El canto purista de un sabio
EMECÉ
Martes, 1 de septiembre 2009, 04:05
A punto de cumplir 42 años, el contratenor alemán Andreas Scholl, nacido en la alemana localidad de Eltville (Weisbaden), está considerado, por una parte muy cualificada de la crítica internacional, como el más importante de su tesitura vocal en la actualidad.
Estamos ante un cantante de sólida formación musical desde la infancia, que continuó cantando como contralto en el momento de la muda de voz, a los 13 años, y que ya en edad adulta se ha consolidado en la cuerda sobre la que ahora reina. Está claramente enmarcado en lo que puede calificarse como contratenor purista respecto a la música de Händel y Bach, dadas sus naturales condiciones vocales, que le permiten la levedad y sutileza de un fraseo puro y unas dotes excepcionales para aplicar la inteligencia de la técnica al canto. Su vocalidad natural, no impostada, es recia, muy varonil, elegante y bien timbrada, con la que -en modo expresivo- cantó .
Presentó Scholl un concierto basado íntegramente en la obra de Oswald von Wolkenstein, aristócrata -- que ejerció la diplomacia y se dedicó a los placeres mundanos como poeta y compositor, considerado como la más importate figura de transición en la historia de la música alemana, con una producción eminentemente monofónica, dando el paso desde el minnesang al meistersinger.
La finura de la voz de Scholl puede considerarse como (tersa y uniforme) en todos los registros, apreciándosele una muy ligera afectación de guturalidad en la emisión, al pronunciar la letra 'r' junto con otra precedente consonante.
Esa nimiedad no perjudicó en lo más mínimo al preciosista concierto que nos ofreció, contando con la sutileza de la voz de la soprano Dineen y, en la mayoría de los casos, con la pureza expresiva del conjunto Shield of Harmoni, que nos regaló piezas de muy bella factura como fueron los casos de, en precioso solo de Uebellacker con su dulcimer, ó .
La técnica que adquirió en la Schola Cantorum Basiliensis le permitió lujos en el canto como pieza con la que cerró el programa, pleno de un canto purista de sabio.
