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Los platos preparados asaltan la nevera

Los platos preparados asaltan la nevera

Las prisas y los nuevos hábitos sociales disparan el consumo de estos productos un 35% en diez años

Arantxa Aldaz

Domingo, 11 de junio 2017, 19:13

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Abrir y comer, y a lo sumo calentar unos minutos en el microondas. La comida preparada ha encontrado la receta perfecta para abrirse un hueco cada vez más grande en la nevera de los vascos. En un mundo de prisas, donde se cocina menos en las casas y se tira de 'tupper', la comodidad de los precocinados está robando protagonismo a la comida tradicional.El consumo de este tipo de platos ha crecido un 35% en los últimos diez años en los hogares de Euskadi, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura y Pesca y Alimentación. Sopas, cremas, pastas precocinadas, conservas, pizzas congeladas, ensaladas pero también una cada vez más amplia oferta de platos preparados (lentejas, pescados en salsa, albóndigas, pimientos rellenos...) están triunfando entre los consumidores y también entre la hostelería, con restaurantes que prescinden de la elaboración en cocina, un modelo de negocio alentado en los años de crisis porque ahorra costes.

Un ejemplo de esta tendencia está en los datos que recoge cada mes el Ministerio. El consumo de alimentos ha bajado un 1,7% en la última década en Euskadi, un descenso propiciado en su mayor parte por el menor consumo de alimentos frescos.

Desde 2006, por ejemplo, el consumo de pescado fresco ha cedido un 2,3%, y la caída ha sido mucho mayor en los últimos cinco años, con un 11%. La carne fresca ha perdido algo de terreno pero se queda prácticamente en los mismos niveles que hace diez años (-0,7%). El pan (-17%), las legumbres (-9%) y el arroz (-28%) también han retrocedido. El consumo de pastas, en cambio, experimenta un fuerte empuje (14%). Aunque no llega a alcanzar el tirón de los platos preparados (35%).

La frase de 'se cocina cada vez menos en las casas' que se escucha en el comercio de alimentación minorista coincide con el éxito de los alimentos llamados de «quinta gama», preparados y envasados por empresas especializadas que pueden consumirse directamente o servir de base para platos más completos y elaborados en cocina. Siguiendo con la terminología del sector, los de «cuarta gama» se refieren a las frutas y hortalizas limpias y cortadas en un envase y también se han convertido en salvavidas de las prisas que se están comiendo el día a día en muchas familias.

La evolución de la firma guipuzcoana Ameztoi, especializada en comida preparada casera, ejemplifica el tirón del sector. El proyecto nació en una casa de Zarautz en 1982, donde Pili, la madre de familia, empezó a elaborar croquetas que luego vendían en tiendas y bares de la zona. Sus hijos, cuentan, hacían de repartidores en bicicleta antes de ir a la ikastola. La producción dio el salto en 1994 al convertirse en empresa, hoy con sede en Zestoa, donde tienen las cocinas que elaboran las recetas y platos que luego se reparten al pequeño comercio, hostelería y supermercados.

La calidad nutricional de los platos pasa un doble examen: el del laboratorio y el del departamento de compras para ajustarse a los criterios de calidad y sabor y los estándares de seguridad alimentaria. Dicen los responsables de la firma que «hay muchos bulos y mitos acerca de la comida preparada». Hasta ahora, lo que solía suceder es que «si un producto era sano, no estaba bueno y viceversa».

El auge de la demanda y la cada vez mayor competencia entre empresas han obligado también a responder a ese reclamo de mayor calidad nutricional. Aún y todo, reconocen, «creemos que hay muy buenos productos sanos y ricos, pero que no es suficiente. A día de hoy sigue siendo difícil alimentarse únicamente con quinta gama de manera sana y equilibrada». Es decir, la receta puede responder a los criterios de calidad nutricional, pero unas riquísimas albóndigas en salsa o unas croquetas de masa casera pueden ser la base de una alimentación diaria.

Sentido común

El sector recomienda la receta del sentido común. «La quinta gama está muy bien, está creciendo y mejorando, lo que no quiere decir que podamos dejar de cuidar la alimentación y dejarlo en manos de las empresas. La importancia de consumir fruta, verduras..., de mantenerse bien hidratado, llevar una vida activa, no sedentaria, está en la mano de cada uno».

Los expertos en dietética y nutrición advierten de que un consumo reiterado y abusivo puede acarrear un exceso de grasas, sales y conservantes. Como en todas las cosas, se tolera su uso, pero no su abuso. Y hay marcas y marcas, y también diferentes calidades y procesamientos, de ahí la importancia -y dificultad- de leer de forma adecuada el etiquetado de los alimentos.

Atrapados en la contradicción, al mismo tiempo que las estanterías de los supermercados han tenido que hacer hueco a la gran variedad de platos preparados, los distribuidores, como detectan desde el grupo Uvesco, también están siendo testigos de «una mayor preocupación por lo que consumimos: queremos productos frescos y locales, queremos poder elegir productos saludables y compatibles con diferentes alergias alimenticias, y queremos también envases respetuosos con el medio ambiente», un cambio que ha acompañado a otro de los impactos que deja la crisis: se han sustituido las compras grandes y mensuales por compras del día a día, del carro a rebosar a la cesta con la compra justa.

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