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Freire considera que el contacto con el medio ambiente favorece el desarrollo de los más pequeños.
Heike Freire (Psicóloga y escritora): «Para que un niño crezca sano necesita jugar tres horas diarias al aire libre»

Heike Freire (Psicóloga y escritora): «Para que un niño crezca sano necesita jugar tres horas diarias al aire libre»

Apuesta por implementar en las escuelas el modelo de 'pedagogía verde', en el que los alumnos tienen un contacto continuo con la naturaleza

AINHOA MUÑOZ

Lunes, 16 de noviembre 2015, 07:18

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Educar en verde. Esa es la filosofía de la psicóloga Heike Freire, una mujer que apuesta por un modelo pedagógico innovador donde el motor educativo en las escuelas sea la naturaleza. La interacción directa de los más pequeños con nuestro entorno, dice, «tiene beneficios sobre la salud, el bienestar y el desarrollo de nuestros hijos». Por ello, esta psicóloga europea -«porque yo no soy de ningún lugar en concreto»- cree necesaria la remodelación de los patios de los colegios para cambiar el cemento por un lugar «verde, abierto al exterior con árboles y jardines» para que los txikis se familiaricen con el medio ambiente. Lo contará el próximo fin de semana en Kutxa Ekogunea, en Hernani.

- ¿En qué consiste exactamente la pedagogía verde?

- Es una de las formas de llamar a un movimiento educativo cuyo objetivo principal es acercar a los niños al mundo natural. La educación está lejos de ser una ciencia exacta, pero está demostrado que el desarrollo óptimo de los más pequeños está relacionado con el contacto directo con la naturaleza.

- ¿Es que el modelo educativo tradicional no ayuda en el desarrollo óptimo de los más pequeños?

- No digo eso, pero la educación de hoy está dirigida casi exclusivamente al mundo de lo cognitivo, al mundo de lo mental, lo racional. La escuela convencional está muy relacionada con la memoria, la concentración, la tensión o el razonamiento, pero el ser humano no es solo eso. Debemos procurar que nuestros hijos, los alumnos, no solo desarrollen su parte intelectual, sino también su autoestima, su mundo emocional. Y este tipo de factores se desarrollan mejor si los niños están en contacto con la naturaleza.

- ¿Y qué beneficios tiene estar en continua interacción con el medio ambiente?

- Hay investigaciones de la psicología ambiental que demuestran que los niños que pasan tiempo al aire libre tienen mejor salud. De hecho, muchos especialistas en psicología infantil aseguran que para que un niño crezca sano necesita pasar por lo menos tres horas diarias jugando al aire libre. Por el contrario, hay estudios que demuestran que los niños que están en guarderías cerradas tienen peor salud y caen enfermos con mayor frecuencia.

- ¿Hablamos solo de beneficios relacionados con la salud?

- Para nada. Cuando un niño menor de seis años tiene la posibilidad de estar en contacto continuo con la naturaleza está más relajado y seguro que tendrá una autoestima mayor. Además, estos niños desarrollan una inteligencia abstracta y tienen un mayor desarrollo a nivel verbal y social. Hay toda una serie de ventajas físicas, psíquicas, emocionales, intelectuales y sociales que han sido comprobadas por la ciencia.

- ¿Se trata entonces de utilizar la naturaleza para que los niños rindan más?

- No. Para mí lo que persigue el movimiento de 'educación verde' es darle un objetivo nuevo a la educación, que sería la construcción de un ser humano que vuelva a estar en armonía con la tierra.

- ¿Cree que cada vez tenemos un menor contacto con ella?

- Sí, por supuesto. En la cultura occidental especialmente nos hemos ido alejando de la naturaleza, hemos perdido contacto con ella y eso repercute en muchas cosas. Esto se traduce en enfermedades y en malestares. Por ejemplo, la necesidad del movimiento nos la ofrecen los espacios libres y abiertos, y hoy en día esta parte no está satisfecha por los entornos en los que evoluciona la infancia. De hecho, los niños de hoy en día pasan casi el 80% de su tiempo sentados o acostados. Y el movimiento es algo muy importante para el desarrollo cerebral de las personas. En cambio, en un entorno natural ese movimiento sería más posible y, por lo tanto, los niños se desarrollarían mejor.

- ¿Pero no considera complicado implementar este modelo pedagógico cuando ahora las aulas apuestas por las nuevas tecnologías?

- Creo que las nuevas tecnologías se pueden utilizar. Es más, considero que son beneficiosas con este modelo de 'pedagogía verde'. Dentro del mundo tecnológico existe la Biomimesis, una corriente que investiga cómo se comporta la naturaleza para luego desarrollar tecnologías para el ser humano. Por ejemplo, se observa la resistencia de las telas de araña para luego desarrollar diferentes tejidos. Es una manera de que la tecnología pueda inspirarse en la naturaleza, por eso considero que tenemos mucho que aprender de ella y la tecnología no tiene por qué ir en contra.

- ¿Cómo se puede potenciar entonces ese diálogo entre alumno y naturaleza?

- Este enfoque educativo no es difícil de implementar. Es verdad que el contacto fuera del colegio es más fácil, pero dentro de las escuelas se pueden transformar, por ejemplo, los patios, cambiándolos por espacios de vida, en jardines, en bosquecillos, en granjas, porque eso contribuye a mejorar la situación de salud y bienestar de los niños. Pero esto no es nada nuevo.

- Ah, ¿no?

- ¡Qué va! Las primeras escuelas bosque en España se empezaron a desarrollar en 1914, pero hubo un parón en la época franquista. Ahora están volviendo a proliferar y se está recuperando esa tradición de escuelas verdes, principalmente para niños menores de seis años.

- ¿Y cómo funcionan exactamente?

- Los niños aprenden de igual manera, pero pasan entre 5 y 6 horas diarias en la naturaleza. Se desarrollan a través del juego espontáneo, y también de determinados talleres que imparten los profesores, pero sobre todo lo que cultivan estas escuelas es el desarrollo de todas las capacidades de los niños a través del contacto con la tierra.

- Ponga un ejemplo.

- Para aprender a leer, a lo mejor, dibujan las letras con un palo en la tierra, o con lápices especiales en piedras. Para aprender a contar, a sumar o restar, pues lo harán con piñas, con cualquier cosa que ofrezca la naturaleza. Son cosas prácticas. Además, por lo general estos colegios tienen diferentes espacios acondicionados para los momentos de lluvia.

- Un verdadero bosque en mitad del recreo.

- Por eso apuesto por la remodelación de los patios. Para que jueguen en huertos y puedan subirse a un árbol o hacer un taller de arte con elementos naturales como el barro. Además, esta alternativa no solo trabaja el desarrollo de un ser humano, sino que facilita las transformación de las ciudades aumentando los espacios verdes. De hecho, hay escuelas que han transformado sus patios y esos espacios se han convertido en parques públicos que las familias del entorno disfrutan también los fines de semana.

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