Rajoy asume el riesgo y también defiende en Aragón el trasvase del Ebro
El candidato popular afirma que conoce la sorpresa que tiene preparada Zapatero para el debate de mañana
MAGIS IGLESIAS
Domingo, 2 de marzo 2008, 11:20
ZARAGOZA. «A mis 52 tacos, ya me puedo permitir el lujo de decir lo que pienso en cualquier lugar de España», anunció Mariano Rajoy en Zaragoza, donde asumió el riesgo de defender el trasvase de agua del Ebro hacia Levante y Andalucía oriental, tal y como había hecho, apenas 48 horas antes, en Alicante y Murcia. «El proyecto de España es para todos, vivan donde vivan», explicó al PP aragonés, que planteó una seria resistencia a la incorporación de este compromiso en el programa electoral.
Para que no hubiera duda alguna sobre su decisión de plantar cara en Zaragoza, repitió las mismas palabras que utilizó en la Comunidad Valenciana sobre el traslado a otras autonomías del agua que sobra, tras garantizar el caudal ecológico, para «ayudar a los demás porque todos somos españoles».
«¿Se me ha entendido bien?», preguntó a los más de seis mil aragoneses concentrados en un mitin en el que lucía la pancarta de defensa del «Pacto del Agua». Y Rajoy se detuvo a enumerar las más importantes obras hidráulicas, previstas en el Plan Hidrológico, y prometió desbloquear los proyectos que paralizó el Gobierno socialista. En especial, se comprometió a concluir el «recrecimiento del embalse de Yesa para hacer realidad el abastecimiento de agua a Zaragoza» y, tras mencionar muchas otras infraestructuras jaleadas por el polideportivo con aplausos, añadió «el resto de obras del Pacto del Agua».
Adoptada por Rajoy la posición definitiva de defensa del trasvase, los populares de Aragón dan por amortizado el desgaste que les puede suponer en esa comunidad la polémica infraestructura y piensan que el coste ya lo pagaron hace cuatro y ocho años, con el PHN. El PP pasó de contar con el 48,27% del voto que tenía en 1996 a quedarse en el 35,55% que alcanzó en 2004 en esta autonomía.
El candidato del PP presentó esta decisión como un esfuerzo que merece la pena y lo vinculó directamente con los principios y convicciones que defiende en estas elecciones, sin ambigüedades ni medias palabras. «Si no hacemos esto estamos condenados al desastre», arguyó, al tiempo que deseó «que se acabe esta absurda polémica». Acusó además a Rodríguez Zapatero de «decir hoy una cosa y otro día, la contraria». Por su parte, prometió un Gobierno de «concordia», pero «firme y no débil», con «ideas claras» e «instalado en la realidad».
El líder del partido opositor reivindicó su gestión en la oposición a lo largo de estos cuatro años preparando así el camino al cara a cara de mañana, en el que prevé que su adversario le reproche la trayectoria del PP en esta legislatura. También incorporó a su discurso un nuevo argumento sobre la «nada» del balance gubernamental de los socialistas y su proyecto de futuro.
Del talante al grito
En prevención de un endurecimiento de la campaña, explicó que Rodríguez Zapatero «ha pasado del talante al grito» para evitar fugas de votos de quienes le apoyaron en 2004 y ahora están defraudados. En todo caso, aseguró que cuatro años más de Rodríguez Zapatero en el poder es «jugar a la ruleta rusa».
Situó a su adversario, permanentemente, mirando hacia atrás y muy preocupado por el próximo 'cara a cara' para el que -según dijo- «está escudriñando en el pasado». «Me tiene preparada una sorpresa el lunes (por mañana) y yo ya sé cuál», advirtió y tranquilizó a sus seguidores, a los que prometió que «tendrá cumplida respuesta». «Le ha pasado como con (Iñaki) Gabilondo -añadió-, que le hemos cogido». COLPISA