ese año la ubicación de la estación de autobuses estuviera decidida. Pero a mediados de la década la situación cambió de manera drástica. En principio todo indicaba que se iba a construir en Riberas de Loiola, hubo incluso proyecto arquitectónico, pero al final se apostó por Atotxa. El principal argumento de Elorza para este cambio fue la llegada del tren de alta velocidad a la Estación del Norte, lo que iba a convertir a la terminal en una estación intermodal pero sin apeadero para los trenes de Euskotren. Se habló de establecer una conexión directa a través de la ciudad entre ambas terminales.

Década de 2010

Y por fin comenzaron las obras en Atotxa

Cuando apenas quedaban semanas para que Odón Elorza terminara su quinta legislatura como alcalde, consiguió hacer realidad uno de sus mayores anhelos; firmar la adjudicación de las obras de la nueva estación de autobuses de San Sebastián. La llegada en mayo de 2011 de Bildu tanto a la Diputación como al Ayuntamiento trajo de nuevo a San Sebastián el debate sobre la ubicación de la nueva terminal, que el aldalde Juan Karlos Izagirre reclamaba de nuevo en Riberas de Loiola.

Durante su mandato se llegó incluso a indemnizar a las empresas adjudicatarias por el atraso en el comienzo en las obras, pero la falta de apoyos hizo que tuviera que dar su brazo a torcer y al final el 20 de mayo de 2013 comenzaron la obras entre la estación del Norte y el río Urumea. Tras dos años y medio de obras, y Eneko Goia como alcalde, cuando todo parecía indicar que el culebrón terminaba, un último capítulo inesperado ha impedido concluir el relato.

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