Borrar
La soprano Measha Brueggergosman, con la Filarmónica Checa. /JOSÉ MARI LÓPEZ
AUDITORIO KURSAAL, FILARMÓNICA CHECA Y MEASHA BRUEGGERGOSMAN

Velada de gozo sensorial

Fue un concierto que se podrá encumbrar en las alturas de esta edición 69 de nuestro largo festival de verano

EMECÉ

Lunes, 1 de septiembre 2008, 05:58

Fue un concierto que se podrá encumbrar en las alturas de esta edición 69 de nuestro largo festival de verano -ya en su crepúsculo- proporcionándonos una visión muy completa de la obra de Richard Strauss a través de sus tres obras interpretadas.

En el segundo vals de () -ópera tres actos con libreto de Hugo von Hoffmannsthal, estrenada en la Ópera de la Corte de Dresde el 26 de enero de 1911- se constató cómo la Filarmónica Checa puso en valor todo el positivismo de la armadura melódica straussiana, haciendo resplandecer el estilo galante, con profundos aromas mozartianos, sin caer en una apología armónica del genio de Salzburgo ni en el facilón uso del compás vienés, tan en moda en los finales del siglo XIX.

Las (), es obra de mucha madurez, compuesta en 1949, y en ella deja constancia Strauss de su sólida formación juvenil en el estudio de la filosofía vitalista centroeuropea de su época.

Fue todo un gozo para los sentidos poder disfrutar de la grandeza de la soprano Measha Brueggergosman para la interpretación de esta obra. Cuantas loas nos habían llegado de ella se confirmaron plenamente. Voz rotundamente hermosa, con centro robusto que domina los pasos de registro por arriba y por abajo a la perfección. Espectacular proyección de voz en la zona grave. Gusto y derroche de delicadeza. Precisión total a la hora de exponer los reguladores de la respiración, y luz, mucha luz, en su permanente expresividad. La segunda canción, , fue toda una lección de esencia de lirismo. Perfecto el acompañamiento de la orquesta y perfecta la versión intimista de Honeck. Hubiere resultado hermoso alterar el orden del progama y que hubiese sido ella quien cerrara el concierto.

La composición , es un poema sinfónico compuesto en 1898, donde se aprecia el lenguaje sonoro, poético y siempre sensible que domina la concepción armónica de la estructura musical de Richard Strauss.

La contundente orquestación de esta obra tuvo una acertada exposición en la batuta de Honeck, presentando las intensidades sonoras con pleno acierto, ante una orquesta, la Filarmónica Checa, cuajada de excelentes mimbres.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Velada de gozo sensorial

Velada de gozo sensorial