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ÓPERA 'LA ITALIANA EN ARGEL' DE G. ROSSINI

Una bufonada

EMECE

Jueves, 19 de noviembre 2009, 04:40

Cuando el árbol no deja ver el bosque, se pierde toda la plasmación del conjunto. Lo mismo pasa cuando en una ópera la escena pretende tapar a la esencia del libreto y a la música. Tal que así hizo Joan Font (Els Comediants) con esta obra de Rossini. Lo que fue concebido y escrito como un terminó convirtiéndose en una bufonada con gracia justita. Hubo ausencia de efectividad escénica para los cantantes, con recursos a gags muy manidos.

La Sinfónica de Madrid estuvo todo el tiempo ausente de lo que es el brillo rossiniano y la batuta de López Cobos tuvo su mayor acierto en el exacto control de los cantantes. El coro mostró buenas maneras desaprovechando momentos estelares cual es el de los eunucos.

En el terreno de las voces ha de destacarse la de Tro, pese a tener la manía de recurrir a oscurecer innecesariamente la voz. Ulivieri fue un bey apañado, carente de gracia; sin más. Alegret, con un instrumento excepcional para el papel, tiene una pésima técnica canora, especialmente en los apoyos y en las notas de paso, con lo cual el agudo queda siempre estrangulado. Bien Quiza, con una voz que va a más, al igual que Bordogna que dejó ver una correcta emisión.

Enguita es una soprano que afea la voz por su especial timbre de casi chillido, lo que no le permite mayor expresividad. Cumplió con creces en bondad la soprano guipuzcoana Marifé Nogales, a pesar de que la dirección de escena dio pocas oportunidades a su personaje. Ha de trabajar más las áreas que afectan a la dicción.

Con decir que los mayores aplausos los recibió el mimo/atleta que hizo de tigre doméstico de Mustafá, queda casi todo dicho. Fue una función de ópera que no pasará a la historia del Teatro Real y que bien pudo haber entretenido a un público infantil, dado el infantil planteamiento escénico.

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