Barriola, rey del cinco y medio, quiere otra txapela en Bilbao
«Parece una distancia hecha a su medida». La frase de Aimar Olaizola resume a la perfección el discurrir de Abel Barriola a lo largo del torneo
E.E.
Sábado, 30 de julio 2016, 10:34
«Parece una distancia hecha a su medida». La frase de Aimar Olaizola resume a la perfección el discurrir de Abel Barriola a lo largo del torneo del cinco y medio. El zaguero de Leitza, rey de la disciplina, afronta esta tarde en el Bizkaia de Bilbao su quinta final consecutiva. Cuenta con un balance de tres txapelas y un subcampeonato. Lo hace en esta ocasión con Altuna III frente a Aimar Olaizola y Andoni Aretxabaleta, dos viejos conocidos. Es la cuarta final para el goizuetarra y la tercera seguida para el zaguero de Markina. El festival arranca a las 18.00 y será emitido en diferido por ETB1 a las 21.45 horas.
«Reconozco que es una modalidad que se me ha dado bien hasta ahora, como a otros tantos pelotaris, pero para nada está hecha para mí», señala Barriola, quien añade que «pese a ser zaguero ha jugado muchas veces al cuatro y medio y eso puede ser una pequeña ventaja. Es una distancia muy exigente, aunque desde fuera puede no parecerlo. No tienes que ir al rebote, pero hay que cubrir mucha cancha y la capacidad física es importantísima a nada que se alargue el partido. Es una modalidad de piernas».
Altuna III y Barriola solventaron con claridad en Etxebarri la semifinal ante Irribarria y Rezusta (10-22). «No dieron todo lo que tenían dentro», recuerda el leitzarra. Tampoco Olaizola II y Aretxabaleta tuvieron problemas para dejar en la cuneta en Etxebarria a Elezkano II y Urrutikoetxea (22-9).
Es, tras la de San Fermín, la segunda final del verano para Barriola. «Estoy contento de cómo me están saliendo las cosas por ahora. A partir de Sanjuanes ya comienzas a sentir el trote veraniego, pero, de momento, las manos me están respondiendo bien. Tras el Campeonato de Parejas llegan meses tristes, con pocos festivales. En verano todo cambia. Me quedé con un sabor agridulce en Pamplona. Aimar y Albisu fueron muy superiores. Ni yo ni Irribarria pudimos plantarles cara. Espero que la cosa cambie en Bilbao».
Dieciocho años le separan hoy de su compañero, Altuna III. «Jugar con Jokin es un placer. Tiene 20 años y ya es una figura de la pelota. Da gusto verle en la cancha. Es distinto, pelotari desde la uña del pie hasta el último pelo de la cabeza. Me gusta la nueva hornada de jóvenes».